Las personas que pasan mucho tiempo en internet muestran niveles de bienestar inferiores que aquellas que no están tanto tiempo conectadas a la red. Esta es la principal conclusión de una investigación liderada por la Universidad de Oviedo. El estudio ha sido realizado por las profesoras Ana Suárez Álvarez y María R. Vicente, ambas del Departamento de Economía Aplicada de la institución académica y acaba de ser publicado en la revista Applied Research in Quality of Life, de máximo impacto en su área del conocimiento.
El trabajo de ambas investigadoras da respuesta a dos preguntas. La primera, ¿cómo influyen las características socioeconómicas y sociodemográficas de las personas en la intensidad de uso de internet? Y, la segunda y más novedosa, ¿cuál es el impacto de la intensidad de uso de internet en el bienestar subjetivo de las personas?
“En relación con la primera pregunta, los resultados que hemos obtenido muestran que los grupos tradicionalmente desfavorecidos como personas mayores, con discapacidad, en situación de desempleo o con un nivel educativo bajo, presentan un menor uso de internet”, destaca la investigadora Ana Suárez. “Este hallazgo confirma lo que ya sabíamos sobre la brecha digital publicado en otros estudios”, añade.
Sobre la segunda cuestión, “nuestros análisis nos permiten concluir que existe una relación negativa y significativa entre pasar tiempo en internet y el bienestar de las personas”, comenta la investigadora María R. Vicente. “Una vez controlado por las características socioeconómicas, las personas que pasan mucho tiempo en internet muestran niveles de felicidad o bienestar inferiores que aquellas que no están tanto tiempo online”, destaca.
El trabajo, que tenía como objetivo examinar en profundidad el tiempo de uso de Internet, sus determinantes socioeconómicos y sus efectos sobre el bienestar de las personas, se llevó a cabo tomando como base datos de la Encuesta Social Europea (ESS). En concreto, las profesoras de la Universidad de Oviedo analizaron 21 países europeos durante el período desde 2016 hasta 2022.
Ambas investigadoras recuerdan que el profundo impacto de internet en la sociedad, la comunicación y la economía mundial es innegable. A pesar de que en los estudios sobre la adopción de Internet y la frecuencia de uso, se ha prestado poca atención a la intensidad de uso, medida por el tiempo que se pasa en línea. “En países muy desarrollados como los europeos, salvar la brecha de acceso es hoy menos relevante, ya que casi todo el mundo tiene acceso a Internet”, subrayan. En su lugar, “la atención debe centrarse en el análisis de la intensidad de su uso para descubrir nuevas disparidades digitales entre los distintos grupos sociodemográficos y comprender así las posibles repercusiones en el bienestar subjetivo de las personas”, concluyen.