Hasta el 28 de marzo estará abierta una muestra en la que la fotoperiodista traspasa el glamour y el lujo para mostrar el ‘postureo analógico’ de los años 90 del siglo pasado.
La Universidad de Almería vuelve a abrir su Sala de Exposiciones tras la pandemia, y lo hace de la mano de Marina del Mar y su serie ‘Cocktail’.
Se trata de un trabajo que ya en el mismo momento de su creación alcanzó un gran éxito. Así lo demuestra el hecho de que fuese proyectado en PHotoEspaña 1999, un año después del nacimiento de este festival internacional de Madrid.
Más de dos décadas después llega por primera vez a Almería con la presencia de su autora, fotoperiodista, que enfocó a la jet-set española de aquel momento para traspasar lo meramente visual.
María del Mar Ruiz, la vicerrectora de Comunicación y Extensión Universitaria, ha destacado “la habilidad que ha tenido para captar esa superficialidad de este tipo de fiestas”. Sobre ello ha abundado: “Vamos a poder percibir la esencia de ese fotoperiodismo que caracteriza la obra de Marina del Mar a través de 13 fotografías que van a chocar un poco a nuestros estudiantes, porque son imágenes del siglo pasado, de una realidad que está muy alejada de los jóvenes”. La vicerrectora se ha referido al ‘postureo analógico’ antes de la era de las redes sociales.
Ruiz ha puesto en valor algo importante para Cultura UAL, como que “esta exposición es la vuelta a la presencialidad después de casi dos años sin poder hacer uso de la sala”. Ha matizado al respecto que “nos encontramos con la necesidad de seguir haciendo muestras y se adaptó este espacio a un formato virtual, pero por fin volvemos, con Marina del Mar, una fotógrafa que colabora en el Aula de Fotografía desde hace ya varios cursos”. Ha recordado que “está abierta a todos los interesados”, sean o no parte de la comunidad universitaria, entre este martes primero de marzo y el próximo día 28 de este mismo mes. Igualmente, Blas Fuentes, comisario de la exposición y director del Aula de Fotografía de Cultura UAL, ha invitado a visitar una muestra única que tenía un gran interés en acoger en el campus: “Encantadísimo de tenerla aquí, gracias a la sensibilidad de la vicerrectora y de la directora del Secretariado de Gestión y Promoción de la Extensión Universitaria, Elisa Álvarez, y de la capacidad de esta universidad”.
Fuentes ha subrayado que “la sensibilidad de Marina como fotoperiodista va más allá de plasmar una imagen, no hace falta que haya redacción porque con la foto se sabe todo”. En su presentación de la exposición ha escrito que “a finales del siglo XX, lejos aun de las imposiciones de las redes sociales, nos anticipa con mirada crítica el sesgo artificial de quienes ofrecen solo apariencia a través de gestos ampulosos y felicidad histriónica”, textualmente. Concluye la reflexión con el siguiente tenor literal: “Y, entre esas expresiones de superficialidad vestida de gala, en ese mundo enjoyado de luces artificiales, Marina descorre el velo del lujo a través de la imagen”. La autora ha confirmado el fondo de las obras expuestas: “Es como un retrato de la jet-set, que vive en un mundo paralelo donde aparentemente es feliz y que no tiene en cuenta que hay otros mundos”.
El origen “es un encargo que me hace del diario El Mundo para su dominical, en Marbella”, ha relatado: “Fui a retratarla entera y en todos sus ámbitos, pero cuando llegué a Puerto Banús y me encontré lo que allí se cocía, aquel ambiente de lujo, de dinero, de frivolidad…, me surgió el tema, y durante diez días fue a todas las fiestas que pude; de vuelta en Madrid, publicado el trabajo en la prensa, empecé a recorrer también las fiestas madrileñas, como la inauguración del Museo Thyssen-Bornemisza, la inauguración de la terraza de verano del Hotel Ritz, o de una tienda de Massimo Dutti, todo el mundo con moreno de rayos UVA, con esos besos al aire…, digamos que no hay una naturalidad”. Además, como mayor impacto en ella misma, su primer trabajo lo había dedicado a La Chanca, siendo el segundo este de la jet-set, “la comparación de los dos mundos”. Se ha confesado “agradecida de que esté aquí y la vean los jóvenes” una serie que le ha provocado “muchas satisfacciones”, por lo que está “feliz, feliz”.
Por último, ha reconocido que, conforme iba revelando, descubría más detalles y el valor especial de las fotografías, “no podías hacer una foto y mirar lo que habías hecho, era analógico”, contando su modo de trabajo: “Siempre parece que no estoy ahí, pero estoy encima de las personas, trabajando con una distancia focal corta, entonces lo que iba buscando eran los gestos, esos saludos y esa forma de estar; ellos no se dan cuenta porque estaba lleno de prensa del corazón y eso me permitió a mí ser más furtiva para acercarme a la gente; ahora lo ves en la cámara, borras…lo analógico te ayuda a ser más estricta y a mirar antes de disparar”.