Artículo de Pascual Vera Nicolás
Autor del libro y responsable de comunicación de la Universidad de Murcia.
De buen ayre e de fermosas salidas. Crónica de 777 años de la Universidad de Murcia (1243-2020) narra, a partir de 120 historias y más de 300 personajes, los principales acontecimientos por los que ha discurrido el acontecer de la Universidad de Murcia en sus cinco fundaciones, incluida su época como madraza musulmana, con el que podríamos considerar primer rector de la UMU: Al Ricotí, natural de la localidad de Ricote.
Escribir un libro sobre la Universidad de Murcia, la undécima universidad más antigua del país en funcionamiento desde su última fundación, allá por 1915, no es tarea fácil. Máxime si esta universidad ha tenido otras cuatro fundaciones, que se extienden a lo largo –feliz efeméride- de 777 años, desde sus orígenes, en 1243, en forma de Madraza árabe. Y sobre todo, si la intencionalidad ha sido, desde su misma concepción, elaborar una obra que conjugue el rigor y la divulgación, el texto y las imágenes, a través de textos, referencias, fotografías e ilustraciones que abarcan todo este acontecer, obviamente rico en todo tipo de episodios.
La publicación, que nunca, hasta los últimos tiempos, había tenido carácter de tal, comenzó como un divertimento en las redes sociales –fundamentalmente Facebook- hasta que, auspiciado por el vicerrector de Calidad, Cultura y Comunicación de la UMU, Francisco Javier Martínez Méndez, y habiendo crecido de forma insospechada, comenzó a tener aspiraciones de libro.
El resultado ha sido una voluminosa publicación de gran tamaño y de casi 300 páginas que reúne un total de 120 historias de lo más variopinto, que conforman una manera distinta y amable de acceder a la historia de la Universidad de Murcia.
Emulando a Magritte podría decir aquello de que esto no es un libro. Al menos no iba a ser un libro, sino un entretenimiento, pero que, como una bola de nieve, fue creciendo hasta adquirir tintes y un tamaño insospechado.
El resultado han sido estas historias protagonizadas por 330 personajes que se cruzan, entrecruzan e interactúan entre sí, con 250 fotografías, muchas de ellas inéditas y, desde luego, nunca reunidas en una sola publicación, que componen en su conjunto una forma de conocer, de un modo peculiar la fecunda y ya larga historia de la Universidad de Murcia, arrojando una luz distinta, pero siempre amable y cercana, de la pequeña historia de nuestro centro, alma máter para cientos de miles de universitarios, fundamentalmente de región, pero también del resto de España y de todo el mundo.
La publicación ha sido coordinada y documentada por mi compañera del Servicio de Comunicación de la UMU, Ana María Martín Luque, la persona que mejor conoce y maneja los archivos fotográficos de la Universidad de Murcia, que superan las 200.000 fotografías, que ha aportado con su memoria y saber hacer el mejor hilo de Ariadna de este ingente fondo del que se nutre en buena medida.
Cómo se gestó este libro sobre la historia de la Universidad de Murcia
El libro comenzó en Facebook como una manera de difundir noticias e imágenes de nuestra historia como universidad, convirtiéndose algún episodio, como el de las estudiantes de la República, en auténticos trending topic, que superaron los 15.000 me gusta y miles de veces compartida. El volumen recoge episodios acaecidos durante el mandato de los 17 rectores que han ocupado hasta ahora el Rectorado de la UMU.
El título hace referencia a una frase incluida en el libro “Las siete partidas”, donde Alfonso X el Sabio legislaba sobre cómo debían ser los centros dedicados al estudio general, es decir, las primitivas universidades. Según esto, debían estar situados en un territorio “de buen ayre e de fermosas salidas”, donde los estudiantes pudieran ‘folgar’ por la tarde tras el estudio, y comer y beber a buen precio.
Este es un libro complejo en su elaboración por la gran diversidad de los materiales que contiene, y por la procedencia diversa de las historias y fotografías.
A veces surgía primero la historia y era preciso buscar alguna foto válida, y otras, por el contrario, aparecía primero una foto que reclamaba un capítulo. Había veces que la propia fotografía contenía ya en sí misma un apasionante testimonio y, otras que, bajo una apariencia anodina, se encontraba un relato que llegaba a atraparme y que iba descubriendo paulatinamente.
Aparte del brillante prólogo del profesor Francisco Javier Díez de Revenga que antecede el texto, al final de la publicación se incluye lo que he denominado “Epílogo pospandémico: de la gripe del 18 a la Covid 19”, escrito hacia el final de la primera ola de la pandemia, en la que ofrece un paralelismo entre las dos pandemias, alejadas por un siglo, y su incidencia en la Región de Murcia y en la Universidad.
Personajes, fotos e historia.
¿Y quiénes son esos personajes, fuera de los estrictamente universitarios que aparecen en esta publicación?
Pues, entre otros muchos, por supuesto, Alfonso X el Sabio, pero también la doble premio Nobel Marie Curie, Niceto Alcalá Zamora, Presidente de la II República, Miguel de Unamuno, Carmen Conde, María Cegarra, Gerónimo Torres Casanova, rector de la Universidad Libre de Murcia, María Moliner, autora del célebre diccionario, Emilio Díez de Revenga, primer vicerrector de la Universidad de Murcia, Gabriela Fernández Váquer, primera alumna de la UMU, varios ministros, como Ruiz Funes, Federica Montseny y Joaquín Ruiz Giménez; Enrique Tierno Galván, Narciso Yepes, Saramago, Cela, Mario Bunge o el grupo musical Vino Tinto autores de la canción “Habla, pueblo, habla”, y así hasta más de tres centenares.
Curiosamente, no hay foto de los dos visitantes más ilustres que se entrevistaron en su momento con un rector de la UMU: Marie Curie y el presidente del Gobierno Español Niceto Alcalá Zamora. Aunque desde muy pronto nuestros rectores supieron ver la importancia de la fotografía, realizando fotos de muchos de los actos y de las visitas institucionales, no existe ni una sola foto de estos dos encuentros, que me consta que llegaron a producirse.
Pero también son protagonistas, de algún modo, aquellos paseos que daban hasta su lugar de trabajo los primeros rectores: Andrés Baquero recorriendo la Trapería, o el joven Loustau que caminaba diariamente desde el histórico hotel Victoria de Murcia, cruzando el puente viejo hasta las graduadas del Carmen; el exiguo claustro de profesores de una universidad recién nacida, la primera alumna o la primera profesora de la Universidad de Murcia, el primer colegio mayor, situado en el anteriormente hotel Regina del Barrio del Carmen.
También el que fuera considerado el mejor laboratorio de ciencias de España, los intentos de supresión de la Universidad de Murcia, allá por los años 20 y 30, la humilde sala de profesores de la primigenia universidad; el cine Rex, tan unido siempre a la Universidad de Murcia; el presidente de la República, que tuvo una actuación decisiva por la continuación de la Universidad en un período en el que estuvo seriamente amenazada; las cuatro ubicaciones del rectorado de la UMU: desde el hoy instituto Cascales, pasando por las graduadas del Carmen, La Merced y la Convalecencia; la piscina de la Merced, que tenía, según las crónicas “un agua tan azul como el cielo”; la gran incorporación de la mujer a los estudios universitarios durante la República.
El hospital de guerra en que se transformó la universidad durante la Guerra Civil, cuando la universidad se convirtió en cura para soldados y bachiller para obreros, los nuevos edificios que fueron configurando la Universidad en la Merced, la primera felicitación navideña, el hecho de que la nuestra fuera la primera universidad de España fuera de Madrid en otorgar el doctorado de Derecho; los distintos escudos, cuya efigie ha presidido el rey Sabio durante 80 años, la inauguración de la facultad de Filosofía y Letras, en la que se instalaría el primigenio hemiciclo, los primeros cursos para extranjeros que se organizaban en la Universidad de Murcia.
Las visitas de los ministros de educación de cada período desde los años 30, pero también en los 40, 50 y 60, el modernísimo laboratorio de idiomas que se instalaría en la facultad de Filosofía y Letras, aquella universidad instalada casi en plena huerta murciana, justo delante del huerto del Conde, donde nacería nuestro doctor honoris causa Ramón Gaya, el nacimiento del grupo musical Vino Tinto en la mismísima escalinata de esta facultad, cuya canción “Habla pueblo”, habla fue un emblema para la recién nacida democracia, la vida de profesores y alumnos…
En el libro conviven, en fin, pequeños detalles y grandes historias, algunas muy conocidas y otras casi ignoradas, pero que, todas juntas, componen un puzle que constituye la auténtica esencia Universidad de Murcia, un lugar en el que han convivido y se han formado durante 107 años cientos de miles de murcianos y murcianas, y también de otras muchas procedencias, que han sido siempre nuestro principal activo y el kilómetro cero de nuestra formación y, en no pocas ocasiones, la referencia más importante de nuestras vidas.