Una fotografía a los primeros retratistas almerienses

Por Miruna Necula.

¿Cómo era la primera fotografía de retrato hecha en Almería? Donato Gómez Díaz, profesor de Historia Económica, ha publicado recientemente en la editorial de la Universidad de Almería, el libro Fotógrafos, artistas y empresarios. Una historia de los retratistas almerienses (1839-1939).

Donato Gómez Díaz nos cuenta más detalles sobre la fotografía de retrato de esta época y nos da más detalles sobre la publicación, en esta entrevista:

Pregunta: ¿Profesor, qué le ha llevado a tratar el tema de la Fotografía Almeriense entre 1839-1939?

Donato Gómez.: Creo que una de las motivaciones ha sido el interés porque se proteja este patrimonio que se está perdiendo. A ese fin, se han situado los fotógrafos y las fotos en un contexto histórico y económico, a la vez que se aclara a los posibles lectores, que está en sus manos la protección de unas imágenes familiares que son insustituibles.

Hay que añadir, mi interés por el tema desde hace mucho. Cuando hacía la Licenciatura en la Universidad de Granada, estuve también matriculado en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Granada, en los talleres de Fotografía. Así que la confluencia de mis actuales intereses investigadores y la afición a la fotografía, me llevó al tema. Después, la acumulación de información en el periodo 1839-1939, desembocó de manera natural a este libro que tiene en sus manos. Una investigación que he afrontado todo lo que he podido desde la perspectiva de la Historia Económica.

P: ¿Cómo era el retrato que se hizo en la época que trata en su libro?

DG: Los primeros retratos fueron daguerrotipos. Después, se populariza la carte de visite, de las que hay muchos ejemplos, surgiendo muchísimas variaciones de la técnica fotográfica (colodión, albúmina, gelatino-bromuro, etc.), y cambios en las presentaciones y en los tamaños (Americana, Imperial, París, etc.).

El principal inconveniente de esta primera etapa fotográfica, fue la necesidad de que los retratados no se movieran durante las tomas. De ahí, que para hacer las fotos se utilizaran apoya cabezas, los clientes se apoyaban en muebles o los niños con trípodes. Los fotógrafos solían instalarse en los últimos pisos, o en lugares con patios y mucha luz. Andando el tiempo, en una segunda etapa, fue apareciendo material más sensible y con la “instantaneidad” la fotografía fue más natural, convirtiéndose en afición burguesa.

P: ¿Hemos visto que el libro incluye temas que no son exactamente sobre el retrato?

DG: Para comenzar el libro tuve que basarme en las fotos que tenía, básicamente retratos, pero la fotografía no solo es retrato. Es un ecosistema bastante más amplio, en el que tienen presencia las necesidades de la imprenta; el fotoperiodismo con sus revistas ilustradas; la ciencia que encontró en la fotografía un aliado que le diera credibilidad; nuevos sectores económicos como la publicidad de masas del siglo XX; la medicina (radiografía, libros); el cine –16 imágenes por segundo en el cine mudo.

P: ¿Quiénes fueron los pioneros del retrato almeriense? 

GD: Los primeros fotógrafos que llegaron a la provincia y a la ciudad de Almería fueron extranjeros, aunque desconocemos sus nombres. Después, sabemos que hacia 1865 estuvieron asentados temporalmente Francisco Sánchez, el conde de Lipa (polaco), Laguna, José Pérez Zafra, Soria y Parra y a Francisco Fernández, Adolfo (provincia), etc. La mayoría son fotógrafos ambulantes.

Otros va a ser extranjeros como Laurent Rouede, Patricio Bocconi, o estuvieron escasos días Charles Cliffort o José Martínez Sánchez. Y a mediados de los años setenta llegan para establecerse: José Rodrigo, los fotógrafos de la familia Morales, García Ayola (los veranos), y otros muchos más. A principios de siglo XX encontramos a Pedro Balonga, Victoriano Lucas y Antonio Mateos, etc.

Una característica de muchos de ellos fue que tenían otras actividades profesionales. Era comerciantes, especuladores mineros, empresarios de tejidos, inversores y promotores de actividades industriales, etc.

Firma de uno de los estudios fotográficos de la época.

P: ¿Existe algún apartado del que se sienta más orgulloso o que le haya supuesto mayor dificultad?

DG.: Me lo he pasado especialmente bien estudiando el uso que daban los magos e ilusionistas a las linternas mágicas. Un artefacto que también sirvió para montar varios negocios en la ciudad de Almería, y antecedente de la cinematografía local. No debemos olvidar que en los primeros negocios de cine, hacia 1900, estuvieron implicados en Almería dos de sus fotógrafos esenciales.

También ha sido muy divertido encontrar vocabulario de los espectáculos mágicos y visuales, asociado a la actividad política. Un conjunto de vivencias que acercan la ciudad de Almería al Macombo de García Márquez, y hubieran podido aparecer en cualquier novela de realismo mágico.

P: ¿Cuáles son las características que diferencian al retrato almeriense al de otros lugares? ¿Su evolución fue la misma que en el resto del país?

DG: El aislamiento de la provincia, hizo que la fotografía se recibiera con cierto retraso. Lo cierto, es que los nombres de los primeros fotógrafos, coinciden con aquellos que también ejercieron en Granada y en Murcia. Pero precisamente esa llegada desde el exterior fue lo que hizo que lleváramos la misma velocidad que el resto del país. Y más tarde, cuando los fotógrafos se establecieron fijos, como solo podían competir si conocían las últimas innovaciones, salían a visitar las Exposiciones internacionales, o acudían a Madrid y a París para adquirir las máquinas más novedosas. Van a ser gente tan innovadora que invertirán en otros sectores.

Por eso, la fotografía almeriense corrió paralela a la del resto del país. No obstante, como argumento en contra, la renta era tan baja para que la demanda de retratos no pudo ser muy elevada.

P: ¿La salida del libro ha coincidido con una “Exposición sobre el Retrato almeriense (1839-1939)” en el Centro Andaluz de la Fotografía?

DG: Solo puedo decir que la coincidencia refuerza ambos eventos. Ya sabemos que el CAF está permanentemente interesado en la cuestión “Fotografía”. Y cuando Rafael Doctor, el Director, me habló de la posibilidad de exponer algunas de las fotos que aparecían en el libro, me pareció perfectamente complementario.

Si de un lado, el Centro Andaluz de la Fotografía veía cubierto uno de sus objetivos, por otro, la Universidad de Almería exteriorizaba su presencia, y ofrecía al público en general un texto de lo que se presentaba en la Exposición.

Aprovecho este foro para comentar que la Exposición “El Retrato Almeriense, 1839-1939” permanecerá abierta hasta el 21 de abril de 2019. Allí se podrá ver directamente fotos que después solo podrán observar a pequeña dimensión.

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