Investigadores de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), participan en el desarrollo de nuevas tecnologías para la observación de diversas variables ambientales relacionadas con los eventos de polvo atmosférico, aerosoles y partículas en suspensión que proceden de regiones desérticas y de áreas locales en proceso de desertificación. Asimismo, estudiará la influencia del polvo atmosférico sobre la salud humana, la producción de energía solar y la biodiversidad de espacios naturales.
Liderado por Francisco Javier Alcalá García, el equipo está implementando el piloto español del proyecto CiROCCO (Enhancing the In-situ Environmental Observations across Under-sampled Deserts), en el que participan doce instituciones de siete países y constituye una acción coordinada financiada por el programa HORIZON de la Unión Europea.
Los ecosistemas desérticos son muy susceptibles al cambio global. Los efectos del aumento de la temperatura, la disminución de la precipitación y el aumento de los niveles de CO2 atmosférico producidos por el cambio climático y la incidencia de ciertas actividades humanas en los desiertos se extienden más allá del ecosistema inmediato.
Las tormentas de polvo que se originan en estas zonas pueden viajar miles de kilómetros, transportando contaminantes a través de países y continentes. Los brotes de polvo del norte de África afectan cada vez más a la cuenca mediterránea, donde la combinación de polvo del desierto y contaminación antropogénica plantea una amenaza significativa a la calidad del aire.
En este contexto, el proyecto CIROCCO trabaja para conseguir una mejor comprensión de estos procesos, proporcionando información valiosa, gestionada mediante el uso práctico de hardware de última generación combinado con la experiencia científica. Por medio de un sistema de detección de extremo a extremo, compuesto por una red distribuida de nodos de detección, se tratará de mejorar la falta actual de observación terrestre en áreas desérticas, ofreciendo una solución operativa de predicción, de fácil mantenimiento y expansión.
Cada socio del proyecto contribuye a estos objetivos generales y desarrolla otros particulares. El piloto español que lidera el CSIC está centrado en modelar la dinámica de gases de efecto invernadero y la emisión de partículas y estudiar la creciente influencia de la fracción soluble de los aerosoles y el polvo atmosférico sobre la calidad del agua subterránea bajo escenarios de cambio global. Para alcanzar estos objetivos, la EEZA-CSIC está instalando, en colaboración con las autoridades locales y otros interlocutores públicos y privados, una red de seguimiento en dos emplazamientos en la provincia de Almería que tienen un papel crucial en la disponibilidad de recursos hídricos subterráneos: Sierra de Gádor y el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.
Gracias a la información que se obtenga a partir de este proyecto, los investigadores serán capaces de crear un sistema de alerta temprana en relación a la calidad del aire y su implicación en la salud humana, la calidad de los recursos hídricos, la producción de energía solar y la gestión de espacios naturales bajo rutas resilientes al cambio global. “El desarrollo final del proyecto consiste en implementar un sistema novedoso de medida de parámetros de la calidad atmosférica apoyado en tecnologías innovadoras de teledetección y comunicación satelital que permitan modelar y predecir la ocurrencia de eventos extremos de polvo atmosférico en tiempo real, lo que resulta de máxima utilidad como sistema de alerta temprana”, indica el investigador principal del proyecto, Francisco Javier Alcalá García (EEZA-CSIC). El proyecto se desarrollará hasta el 28 de febrero de 2026 y tiene un presupuesto de 3,5 millones de euros.