Una revisión llevada a cabo por investigadores del Departamento de Fisiología Humana, Histología Humana, Anatomía Patológica y Educación Física y Deportiva de la Universidad de Málaga (UMA) ha estudiado el impacto de las dietas cetogénicas, bajas en carbohidratos, en más de un centenar de personas deportistas entrenadas en fuerza. Aunque el análisis no cierra las puertas a la posible creación de masa muscular, siempre que no haya una restricción energética, los expertos manifiestan que esta alimentación no es la opción más óptima, especialmente si se mantiene de forma continua durante más de ocho semanas.
“Esta estrategia nutricional se basa en la restricción de hidratos de carbono de manera drástica, hasta un 10 por ciento del total calórico diario o menos de 50 gramos al día”, explica el profesor de la UMA Javier Benítez Porres, uno de los integrantes de la investigación, quien añade, asimismo, que se acompaña de un sustancial aumento de grasa y, en ocasiones, de proteína.
Qué problemas causa este tipo de dieta
Los investigadores concluyen que una dieta cetogénica no es la opción más óptima para favorecer el aumento del tamaño muscular, especialmente, si se mantiene de forma continua durante ocho semanas o más, debido a “la saciedad que genera y la consiguiente falta de adherencia, así como por la dificultad de alcanzar un total de calorías que promuevan el anabolismo o crecimiento muscular”, matiza el investigador Salvador Vargas Molina, otro de los responsables del estudio.
De igual modo, los resultados de la investigación evidencian posibles efectos secundarios a la hora de aplicar este tipo de alimentación, ya que se han observado casos de erupciones en la piel o de “gripe cetogénica”, en la que se presentan vómitos, temblores, falta de energía o desmayos, aunque en general, en sujetos sin patologías y entrenados, estos síntomas asociados con el cambio de energía de carbohidratos a grasas desaparecen en unos pocos días.
Según los expertos, hasta el momento, estas dietas han supuesto una alternativa ante tres objetivos: el incremento del rendimiento deportivo, la mejora de diferentes patologías (epilepsia, diabetes o algunos tipos de cáncer, por ejemplo) o el progreso en la composición corporal. En esta dirección, la investigación de la composición corporal se ha centrado, durante décadas, en pacientes obesos o en personas no entrenadas, de modo que el inicio de los estudios especializados en personas entrenadas en fuerza ha sido muy reciente. Entre ellos se encuentra el grupo de investigación de la UMA que ha emprendido este análisis, el cual ya había llevado a cabo otros estudios previos.
Composición corporal y aumento de la masa muscular
En concreto, este último trabajo ha analizado un componente de la composición corporal, el aumento de la masa muscular: el trabajo ha recopilado un total de 54 investigaciones, con una muestra de 111 personas (87 hombres y 24 mujeres), entrenadas en fuerza y sin déficit energético.
En este contexto, se señala que los hidratos de carbono se han utilizado, tradicionalmente, como principal fuente de energía en el entrenamiento de fuerza, justo al contrario que la pauta nutricional que propone la cetosis. “No encontramos diferencias significativas entre grupos que consumían dietas con restricción de carbohidratos severa y dietas tradicionales, con todos los macronutrientes”, señala Benítez-Porres.
De este modo, si bien se encontraron resultados positivos en hombres entrenados bajo un régimen alimenticio de cetosis y entrenando fuerza, “donde redujeron tejido adiposo y grasa visceral, pero no hubo aumento de masa libre de grasa, que haría referencia a la ganancia de masa muscular, pero tampoco hubo disminución. Lo mismo ocurrió en nuestro segundo estudio en mujeres entrenadas, en las que no hubo modificación en la masa muscular”, recalca el investigador.