Dolor crónico de algunas enfermedades, náuseas y vómito, algunos tipos de epilepsias, párkinson y enfermedades mentales como esquizofrenia, trastorno de estrés postraumático, adicciones y trastornos de ansiedad, entre otros, son los escenarios en los que se ha demostrado científicamente que el uso terapéutico del cannabis tiene buenos resultados.
Cannabis es el nombre científico de la marihuana, y cuando se refiere al uso medicinal corresponde a la utilización de toda la planta sin procesar o de sus extractos básicos para tratar ciertos síntomas de enfermedad y otros trastornos.
El doctor William Quevedo Buitrago, médico cirujano, magíster en Toxicología, especialista en adicciones y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), aclara que aunque en la evidencia médica y la literatura se ha encontrado sobre la efectividad en algunas de estas patologías, también aclara que el cannabis no se usa para todo, como suele creerse.
“Se han realizado estudios en células y estudios animales y en pacientes humanos que han evidenciado su efectividad, sobre todo en dolores crónicos, donde los cannabinoides comienzan a hacer efecto 8 horas después, por lo que no funcionan con dolores agudos, como los que aparecen tras una cirugía o un golpe”.
Según el especialista, en algunos dolores complejos como los neuropáticos (daños en los nervios), reumáticos y osteomusculares, la artritis reumatoidea, el cáncer y la esclerosis múltiple, el uso terapéutico con cannabinoides resulta efectivo.
También han mostrado eficacia para el manejo de las náuseas y el vómito en tratamientos con quimioterapia, donde resultan ser cuatro veces más efectivos que el placebo.
Otros de sus usos son el manejo terapéutico del dolor en pacientes con esclerosis múltiple y en dos tipos de epilepsia (los síndromes de Lennox-Gastaut y de Dravet) en donde los niños entre los 2 y 3 años comienzan a convulsionar de forma masiva a lo largo del día, lo que les provoca un daño cerebral severo.
“Allí se ha encontrado que el CBD (uno de los cannabinoides que produce la planta de marihuana), como coadyuvante con otros antiepilépticos, controla mucho las convulsiones y tiene mejor funcionamiento. Sin embargo, para otro tipo de epilepsias no existe evidencia suficiente que confirme esa utilidad”.
El doctor Quevedo señala que en Estados Unidos se ha aprobado para el tratamiento de enfermedades mentales, estrés postraumático, agitación por alzheimer y síndrome de Tourette (movimientos repetitivos o sonidos no deseados –tics– que no se pueden controlar).
El especialista también aclara que aunque se han dado avances para pacientes con cáncer, estás pruebas han sido in vitro, es decir en especies celulares que al agregarles cannabinoides se destruyen. Sin embargo, aún falta tiempo para que estas pruebas se puedan aplicar en pacientes.
Administración oral
Según el experto, aunque se habla de varias formas de administración, la vía oral, que se da por la absorción de los cannabinoides por la mucosa, sería la única vía de administración aceptada en el país.
Se usa en preparaciones oleosas, ya que todos los cannabinoides son grasos y se administra directamente en la boca, donde el inicio del efecto puede demorar entre 6 y 8 horas. Una de las ventajas de esta vía de administración es que para los especialistas resulta más fácil controlar la dosis de los pacientes.
Según el doctor Quevedo, la vía tópica es otra de las más usadas para enfermedades específicas a nivel local, pues el producto se aplica directamente en el sitio y se espera que haga efecto solo en el punto donde se aplica.
Aunque también existe la vía inhalatoria, en la que la acción de los cannabinoides es mucho más rápida, el tiempo de acción termina siendo más corto, pero hasta el momento en Colombia no se contempla la aprobación de esta vía de administración.
Usos poco confiables
Una publicación del Invima de 2017 mostró que ese año se habían decomisado 3.600 productos ilegales a base de cannabis; también evidenció problemas en la venta de algunos de ellos que “prometen beneficios” para algunas patologías y terminan siendo fraudulentos, o que no tienen registros de calidad ni sanitarios válidos.
Según el experto, el problema más grande es en los productos en forma de pomadas que se venden a base de coca o marihuana, ya que si no tienen controles de calidad ni registro, estos componentes pueden venir contaminados. “Algunos contienen vaselina farmacéutica o industrial, que traen muchas impurezas y pueden entrar en la piel de la persona”, advierte.
Agrega que “estos productos pueden presentar varios escenarios: uno, cuando se fabrican con mala calidad pero no tienen productos dañinos para la salud, lo que los hace menos peligroso; otro sería que aunque tenga un efecto terapéutico este no sería constante en el tiempo, ya que el producto tiende a cambiar, y el escenario más peligroso es cuando tienen componentes con alto riesgo para la salud humana.
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