Ya se sabe por qué hombres y mujeres ven de forma diferente películas violentas

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El cerebro de los hombres y las mujeres responde de forma significativamente diferente al ver una película con escenas de contenido violento. Este es el principal resultado de un estudio realizado por investigadores de las universidades Complutense, Carlos III y Oviedo.

Escena violenta de ‘Perderlo todo’, la película elegida para esta investigación.

Las conclusiones del trabajo, realizado en la Facultad de Medicina de la Complutense, muestran que tanto hombres como mujeres activaron áreas del cerebro relacionadas con procesos emocionales durante el visionado de una secuencia de cine. Sin embargo, el grupo de las mujeres, además, mostró una actividad cerebral más intensa en áreas relacionadas con procesos atencionales, así como en áreas relacionadas con el procesamiento de formas, figuras y colores.

El artículo, titulado en inglés Male and Female Brain Activity During the Screening of a Violent Movie: An EEG Study, ha sidopublicado en la revista Journal of Creative, de máximo impacto en su área del conocimiento.

La comunicación audiovisual es un lenguaje que puede acelerar los procesos emocionales a través de sentimientos estéticos. La cinematografía, el reparto, la producción, los trajes, la dirección de actores, el guion, el maquillaje, la dirección de arte y los efectos especiales establecen el estilo estético de una película. Cada elección artística tiene un impacto en las emociones que el autor quiere transmitir al espectador: miedo, curiosidad, terror, tristeza, suspenso, risa o amor, entre otros.

Los investigadores recuerdan que varios estudios de neurociencia se han centrado en analizar obras audiovisuales a través de diferentes tecnologías, con el objetivo de comprender las reacciones de los espectadores a estímulos emocionales de películas, comerciales y programas de televisión. La electroencefalografía (EEG) es una de las tecnologías más utilizadas, junto con la resonancia magnética (fMRI), para medir y registrar la actividad cerebral durante la visualización de ciertos estímulos emocionales.

De hecho, varias investigaciones recientes han utilizado la tecnología EEG para estudiar la actividad cerebral durante la proyección de una película. En 2012, por ejemplo, un episodio de la serie de televisión The Walking Dead se utilizó para llevar a cabo un experimento a través de EEG con una muestra de espectadores. Los resultados mostraron que el análisis de la actividad cerebral de la muestra sirvió como predictor para determinar el éxito de audiencia en futuros capítulos.

La película empleada en este experimento fue ‘Perderlo Todo’

Para el experimento ahora realizado, los investigadores emplearon una muestra de 30 estudiantes universitarios (16 mujeres y 14 hombres), con edades comprendidas entre los 18 y los 20 años. El material audiovisual presentado fue una escena con contenido violento de la película, Perderlo Todo (2021), un filme de cine independiente que no habían visionado con anterioridad los alumnos, para no alterar el experimento.

La conclusión de los investigadores fue que las participantes mujeres se enfocaron en los aspectos emocionales y visoespaciales (colores, formas, detalles) de la secuencia violenta vista, mientras que los participantes hombres, por otro lado, se dejaron llevar únicamente por el contenido emocional de la secuencia.

No obstante, el estudio no permite establecer la causa de dicha diferencia, en la que pueden combinarse factores de distinta índole como genéticos o de socialización de género. Los investigadores consideran que llevar a cabo experimentos de EEG puede ayudar a los cineastas a comprender mejor cómo se comportan los cerebros de hombres y mujeres al ver una película. Estos datos pueden contribuir a mejorar las decisiones creativas de los cineastas antes o durante el proceso de producción de la película.

El estudio ha sido realizado por los investigadores Víctor Cerdán Martínez, Pilar López Segura y Tomás Ortiz Alonso, de la Universidad Complutense; María José Lucía Mulas, de la Universidad Carlos III, y Pablo Revuelta Sanz, de la Universidad de Oviedo.