Así pues, debido al valor de este proceso histórico, el hombre y su cultura, el ser humano, debe de protegerla y respetarla, ya que garantiza nuestro bienestar y equilibrio en la biosfera, aportándonos elementos básicos para nuestra supervivencia. La biodiversidad además, representa capital natural en forma de alimentos, medicinas, industria textil y maderera, aceites, perfumes, fuentes de energía, turismo y recreación, etc. Además, la biodiversidad ayuda a la ciencia a entender cómo funciona el proceso vital y el papel que tiene cada especie en el ecosistema.
En el último siglo la pérdida de biodiversidad ha sido la más elevada de nuestra historia, siendo la erosión lo que más acelera su pérdida. La actividad humana, dirigida al desarrollo, es lo que más consecuencias negativas tiene para la conservación de la biodiversidad. El ser humano ha creado una serie de lazos con el entorno natural, que se reflejan en las leyendas, creencias, lenguaje, conocimientos, arte, actitudes psicológicas, manejos del entorno, …que nos hacen ver el aprovechamiento, disfrute y compresión del medio.
Por su situación el territorio almeriense, zona de tránsito entre continentes, es uno de los lugares de Europa con mayor biodiversidad, esta riqueza natural se ve reflejada en sus espacios naturales. Es una tierra llena de contrastes, pudiendo pasear en un intervalo corto de tiempo y espacio, entre el Desierto de Tabernas y sus “badlands” o las cumbres alpinas de Sierra Nevada, su bosque mediterráneo o las interesantes praderas de posidonia en sus fondos marinos. Las condiciones especiales geográficas y ambientales hacen que confluyan multitud de factores ambientales. La adaptación de las especies a estos factores, alguno de ellos extremos, hace que nuestra provincia sea muy rica en endemismos (especies únicas en el mundo), además de especies amenazadas y en peligro de extinción. La fauna y flora almeriense es una de las más abundantes y variadas de la Península Ibérica. Entre la flora destaca el Euzomodendrom bourgaeanum, localizada en el Desierto de Tabernas, y en fauna, la mariposa diurna Apolo, con sus variedades correspondientes en las sierras de Filabres, Nevada, Gádor y María. Como curiosidad, en la ciudad, tenemos unos de los nichos ecológicos de un “caracol dinosaurio”: el caracol chapa (Iberus gualterianos), y que está en peligro de extinción, en la zona de la Molineta, del que esperamos todos el futuro parque periurbano de la ciudad.
Es una responsabilidad de todos conservar nuestro legado natural, porque al atesorar nuestro presente conservaremos nuestro futuro.