Sobera y Mar Reguerzas protagonizaron su propia guerra en Roquetas

Que Carlos Sobera era un gran presentador de televisión era conocido, pero pocos conocían la faceta de actor. El sábado estuvo en el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar donde dejó constancia de su profesionalidad y sobre todo del saber estar sobre un escenario, interpretando un papel en ‘LA guerra de los Rose’ que tuvo momentos de gran comedia y en otros de macabros. Eso sí, muy bien acompañado por Mar Regueras que también está impecable en su papel.

Y es que los pleitos entre cónyuges cuando deciden separarse son casi siempre complicados. Claro está que después de haber contraído matrimonio y jurarse amor eterno, no resulta fácil un día tomar la decisión de dejarlo todo. Eso les pasa a los dos protagonistas de La Guerra de los Rose, es decir, a Carlos Sobera y Mar Regueras. En este montaje con una escenografía muy rica y con mucho atrezzo, muestran al público los resultados que se producen cuando una pareja llega a odiarse.

En Roquetas, la obra gustó mucho a las 700 personas que se dieron cita en el Teatro Auditorio. Claro está que habría público que se posicionó a favor de él, y otros a favor de ella. Hay momentos de mucha tensión, momentos que pueden parecer muy violentos, pero la realidad es que del amor al odio hay un trecho. Ese trecho lo cruzan los dos protagonistas. El odio es tal que en la obra, que el protagonista que es abogado mata la gata que tenía su esposa Bárbara, esta en venganza hace pate con el hígado de su perro. 

La historia comenzaba con una pareja estable y feliz aparentemente a la vista de todo el mundo. Ese matrimonio para todos era el ideal, nadie podría pesar en ningún momento que hubiera problemas. Pero los años pasan por el protagonista que encarnaba Carlos Sobera, un hombre odioso y algo estirado y por Bárbara su mujer que toda su vida ha sido la esposa sometida, y dedicada al cuidado de la casa y los niños. Con los hijos ya crecidos la rutina mata el amor y el matrimonio. 

Entonces, todo se derrumbaba sin aviso. Bárbara decidía hacerse económicamente independiente, montando un negocio de hostelería y, sin previo aviso, le pedía el divorcio a su marido. En consecuencia, le «invita» a abandonar la lujosa mansión que han compartido y que es lo único que aún tienen en común.

Pero por esa casa, que viene a ser el tercer vértice de su relación, ambos están dispuestos a luchar a muerte. Él se niega a cedérsela. Las situaciones tensas se van sucediendo en la obra con un final trágico. Bárbara manipula una gran lámpara en el salón con la intención de que caiga sobre su exmarido. Pero el destino hará que esta caiga sobre los dos.

 

 

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