Somos muchos los intelectuales almerienses que nos sumaríamos a la iniciativa últimamente impulsada por el Instituto de Estudios Almerienses y el Foro Almería Centro para que Almería cuente por fin con un Museo dedicado íntegramente al Movimiento Indaliano, tendencia artística y cultural surgida en la sequía cultural y provinciana de los años cuarenta alrededor de Jesús de Perceval para plasmar los bellísimos paisajes de Almería y a sus gentes y que pronto aglutinó a Capuleto, Luis Cañadas, Francisco Alcaraz, Miguel Cantón Checa, Antonio López Díaz y Miguel Rueda.
Los libros recopilatorios del movimiento indaliano y a la magistral exposición que la historiadora especialista en el tema, María Dolores Durán, impartió con motivo del XXXIII aniversario del IEA en homenaje al polifacético artista Antonio López (de los últimos indalianos vivos) me hicieron ver que urge este Museo íntegramente dedicado a todos ellos a través de alguna Fundación o Patronato que se constituyera con la colaboración de todas las Administraciones y entidades privadas y que recopile una obra pictórica, escultórica (y fotográfica) muy dispersa, donada o dada en depósito por sus propietarios para abaratar costes. Y qué mejor emplazamiento de este nuevo y poderoso icono y referente cultural que el casco histórico almeriense, rehabilitando algún edificio singular capaz de ser un poderoso atractivo para almerienses y visitantes, como así ha ocurrido con el Museo Picasso de Málaga.