Geólogos de las universidades de Jaén, Complutense de Madrid y de León han publicado un artículo en la prestigiosa revista Historical Biology, sobre unos fósiles enigmáticos preservados en la Formación Cuarcitas de Criadero, cercanas a la localidad de El Centenillo, Jaén (Zona Centro Ibérica de Sierra Morena).
Estos fósiles, que tienen una apariencia que recuerda a los cnidarios, grupo que incluye actualmente a los corales, anémonas y medusas entre otros, aparecen en unas cuarcitas del Periodo Silúrico que tienen alrededor de 400 millones de años, y que originalmente fueron unos depósitos marinos poco profundos constituidos por bancos de arena.
Todos los fósiles, una veintena, aparecen agrupados en una misma superficie de estratificación, no encontrándose más fósiles en el resto de la formación hasta la fecha. Estos fósiles muestran una estructura pseudo-circular internamente radiada compuesta por alineaciones alternantes de depresiones y resaltes. El diámetro de estos organismos varía entre 5 y 10 cm. Su geometría radiada hace pensar en que pudieran ser restos de cnidarios.
No obstante, las arenas de grano grueso originales, ahora metamorfizadas y transformadas en cuarcitas, no son los materiales más apropiados para la preservación de organismos con esqueletos calcíticos, como son los corales, y menos aún para la preservación de organismos formados únicamente por partes blandas como son las anémonas y medusas. Este hecho constituye un aspecto fundamental en el misterio de estos restos fósiles y de su preservación.
Para caracterizar los restos fósiles y los propios procesos de preservación de los mismos se realizaron una serie de análisis que incluyeron el estudio con microscopio petrográfico, espectroscopía de microreflectancia, infrarojos, microscopía electrónica de barrido con EDX, y epifluorescencia.
Finalmente, se ha interpretado que la preservación probablemente ocurrió gracias a la presencia de finos tapices microbianos en el fondo marino arenoso que favorecieron la preservación de moldes de impresión de estos cnidarios que potencialmente tuvieron un cuerpo blando sin partes mineralizadas. La distribución tan localizada hace pensar en que fueran organismos bentónicos sésiles, al estilo de las anémonas. No obstante, la asignación taxonómica no es concluyente y se necesitarán más estudios que permitan determinar a qué tipo de organismos corresponden estos fósiles excepcionales.
El hallazgo fue realizado fortuitamente por Alejandro Casas Lendínez, durante una excursión con su padre, Alejandro Casas Crivillé, Biólogo de la Agencia de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, que lo notificó al Paleontólogo de la Universidad de Jaén, Matías Reolid, quien inició el proceso de análisis de los restos en colaboración con investigadores de otras universidades.
Esta publicación se enmarca dentro de las actividades del Laboratorio de Patrimonio Natural del CEACTEMA-Universidad de Jaén.