El cine, principalmente ha traído a nuestros días una imagen equivocada de la gastronomía romana, que estaba muy alejada de los grandes banquetes que se pueden ver en películas como Quo Vadis, con un excepcional Peter Ustinov como emperador Nerón. El menú diario en una casa romana, incluso de las familias más pudientes, era mucho más modesto y ajustado a lo que hoy conocemos como dieta mediterránea. Eso no quita que se dieran sus buenos homenajes y que uno de sus manjares preferidos generaría un enorme rechazo en la actualidad.
Los romanos tenían un dominio de la cocina excelente y preparaban platos más frugales y sencillos, nada que ver con la imagen creada sobre los banquetes. Solamente en las celebraciones importantes desfilaban por la mesa gran variedad de pescado, animales de caza y piezas de granja.
Cuál era el manjar romano que ahora sería rechazado por la mayoría
Entre los platos favoritos se encontraba uno que hoy generaría un rechazo generalizado. Se trata del lirón, un roedor estaba considerado una auténtica delicia, al alcance de solamente las capas más pudientes de la sociedad. Y una de las maneras más habituales de consumirlo era relleno con carne de cerdo y sazonado con pimienta y caldo, un entrante de cuya existencia hay vestigios conservados bajo las cenizas del Vesubio, que sepultó la ciudad de Pompeya.
El lirón se tomaba en todo el Imperio, también en las provincias de la Península Ibérica de la época, tal y como ha podido comprobar un equipo de investigación de la Universidad de Huelva, liderado por el profesor de la Facultad de Humanidades, Javier Bermejo Meléndez, en una excavación arqueológica en el municipio de Aroche (Huelva).
Qué restos arqueológicos evidencian el consumo de lirón en la Huelva romana
El equipo de investigación ha encontrado unos restos de cerámica que se corresponden con los recipientes especiales para el engorde de estos roedores, así como un conjunto de piezas que podrían haber sido empleadas en la captura de estos pequeños animales.
El hallazgo es singular, porque nunca antes se había encontrado nada parecido en la Península Ibérica, y revela datos novedosos sobre la actividad económica y ganadera en torno a estos pequeños mamíferos en la zona más occidental de la provincia Bética, lindando ya con la Lusitana.
Dónde han aparecido los recipientes para lirones
Los restos de los recipientes cerámicos empleados para el engorde de lirones han aparecido en lo que fue una taberna activa en el siglo II de nuestra era, un establecimiento de comidas, donde también se vendían alimentos. Concretamente, las piezas se encontraban en una estancia de un complejo mayor, que compone la casa norte del espacio arqueológico de Aroche.
Javier Bermejo Meléndez y su equipo consideran que el hallazgo representa una «novedad fascinante», para el estudio de la presencia romana en este entorno de lo que hoy es la provincia de Huelva. En un estudio publicado en la revista Oxford Jorunal of Archeology, Bermejo Meléndez y Juan M. Campos Carrasco ponen de manifiesto la importancia de este hallazgo, que aporta una información valiosa a lo que ya se conocía sobre los hábitos de consumo, la alimentación y las costumbres sociales de los habitantes de esta zona del Imperio Romano. Además, confirma el consumo en esta zona de un plato asociado «al lujo y al exotismo» de las clases más pudientes.
Qué se comprueba con esta investigación sobre el enclave romano de Aroche (Huelva)
Con esta investigación se corrobora lo que otros investigadores habían sugerido: que el consumo de lirón no se limitaba solamente a la península italiana, sino que se había extendido por otros puntos del Imperio, incluso algunos tan alejados como en la Britania, donde se han encontrado huesos de lirón, una especie que no existe allí.
El consumo de lirón era una práctica muy extendida entre las élites del Imperio, sin embargo, apenas se han encontrado restos como los que se han sacado a la luz en la provincia de Huelva. La explicación que dan los investigadores a esta falta de evidencias es que los fragmentos de las piezas cerámicas para el engorde de estos animales hayan pasado desapercibidas y se hayan confundido con utensilios empleadas en otras tareas de la cocina o de la vida doméstica.
El descubrimiento realizado en Aroche es «insólito», en opinión de los investigadores de la Facultad de Humanidades de Huelva. «Las circunstancias del hallazgo son de gran interés ya que podemos inferir que se vendían lirones en uno de los locales comerciales anexos a la casa norte». Se vendían, pero no se consumían allí, ya que en los límites de la edificación no han aparecido restos de huesos del animal. «Se deduce entonces que se trataba de una estación de cría comercial, cuyos productos estaban para la venta al público», afirman los investigadores de la Universidad de Huelva.
Cómo eran los utensilios para la cría de este manjar para los romanos
Concretamente, en el yacimiento de Aroche han aparecido los restos de unos recipientes cerámicos, que se saben que se dedicaban al engorde del lirón porque contaban con un conjunto de agujeros a modo de respiradero, así como unos peldaños de pequeño tamaño en su interior, que permitían que el animal pudiera moverse y correr. Además, en la parte alta disponían de dos recipientes: uno para comida y otra para agua, de los que se servían los lirones.
Junto a los restos cerámicos se han encontrado un conjunto de pesas de plomo, que pudieron formar parte de las redes utilizadas para capturar a estos pequeños roedores, un hallazgo que viene a reforzar la hipótesis de que en este enclave de la hoy provincia de Huelva existía una actividad comercial vinculada a la captura, cría y venta de lirones.
Con este nuevo descubrimiento, opinan los investigadores, se abren nuevas vías de trabajo, a través del análisis de los restos de fauna encontrada en el enclave romano de Arucci, que permitirán conocer más sobre los hábitos alimenticios y su preparación en la época de dominación romana, y completar la imagen que se tiene de quienes vivieron en la Península Ibérica hace más de 2.000 años y nos dejaron un legado cultural que forma parte esencial de nuestra manera de entender el mundo.