Un grupo de investigadores de la Universidad de Alicante y la Universidad de Murcia encuentran evidencias de la implicación de ciertas bacterias en el autismo. La bacteria Bifidobacterium presenta niveles significativamente bajos en el autismo respecto a los niños sanos, dato a considerar a la hora de diseñar probióticos
Un estudio de más de tres años de duración analiza la microbiota intestinal de los niños con autismo a nivel mundial. Tras varios años recabando datos de todos los estudios publicados hasta la fecha, los investigadores participantes han publicado el estudio de meta-análisis sobre la repercusión de la gut-microbiota en el autismo. Las conclusiones sugieren que la bacteria Bifidobacterium presenta niveles significativamente bajos en el autismo respecto a los niños sanos.
Estos datos tienen implicaciones importantes para el desarrollo de probióticos en el autismo. El artículo científico A Meta-analysis of Gut Microbiota in Children with Autism. Journal of Autism and Developmental Disorders se publicaba ayer, miércoles 5 de mayo de 2021, en la revista Journal of Autism and Developmental Disorders
El resultado es fruto de la colaboración interdisciplinar entre los científicos de la Universidad de Alicante, María Rubio-Aparicio, Alejandro Veas y Agustín Ernesto Martínez-González, éste último investigador principal del proyecto y director del Grupo de Investigación Integral en el Neurodesarrollo Típico y Atípico (GINTA), del Departamento de Psicología Evolutiva y Didáctica de la UA; y los investigadores de la Universidad de Murcia, Pedro Andreo-Martínez, Julio Sánchez-Meca.
Autismo y microbiota intestinal.
El Trastorno del Espectro Autista o TEA es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por dos síntomas principales: las deficiencias en la interacción social y los patrones repetitivos de comportamiento. Estudios recientes han señalado que los síntomas gastro-intestinales están presentes en el autismo (Martínez-González y Andreo-Martínez, 2019). Así, los síntomas gastrointestinales son comórbidos con el TEA. Por lo tanto, la sospecha de que existen alteraciones en la composición microbiana o disbiosis de la microbiota intestinal en el autismo es cada día más fundada. De hecho, algunos estudios sugieren que dicha alteración podría ser un factor que contribuya a la aparición de síntomas del TEA.
Tal y como explica el investigador de la UA Martínez-González, “en este estudio se evidencia que hay una bacteria, el Bifidobaterium, que está asociada a la disminución de los niveles de ansiedad (dopamina y adrenalina), siendo una de las primeras bacterias en colonizar el intestino de los recién nacidos. Muchos géneros de Bifidobacterium se han asociado con una variedad de beneficios para la salud. Así, una desorganización en la flora intestinal (disbiosis) de la Bifidobacterium podría influir en el neurodesarrollo infantil”.
En el desarrollo de probióticos para el autismo deberían considerarse estos resultados, dado que en la actualidad se diseñan probióticos muy poco específicos que se aplican de igual forma a una persona con depresión, ansiedad o TEA, afirman los expertos. Este es un campo de estudio muy reciente y en la actualidad apenas existen estudios donde equipos interdisciplinares puedan explicar de forma clara la posible relación entre los síntomas del autismo, sus síntomas emocionales, neurofisiológicos y por su puesto su composición microbiana.
Dos aspectos que nos indican que ocurre algo en el niño con TEA son la observación de la severidad de su conducta repetitiva, la cual podemos medir incluso de forma gratuita gracias a la app Coreat, disponible en sus versiones para MAC y para Google Play, y la observación de sus síntomas gastro-intestinales. En este último sentido, GINTA ha iniciado un estudio para desarrollar una app con la que las familias y profesionales puedan tener una herramienta sencilla de diagnóstico. La encuesta online se puede cumplimentar en el siguiente enlace.