Una veintena de investigadores internacionales se unen para reclamar a la ONU la protección de la biodiversidad en aguas internacionales

Una veintena de investigadores de centros de todo el mundo: Estados Unidos, España, Canadá, Japón, Australia, Costa Rica, Trinidad y Tobago, Dinamarca, Irlanda del Norte, Sudáfrica, Kenia y Palaos, se han unido para reclamar una mayor protección de la biodiversidad en aguas internacionales, ya que actualmente están sometidas a una explotación no sostenible en una gran mayoría de su extensión.

A través de una carta al editor publicada en la prestigiosa revista Science,los investigadores explican que las zonas de alta mar ayudan al planeta de muchísimas maneras: regulan el clima, alimentan a millones de personas y aportan miles de millones de dólares a la economía mundial. “Sin embargo, en la actualidad, menos del 1% de las zonas de alta mar están plenamente protegidas”, apunta uno de los firmantes, el profesor del Departamento de Ecología e investigador del Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio “Ramón Margalef” de la Universidad de Alicante, César Bordehore.

En 2017, las Naciones Unidas desarrolló un tratado internacional sobre la conservación y el uso sostenible de zonas marinas situadas fuera de las jurisdicciones nacionales (alta mar), que cubren prácticamente la mitad de la superficie del mundo. Con el fin de las negociaciones previstas para 2021, “debemos asegurarnos de que el próximo marco conserve la biodiversidad en alta mar y, a la vez, promueva un uso sostenible y equitativo”, explica Bordehore.

En este sentido, señala el investigador de la UA, “solicitamos maximizar la protección de la biodiversidad en aquellas zonas que están fuera de las jurisdicciones nacionales estableciendo un red de Zonas Marinas Plenamente Protegidas para diversos hábitats en zonas estratégicas. Existen pruebas de que aquellas reservas marinas en mar abierto que están plenamente protegidas o cuentan con un grado elevado de protección contribuyen a preservar las poblaciones de peces y por tanto la explotación sostenible de los recursos pesqueros, a proteger ecosistemas frágiles o valiosos, y a aumentar la resiliencia de los ecosistemas”.

Por otro lado, los autores de la carta abogan por un enfoque coordinado entre los órganos regionales y sectoriales existentes y la comunidad científica. “Reclamamos que el tratado proporcione un marco firme para evaluar las repercusiones medioambientales de las actividades en alta mar y utilizar criterios integrales y rigurosos de carácter global, llevar a cabo un control transparente y, en caso necesario, replantearse los procesos existentes a fin de combatir los efectos acumulativos”, detallan.

Apoyo social

Los responsables y autores del artículo titulado “Protect high seas biodiversity”, animan a instituciones y población general a firmar la carta para mostrar apoyo a un tratado de alta mar fuerte y efectivo.

“Los océanos, que suponen la mitad del planeta Tierra, están en constante cambio a causa de la acción humana”, insiste César Bordehore. “Es el momento de conservar las zonas de alta mar con un marco jurídico adecuado que asegure la conservación de la biodiversidad y la capacidad de producción pesquera de los océanos y que además esa explotación sea más equitativa”, añade.

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