Trufa del desierto, de alimento de pastores a producto cotizado en los restaurantes más caros

La Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid (UVa), auspiciada por la Diputación de Palencia junto a la innovadora empresa palentina IdForest y la biotecnológica Thader, están desarrollando con éxito un Programa de Promoción de la Turmicultura, es decir la producción regular, ecológica y muy rentable de la trufa del desierto, un alimento que ha pasado de los pastores a cotizarse por todo lo alto en los restaurantes más prestigiosos.

Trufas del desierto.

Las turmas o trufas del desierto son exquisitos hongos subterráneos, que comienzan a recolectarse ya en enero y febrero en las islas Canarias y Murcia y, más tarde, en marzo y abril, en el interior. En Palencia y Burgos se cosecha en mayo e incluso junio”, explica el profesor Andrés Oria de Rueda, director de la Cátedra de Micología. Este año, gracias a las abundantes lluvias invernales de gran parte de España, se ha incrementado su producción, aunque buena parte de ella se exporta a mercados exigentes.

Cómo se cultivan trufas del desierto

Las plantaciones micorrizadas de exquisitas turmas son capaces de producirse de modo controlado en grandes cantidades en suelos muy secos y pobres. En condiciones normales se consiguen de 50 a 150 kg/ha de trufas del desierto pero puede llegarse a 600 kg/ha que, para ser un producto gourmet, tiene una rentabilidad elevada. Se trata de un cultivo ecológico que no requiere de agroquímicos, lo que aumenta las ventajas de su cultivo en terrenos pobres e improductivos para cualquier otro recurso agroalimentario. 

Es una joya gastronómica tradicional que ha pasado de considerarse un alimento de pastores a las mesas más exigentes en los restaurantes de mayor prestigio del mundo. Cuando maduran estos apreciados hongos agrietan la superficie del terreno, siendo fácilmente identificables. No hacen falta perros buscadores, como ocurre con las trufas por lo que la localización es más sencilla”, explica el ingeniero palentino Ivan Franco, técnico de IDForest y experto en las plantaciones productoras de trufas y turmas.  

En Palencia ya se han realizado plantaciones experimentales por parte de la Diputación de Palencia en colaboración con empresas especializadas, pero también por emprendedores que apuestan por alternativas viables en agricultura. Se está ultimando una guía práctica y fácil de turmicultura para agricultores que deseen innovar y diversificar sus productos, en este caso de verdadero lujo, pero factible en suelos malos y climas áridos y continentales. También se realizarán diversas presentaciones de showcooking y conferencias explicativas, talleres, etc, durante esta primavera en Palencia, tal y como apunta el profesor Pablo Martín Pinto, subdirector de la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid. 

La turmicultura puede contribuir eficazmente al desarrollo rural en comarcas marginales y en muchos países pobres (también aparecen las turmas por toda África) pues permite obtener un elevado beneficio agroalimentario y oferta de mano de obra especializada en equilibrio con la conservación de especies amenazadas, tanto de flora como de fauna. “De hecho se realizan plantaciones productivas de las cistáceas endémicas, conocidas como hierbas turmeras o jarillas” concluye el profesor Oria de Rueda, director de la Cátedra de Micología