El cáncer de mama del tipo triple negativo es uno de los más agresivos que hay. Tiene una tasa de supervivencia del 65%, frente al 85% o incluso del 90%, de la tasa global del cáncer de mama, es más propenso a las recaídas y a formar metástasis, y se diagnostica especialmente en mujeres jóvenes de raza hispana y africana.
«Se llama triple negativo, porque el cáncer de mama se clasifica muchas veces por tres marcadores, tres proteínas: el receptor de estrógenos, el de progesterona y la proteína GER 2. El triple negativo se caracteriza precisamente porque no tienen ninguna de estas tres proteínas sobre las que actuar como diana terapéutica, y ahí está el problema y la dificultad para tratarlo», explica la estudiante de Doctorado en Investigación Biomédica de la UVa, Lucía Álvarez.
La investigadora acaba de recibir una de las becas que concede la Asociación Española Contra el Cáncer en Valladolid a estudiantes de Doctorado, para que pueda dedicarse durante cuatro años al desarrollo de un modelo predictivo que permita el tratamiento personalizado de este tipo de cáncer de mama triple negativo.
Para llevarlo a cabo la joven vallisoletana integrada en el Grupo de estrés celular e inmunovigilancia del IBGM, colaborará con el hospital Clínico de Valladolid, que la proporcionará muestras de este tipo de tumores diagnosticados o sometidos a cirugía (al año unos 200 sólo en ese centro). Una vez en su poder, analizará masivamente una serie de características como son los genes, proteínas, células del sistema inmune o sustancias del metabolismo celular. Con todos estos datos y los datos clínicos de los pacientes, podrá elaborar un modelo predictivo con una herramienta informática, que prediga cual es el mejor tratamiento para cada paciente.
«El problema del cáncer de mama triple negativo es que los tumores son muy heterogéneos y las opciones de tratamiento son más escasas, de hecho, se sigue utilizando sobre todo la quimioterapia. Se trata de ajustar lo máximo posible el tratamiento para que funcione antes, para evitar recaídas y metástasis y, sobre todo, también un sobretratamiento que ocasione un sufrimiento extra al paciente», añade Álvare