La medianoche del 28 de septiembre de 2021, la colada de lava del volcán en Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma, vertió al océano Atlántico toneladas de rocas fundidas procedentes del interior de la Tierra. Esa avalancha de magma a más de mil grados centígrados irrumpió de golpe en el mar, generando la emisión de grandes columnas de gases. El choque lava-océano no solo alteró la orografía de la isla, con la generación de un gran delta de lava, sino que además, produjo grandes alteraciones en el ecosistema marino, afectando directamente a su flora y su fauna submarina. La Madre Naturaleza acababa de modificar, nuevamente, la costa de la isla de La Palma, con un crecimiento visible de 48 hectáreas, el equivalente a 60 campos de fútbol.
“Fue un momento desolador”, recuerda Eugenio Fraile, oceanógrafo del CSIC en el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), que observó en directo aquel instante histórico en el que la lava llegaba finalmente al océano desde el buque de investigación Ramón Margalef. “Como oceanógrafo y amante del bienestar de nuestros océanos, ver cómo la devastación que estaba ocurriendo en Tierra había llegado finalmente al mar, me produjo un sentimiento cruzado: por una parte, alivio, ya que, al llegar la lava al mar, produciría menos perturbación en Tierra para la sociedad palmera, y por otra parte, tristeza, ya que llegaba el momento en el que el océano comenzaba también a sufrir”.
El volcán continuó emitiendo lava durante 85 días ininterrumpidamente, y llegando a generar un segundo delta de lava muy cercano y al norte del primero. El impacto en el fondo marino fue considerable. “Se calcula que esta erupción creó unas 78 nuevas hectáreas de fondo submarino (48 visibles en la parte subaérea y 30 completamente sumergidas) con un alcance máximo en profundidad de hasta 370 metros”, indica Fraile. Este nuevo material ha generado un nuevo fondo marino en la isla, rellenando completamente algunos de los valles próximos a los deltas.
“Mediante el empleo de imágenes de alta resolución grabadas por el robot sumbarino ROV Liropus 2000 del IEO-CSIC, se pudo observar, por primera vez, las consecuencias del proceso de enterramiento y arrastre de organismos bentónicos (ligados al fondo), causado tanto por el avance de las coladas submarinas como por la deposición continua de hialoclastitas y/o cenizas volcánicas, estas últimas con extensiones realmente importantes que afectaron incluso a otras islas cercanas del archipiélago”, explica el investigador.
En cuanto a la profundidad de afectación de estos materiales, se localizó material fino en todas las profundidades analizadas en torno a los deltas lávicos, desde la superficie del océano hasta profundidades de más de 450 metros. “Sin embargo, esta importante afección está muy limitada a la extensión del delta lávico, encontrando a poca distancia de la zona afectada organismos vivos listos para repoblar las nuevas superficies creadas por la lava”, precisa Fraile.
En febrero de 2022, cinco meses después de la llegada de la lava al mar, el equipo del IEO-CSIC pudo observar nuevamente los fondos afectados por las coladas de lava submarinas haciendo uso del ROV Liropus 2000. “Así detectamos, con asombro, síntomas importantes del inicio de la recuperación de la vida marina sobre las lavas de nueva generación”, recuerda Fraile.
“Como tantas veces ocurre en la naturaleza, la destrucción de algunos será una oportunidad para otros”, reflexiona el investigador. Los organismos sésiles con estructura esquelética muertos por inanición al verse perturbada su capacidad de filtración, conformarán nuevo sustrato para la fijación de organismos epibiontes oportunistas, que también podrán colonizar directamente el nuevo fondo. Estas imágenes esperanzadoras mostraban, por primera vez, la presencia de los primeros organismos colonizadores sobre los nuevos fondos volcánicos de La Palma.
Seguimiento integral de sus hábitats
En noviembre de 2022, un equipo de investigación del IEO-CSIC realizó una campaña de buceo frente al nuevo delta de lava de La Palma, enmarcada en un proyecto de evaluación de la salud de los litorales españoles. En ella, se observó una rapidísima recuperación de los hábitats marinos frente al delta de lava.
“Los dos nuevos deltas lávicos presentaban una cobertura algal muy elevada, no solo de algas de rápido crecimiento como del género Lophocladia, Cotoniella y Dyctiota, sino también algas calcáreas incrustantes que, en algunas zonas, habían tapizado casi por completo el nuevo sustrato”, indica David Díaz, vicedirector científico del IEO-CSIC.
Los científicos observaron también que algunas colonias de especies de lento crecimiento y de especial interés para la conservación, como los corales negros, sobrevivieron incluso quedando a escasos centímetros de la lava. Se registró también abundancias significativas de peces, erizos, crustáceos y otros organismos móviles en ambos deltas. “La rápida colonización del nuevo sustrato y la resiliencia de algunas especies fue una sorpresa y una gran noticia para la recuperación de la zona”, explica Díaz.
“El seguimiento de la evolución de este nuevo sustrato permite conocer su dinámica desde el inicio y estudiar el rol que juegan las comunidades adyacentes en la tasa de colonización”, añade.
La campaña de buceo en La Palma de noviembre de 2022 culminó la primera temporada de seguimiento integral de los hábitats y especies protegidas del litoral español, que contó con más de 50 científicos del IEO-CSIC, dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, y que se enmarcó en el proyecto Estrategias marinas. “Esta encomienda es el mayor estudio a escala espacial de los hábitats litorales en España”, subraya Díaz.
En total se realizaron en 2022 más de 1.200 inmersiones, que cubrieron gran parte del litoral, especialmente en las demarcaciones del Mediterráneo, sudatlántica y canaria, con la previsión de ampliarla a la demarcación marina noratlántica.
Los principales objetivos de estas temporada son evaluar el estado de las comunidades bentónicas de fondos rocosos -aquellas que viven fijadas al sustrato- como corales, gorgonias, esponjas o ascidias; hacer censos de los peces y cefalópodos; estudiar especies protegidas y con muestreos más intensivos para las que están en peligro de extinción; recabar información sobre la presencia de especies invasoras y basuras, así como estudiar hábitats de especial interés como las cuevas submarinas o las praderas de angiospermas como la Posidonia oceanica.
Los puntos de muestreo se seleccionaron siguiendo un gradiente de exposición a diferentes presiones antrópicas y en cada una se recorren diferentes profundidades, desde cinco metros hasta los 40 en algunos casos. Además, durante estas campañas se ponen a punto nuevos métodos para el seguimiento de los hábitats que combinan las observaciones directas mediante buceo con el uso de imágenes de satélite, vehículos submarinos, drones, fotogrametría y sistemas de detección basado en inteligencia artificial.
“En la zona litoral se encuentran los hábitats que están expuestos a mayor número de presiones humanas como la pesca, vertidos urbanos, fondeo, navegación y uso turístico, entre muchas otras”, apunta Díaz. “Muchas de las especies de estos hábitats son muy sensibles a estas presiones y un programa de seguimiento a largo plazo es esencial para determinar su estado de conservación y poder adoptar medidas eficientes y evaluar su respuesta con el fin de conseguir un buen estado ambiental de nuestros mares”, explica el científico.
Apoyo institucional
Para llevar a cabo estas campañas es fundamental el apoyo institucional de cada comunidad autónoma; de la Secretaría General de Pesca, responsable la red de reservas marinas de España; y del SEPRONA. Además, los científicos han contado con la colaboración de otros centros de investigación y con el apoyo logístico de más de una veintena de clubes de buceo.
Estrategias Marinas es el instrumento de planificación del medio marino creado al amparo de la Directiva 2008/56/CE, de 17 de junio de 2008, por la que se establece un marco de acción comunitaria para la política del medio marino (Directiva Marco sobre la Estrategia Marina), y tienen como principal objetivo la consecución del Buen Estado Ambiental (BEA) de los mares que bañan las costas españolas.
Vulcana, Vulcanología Canaria Submarina, es un proyecto estructural del IEO-CSIC con más de 12 años y ha participado activamente en las dos últimas crisis sismo-volcánicas ocurridas en Canarias (El Hierro, en 2011, y La Palma, en 2021). Los resultados científicos del proyecto Vulcana son usados para asesorar al Pevolca (Plan de Emergencia por Riesgo Volcánico de Canarias), al Ciara (Célula de Información y Análisis de Riesgos y Amenazas del Gobierno de España).