El ayuno intermitente ha estado presente en la última jornada del curso de verano de la Universidad de Almería ‘Hábitos saludables y ciclo vital’, celebrado en la sede de Roquetas de Mar. Paloma Villalobos, especialista en Neurofisiología del Hospital Universitario Torrecárdenas, ha sido la encargada de exponer a los estudiantes cómo nuestro cerebro está en continua evolución, con un desarrollo muy relevante en la infancia.
Factores externos y hábitos diarios pueden moldear la plasticidad de nuestro cerebro. Entre estos hábitos se encuentran los hábitos alimenticios, un factor que se debe cuidar, para no llevar al organismo a desajustes que puedan tener consecuencias sobre la salud.
Por qué el ayuno intermitente puede afectar al estado emocional
El ayuno intermitente es una de las modas en el campo de la alimentación que se está extendiendo. “En nuestra sociedad desarrollamos la mayor parte de la actividad intelectual por las mañanas, nuestro cerebro se nutre de la energía que necesitamos para desarrollar esa actividad intelectual y, dicho esto, las personas que practican el ayuno intermitente ven un lado positivo en otras funciones, pero algunas no están entrenadas y les afecta al estado emocional y la capacidad cognitiva”.
En esa línea, ha dejado claro que “es clave tomar conciencia de que hay muchos factores que dependen de nosotros, que podemos modificar para conseguir que la salud cerebral sea mucho mejor, que está en nuestras manos el cuidar nuestro cerebro, al igual que cuidamos el cuerpo”. Ha insistido Villalobos en que “podemos modificar nuestros estilos de vida para que tengamos buena salud cerebral, no sólo ahora, sino cuando seamos mayores y podamos envejecer con una buena calidad cerebral”.
Por qué hay que transmitir una buena educación alimenticia
“Es importantísimo educar a los niños, y ellos luego, cuando sean adultos, también lo irán transmitiendo; tienen que tener conciencia de que hay factores que luego van a influir en nuestra vida posterior, y se debe hacer hincapié en que deben cuidar una serie de factores”. Por ejemplo, “la alimentación es básica, hay que alimentarse bien, así que a los niños no podemos premiarlos con una comida basura; eso no es un premio, eso es un castigo en realidad, y también tenemos que concienciarlos de que hay que dormir y tener un sueño de calidad, que no podemos quitarle horas al sueño, esto también a los adolescentes, que tanto lo hacen”.
En sus consejos ha incluido “inculcarles la importancia de hacer ejercicio físico, que es fundamental en muchos ámbitos y también para nuestra salud cerebral”. Entre lo menos habitual está “la música, que es verdad que no la practica todo el mundo, pero si se fuese incluyendo en nuestra vida veríamos los efectos positivos que tiene”. Todos estos aprendizajes deben ser “integrados de forma natural en el día a día del niño, y así alcanzar los hábitos saludables que necesitamos en la sociedad”, ha dicho textualmente. Uno de los beneficios de lograrlo se encuentra en los estudios: “Vemos a diario en las consultas a niños que tienen un bajo rendimiento escolar simplemente porque no duermen bien, están hiperactivos, tienen un mal comportamiento, nada más que cambiando esa parte, si luego le añadimos que no hacen ejercicio físico o que no se alimentan bien, pues es todavía peor”.
Ya en una edad más adulta, sobre todo en la tercera edad, “hay ciertos cambios que no podemos evitar, que van asociados a la fisiología del envejecimiento, pero podemos amortiguar los daños con ese cambio de nuestro estilo de vida, aunque desde que somos chicos”. Ha completado esa expresión con que “si empezamos tarde, quizás ya no hemos de tiempo”. Y sí, “es verdad que se reduce el volumen del cerebro, pero lo importante en él son esas conexiones entre las neuronas; aunque tengamos menos volumen, si esas neuronas están bien conectadas, el cerebro funcionará bien y no tendremos mermada nuestra calidad de vida cerebral”.
Día de clausura de este curso con el balance positivo por parte de sus directos, Antonio Granero y José Manuel Cimadevilla, valorando este último que “el curso ha sido un total éxito de participación, cubriéndose las 40 plazas disponibles, debiendo tenerse en cuenta además que se amplió hasta en dos ocasiones la oferta inicial”. En lo que respecta a las ponencias, “todas ellas han resultado de gran calidad científica y con un cariz divulgativo muy apreciado por los asistentes”. Yendo más allá, “se ha puesto de manifiesto que la salud está en nuestras manos, alejándonos de sentimientos de indefensión; la persona es protagonista de su salud, no podemos mirar a otro lado e ignorar los datos científicos”.
Día hoy también en el que ha comenzado, en el Castillo de Santa Ana, el curso ‘Economía azul: Mares y Océanos como motores del bienestar humano’. En su caso está dirigido por Antonio J. Castro, profesor del Departamento de Biología y Geología en la Universidad de Almería y director del Laboratorio de Sostenibilidad, Resiliencia y Gobernanza de Sistemas Socio-Ecológicos (SociECOS) de la UAL, junto a Mabel Sáez, profesora del Área de Conocimiento de Producción Animal, perteneciente al mismo Departamento. En el mismo se está tratando que “los mares y océanos son una de las principales reservas de biodiversidad del planeta, y son responsables del suministro de la mitad del oxígeno que respiramos y del secuestro del 26% de las emisiones de dióxido de carbono que emitimos”. La biodiversidad marina es, además, “clave para el desarrollo económico y social de las sociedades, ya que mantiene el adecuado funcionamiento del planeta y proporciona multitud de beneficios que sostienen el sistema de bienestar y prosperidad de la humanidad”.
Ejemplos son “la pesca y acuicultura, que sostienen los medios de subsistencia de miles de millones de personas”. Concretamente se ha profundizado sobre esta cuestión en la primera ponencia de la tarde, ‘La alimentación en acuicultura. Desarrollando las bases para una actividad sostenible’. Ha sido pronunciada por Julio Docando, business & innovation development director en la empresa Pacific Trading Aquaculture Ltd, y Tomás Francisco Martínez, profesor en el Departamento de Biología y Geología de la UAL. En el curso se tiene como fondo que “la sobrepesca, los residuos plásticos, la acidificación de las aguas y el cambio climático amenazan el funcionamiento de mares y océanos y, por lo tanto, comprometen las estrategias de economía azul”. En el mismo se persigue “dar a conocer de primera mano, con responsables políticos y expertos nacionales e internacionales, los pilares de la estrategia europea de Crecimiento azul y los proyectos e investigaciones que se están realizando en dicho marco, así como visibilizar los principales retos y oportunidades para la implementación de la Economía Azul desde el ámbito público y privado”. Llegará hasta el viernes.