Durante los tres días que dura (viernes, sábado y domingo), la localidad veratense vuelve al pasado para recordar la Edad Media. La feria se desarrolla en torno a la Plaza Mayor, antigua Plaza de Armas del recinto amurallado del siglo XVI, y cuenta con un amplio mercado de artesanía y otros productos naturales con más de 50 puestos, además de numerosas actividades de música, danza y pasacalles.
Quienes se acerquen estos días a Vera podrán disfrutar de todo tipo de expositores de bisutería, decoración, tetería árabe, panadería o hierbas medicinales, entre otros, junto a una taberna asador que hará las delicias de los visitantes. Como complemento, destacan las actividades de animación con magníficos espectáculos de magia, exposiciones de armas antiguas, un carrusel medieval o una caravana de burritos para pasear a los niños, todo ello de forma gratuita.
El interés turístico del Mercado Medieval alcanzará su punto álgido el domingo, coincidiendo con el Zoco de antigüedades, coleccionismo, artesanía y curiosidades que se celebra el segundo domingo de cada mes por la mañana, en el Paseo Miguel de Cervantes, frente a la Plaza de las Lavanderas.
Ambos eventos, Mercado Medieval y Zoco, están organizados por el colectivo ‘Rastrillo de Culturas’, en colaboración con el Ayuntamiento veratense. Cuentan con el aliciente añadido de celebrarse en un entorno privilegiado y apropiado. La Plaza Mayor y su entorno constituyen lo que fue la primera ciudad amurallada de Vera, construida tras el terremoto de 1518, dando origen a la primera ciudad renacentista de España por el diseño de su trama urbana.
El mercado veratense tiene sus antecedentes en la creación de la ciudad. La Muy Noble, Leal ciudad de Vera fue fundada hacia 1520 por el rey Carlos I. Concebida desde sus orígenes como ciudad fortificada, se aprecia en el trazos de todo su casco antiguo un pronunciado carácter militar con su plaza de armas. Se estructura en torno a la Plaza Mayor en el centro de un cuadrilátero con una calle principal que comunican con las dos puertas de la muralla, desde la cual parten calles, reuniéndose cada grupo de mercaderes o de oficios en una misma calle. Su creación formaba parte de una estrategia por la que el soberano fortalecía la línea defensiva de la costa contra los piratas y el centro de red de caminos, como las vías comerciales de entonces. También tendría la finalidad de castellanizar el territorio, no sólo civil y militarmente, sino también eclesiásticamente. Se construye la iglesia-fortaleza con cuatro torres en las esquinas.
