La cuarta revolución industrial debe llegar a todos los ciudadanos, según el catedrático de la UA Javier García

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La cuarta revolución industrial está transformando aspectos muy importantes de nuestras vidas, y muchos de estos cambios pueden ser percibidos como un riesgo. En este sentido, se pronunció el catedrático de la Universidad de Alicante, Javier García Martínez, Premio Rey Jaime I de Nuevas Tecnologías y miembro del Foro Económico Mundial en su conferencia “Ética e Innovación: Por una revolución industrial por y para todos”, en el marco del XXIX Seminario Permanente de Ética Económica y Empresarial realizado por la Fundación Étnor – Fundación para la Ética de los Negocios y las Organizaciones- que tuvo lugar ayer lunes 9 de marzo a las 19 horas en la sede de la Fundación Bancaja de Valencia.

García Martínez destacó “que de la cuarta revolución industrial están cambiando aspectos tan importantes y tan sensibles como la forma en la que nos informamos, relacionamos y comunicamos y por tanto tienen un impacto muy importante en la forma que compramos, pensamos y votamos. También las nuevas tecnologías están redefiniendo el empleo y la creación de riqueza. Por eso es entendible que muchos ciudadanos puedan percibir todo esto como un peligro para su futuro”. El profesor de la UA insistió en que las nuevas tecnologías aportan a la sociedad herramientas poderosas ante las que hay que actuar con responsabilidad. “La revolución industrial debe ser por y para todos los ciudadanos y no nos puede tratar como extranjeros digitales”, explicó.

“Hemos sido ingenuos, sostuvo el catedrático de la Universidad de Alicante, al pensar que gracias a las nuevas tecnologías íbamos a estar más conectados y mejor informados. La realidad es que internet ha favorecido la proliferación de todo tipo de noticias falsas y de ideas fanáticas y absurdas”. Y, en este sentido, apuntó que “el único antídoto contra la posverdad es una actitud crítica y responsable ante la información”.

Jaque a la democracia

Uno de los puntos en los que insistió el ponente trató de la pérdida de capacidad de decisión ante los avances tecnológicos. “La introducción de las nuevas tecnologías en todos los aspectos de nuestras vidas nos viene impuesto sin que realmente podamos hacer algo para mucho para evitar las consecuencias que tiene sobre nuestra privacidad y sobre el uso de nuestros datos”. “Apenas podemos operar en este nuevo tiempo sin ceder parcelas importantes de nuestra libertad e incluso de nuestra intimidad. Cada vez que los ciudadanos no pueden decidir sobre aspectos que les afectan tan directamente la calidad de nuestra democracia se ve reducida”, indicó.

Sin embargo, ésta no es la única amenaza que apuntó García Martínez en una revolución industrial en la que los ciudadanos tienen muy poco que decir. “El peligro más profundo es que la automatización de procesos y la inteligencia industrial destruyan los puestos de trabajo que sostienen a la clase media. En los últimos años, hemos visto como la clase media ha ido adelgazando en muchos países desarrollados, debido a la deslocalización de empresas y a la precarización de muchos empleos. Sin clase media no hay democracia ni Estado del bienestar. Si la tecnología no sólo se percibe como lejana e incomprensible sino como una amenaza para nuestro nivel de vida y nuestro empleo, los ciudadanos van a votar a opciones políticas que políticas populistas (esto es que prometan soluciones fáciles a problemas difíciles) o nacionalistas (que prometan proteger a los ciudadanos de un país frente a las empresas y trabajadores extranjeros). Esto no es una previsión de lo que puede pasar, si no la realidad que ya estamos viviendo en las economías más desarrolladas”.

Nuevo modelo emprendedor

Además de estas ideas, el profesor de la Universidad de Alicante detalló algunas oportunidades para los próximos años. En este respecto, mencionó que los científicos emprendedores, esto es aquellos investigadores que se animen a comercializar sus descubrimientos, van a ser los grandes agentes de transformación de este siglo. “Muchos de los problemas a los que nos enfrentamos, desde cambio climático a las nuevas enfermedades, tienen soluciones en la ciencia. Pero hacer el descubrimiento no es suficiente. Además, es necesario ponerlo al alcance de todos. En el pasado, este proceso ha sido muy lento ya que existía – y de hecho aún existe- una brecha entre la academia y la industria. Pero existe una nueva generación de científicos que están acercando sus descubrimientos a todos mediante la licencia de sus patentes o la creación de nuevas empresas que comercialicen sus innovaciones”, destacó. “Muchos de los grandes descubrimientos que se hacen en los laboratorios de todo el mundo, se quedan en un cajón o en el mejor de los casos en una publicación científica. Si consiguiéramos llevar estas soluciones a las personas que las necesitan, todos nos podríamos beneficiar de las grandes contribuciones que hacen los científicos para nuestro bienestar y el medioambiente”, añadió. García Martínez comentó entonces su experiencia emprendedora al frente de Rive Technology, la empresa que fundó cuando trabajaba en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y que acaba de ser adquirida por la multinacional Grace.

Compromiso personal

Javier García Martínez terminó su intervención describiendo una decisión personal que ha tomado con el objetivo de ayudar a jóvenes españoles a desarrollarse personal y profesionalmente. Un ejemplo de que cada persona, de modo individual, puede llevar contribuir a mejorar la vida de otras personas. “Siempre he echado de menos en España un programa que ayude a que los mejores jóvenes de nuestro país puedan hacer realidad sus proyectos y que constituya una red de talento sobre la que crecer. Gracias al Premio Jaime I, pude hacer realidad este sueño. “Con parte del premio fundé Celera, un programa de tres años totalmente gratuito que da recursos, oportunidades y formación a 10 jóvenes todos los años. Después de 6 años, Celera ha ayudado ya a 60 jóvenes a hacer realidad sus proyectos, a crecer profesionalmente y a formar parte de una comunidad que les ayuda a desarrollarse”, explicó.

El presidente de la Fundación Étnor, Enrique Belenguer, inauguró la sesión con la idea de que “las nuevas tecnologías deben ser humanistas para orientar nuestra sociedad hacia un horizonte sostenible para todos”. El vicepresidente de Étnor y presidente de la Confederación de Cooperativas de la Comunidad Valenciana, Emili Villaescusa, presentó al ponente y moderó el debate.

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