Las mujeres bellas son más ‘culpables’

¿Alguien pensaba que de lo guapo se vive? Pues está totalmente equivocado, sobre todo si se trata de una mujer ante los tribunales. Y es que una investigación de la Universidad de Granada pone de manifiesto que la belleza influye negativamente en el veredicto de los jueces.

Tras un estudio basado en encuentas a miembros de la policía, el estudio determina que en delitos de violencia de género en los que la mujer mata a su maltratador, a ésta se le atribuye mayor responsabilidad en el crimen si es atractiva.

Esta investigación está dirigida por el profesor Antonio Herrera, experto en el ámtito de la Psicología Social, y pone de manifiesto que las consecuencias de la belleza se extienden también a los campos laboral y académico, en los que en un principio suele ser positiva, a diferencia de lo que ocurre en los juicios.

“Uno de las conclusiones más interesantes de la investigación fue que, al presentar como atractiva a la acusada de matar a su maltratador, los participantes le atribuyeron mayor responsabilidad en los hechos y, al contrario, si se la definía como ‘no atractiva’, este índice disminuyó”, declara Antonio Herrera.

Para realizar el estudio, se redactaron dos tipos de historias ’ficticias’ sobre un proceso judicial en el que la protagonista era una mujer acusada de matar a su marido y que había declarado en su defensa haber sufrido una larga historia de maltrato y que, por tanto, cuando lo mató actuó en defensa propia. En una de las historias la descripción de la mujer encajaba con el estereotipo de maltratada y en la otra no.

“De esta manera, teníamos a la mitad de los policías que leían un relato en el que la acusada era una mujer joven, maltrecha, deteriorada físicamente y de aspecto frágil, con hijos y económicamente dependiente de su pareja. Y la otra mitad leyó la historia de una mujer sin hijos, asesora financiera, casada durante 10 años y que durante el proceso judicial se presenta bien vestida, decidida y calmada en su interacción con el juez y los abogados”, explican los autores.

Los autores señalan que una de las variables que ha ejercido mayor efecto en la valoración de la criminalidad es si la mujer encaja o no con el estereotipo de mujer maltratada, lo que se denomina prototipicidad.

“Los resultados mostraron que cuando se presentaba a los participantes a una mujer maltratada no prototípica, es decir, que no encaja con la idea que la sociedad tiene de este tipo de mujeres, se le atribuía un mayor control de la situación, lo cual, en términos legales, se puede traducir en una mayor culpabilidad”, aseguran.

La otra variable que relacionaron con la valoración que el ‘jurado’ hacía del caso es el sexismo de los participantes. En este sentido, los que tenían mayores puntuaciones en sexismo hostil –denominado también sexismo tradicional o machismo– eran los que mayor control de la situación otorgaban a la acusada.

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