Numerosos factores explican la virulencia del incendio forestal de Sierra Bermeja (Málaga) y gran parte de ellos se derivan de la falta de medidas de prevención y del abandono que sufre este paraje, según detallan múltiples estudios realizados desde hace años por el catedrático de Geografía Física de la Universidad de Granada (UGR) José Gómez Zotano, uno de los mayores conocedores en nuestro país de las características geográficas de Sierra Bermeja.
Gómez Zotano resume lo sucedido con la siguiente frase: “Abandono de 6ª generación, incendio de 6ª generación”. En su análisis, el profesor de la UGR apunta a importantes implicaciones económicas y sociales en el origen de estos desastres. “La evolución creciente de los incendios forestales refleja con claridad la existencia de conflictos y tensiones de diversos órdenes en Sierra Bermeja: marginalidad social de los pueblos colindantes, precariedad económica de los aprovechamientos, problemas asociados a la titularidad-propiedad de los montes, despoblación de áreas rurales, sobrepresión por turismo, abandono de fincas, quemas agrícolas, cambios de uso del suelo, tráfico de drogas, especulación urbanística y recalificaciones de suelos no urbanizables, son hechos que se traducen en la aparición frecuente de incendios, la mayoría de ellos intencionados”, detalla el geógrafo.
Teniendo en cuenta esta compleja conflictividad socioterritorial, la dinámica incendiaria iniciada en los años sesenta del siglo XX da respuesta a las tensiones generadas en el turístico litoral costasoleño y en el agrícola valle del Genal. En sus estudios, Gómez Zotano expone que, desde mediados del s. XX, los usos tradicionales del monte se han abandonado, convirtiéndose esta montaña en el traspaís de la urbanizada Costa del Sol Occidental. El inicio del turismo coincidió con el declive de los aprovechamientos forestales tradicionales en general y del pino resinero en particular (madera y resina), lo que generó importantes cambios paisajísticos y territoriales. “Ante la falta de precios y mercados para los productos forestales, estos bosques tendieron a ser abandonados, lo que se tradujo en un factor de riesgo ambiental al generarse una excesiva densificación de la vegetación y una abundante acumulación de materia orgánica de fácil combustión que, además, servía como reserva de enfermedades y plagas”, subraya el investigador.
Historial de grandes incendios en Sierra Bermeja
Este abandono de las explotaciones, por tanto, repercutió negativamente sobre la frecuencia, extensión e intensidad de los incendios forestales, produciéndose un aumento alarmante de los mismos a partir de la segunda mitad del siglo XX.
En su último libro publicado en 2021 Los bosques de la Serranía de Ronda. Una perspectiva espacio-temporal, Gómez Zotano recoge un estudio premonitorio realizado con Javier Martos Martín: “Sierra Bermeja y los grandes incendios forestales: una reconstrucción geohistórica (1950-2018)”. En este trabajo de investigación se analizan los grandes incendios forestales (denominados GIF cuando superan las 500 hectáreas) que han tenido lugar desde la segunda mitad del siglo XX a partir de una base de datos en cuya elaboración se han manejado distintas fuentes de información documentales y orales, así como los datos y análisis obtenidos mediante teledetección gracias al tratamiento de imágenes de satélite posteriores a 1975, para georreferenciar y cartografiar el área recorrida por los incendios, y determinar la recurrencia territorial y temporal de los mismos.
Los autores del estudio han identificado un total de 29 incendios forestales en Sierra Bermeja desde 1950, de los cuales 14 fueron GIF, lo que supone un promedio de un gran incendio forestal cada 4,27 años. La gran mayoría de los GIF son de origen antrópico, ocasionados por la mano humana.
Entre ellos destaca el ocurrido el día 4 de agosto de 1966, que afectó a buena parte de los montes públicos de Sierra Bermeja. Se trata del primer récord superficial de un incendio andaluz después de que las llamas arrasaran 5.000 ha. El incendio supuso una gran merma para el patrimonio de los municipios afectados (Casares, Estepona, Benahavís, Jubrique, Júzcar y Genalguacil) que, reunidos con el gobernador civil de Málaga, acordaron solicitar a la Dirección General de Montes que el incendio fuese declarado riesgo catastrófico, y que la zona fuese declarada Parque Nacional, en especial el pinsapar de Los Reales de Sierra Bermeja.
El 17 de noviembre de 1975 se produjo uno de los GIF más graves ocurridos en la provincia de Málaga en general y en Sierra Bermeja en particular. Iniciado en Igualeja, afectó a gran parte del término de Benahavís, sumando un total de 10.218 ha, de las cuales 9.238 ha eran superficie arbolada correspondiente en su práctica totalidad a pinares serpentinícolas. Fueron evacuados de madrugada los vecinos de Benahavís, Cancelada y numerosas urbanizaciones. En general, tanto los habitantes de Benahavís, como los de Estepona y San Pedro de Alcántara, recuerdan este pavoroso incendio como el más virulento y de mayores dimensiones de todos los que hasta entonces habían asolado Sierra Bermeja. Cabe destacar que fue el primer GIF conocido que se produjo fuera del periodo estival y causó pérdidas materiales por valor de mil millones de pesetas de entonces.
En 1991 se produjo otro de los incendios más devastadores de Sierra Bermeja. Iniciado en Igualeja, afectó a los pinsapares serpentinícolas de Cerro Abanto, Cerro del Duque y Sierra Real. El incendio duró cuatro días y se extendió hasta el Parque Natural de la Sierra de las Nieves, afectando en total a 8156 ha.
Por municipios destaca Casares, tanto por el número de GIF como por la recurrencia de los incendios forestales, concentrados en el arroyo del Infierno y en las gargantas de las Acedías, de la Cuesta y de la Fuente Santa. Otros términos municipales donde el paso del fuego ha sido recurrente son Genalguacil (arroyo de la Cueva de los Vázquez) y Benahavís, en este último caso con especial incidencia en la Sierra Palmitera y la cuenca alta del río Guadaíza. De forma más localizada se pueden identificar otros lugares que han sido recorridos por el fuego en dos ocasiones desde 1975 hasta 2018: Puerto del Estercal en Jubrique, Los Pedregales en Estepona y el tramo medio del río Guadalmansa en Benahavís.
En esta investigación queda patente que los grandes incendios forestales en Sierra Bermeja no son nada nuevo y representan un problema extremadamente grave que asocia magnitudes de grandes proporciones sobre las que subyacen tanto una casuística estructural e inmediata, compleja y diversa, como importantes diferencias internas en cuanto a su distribución espacial. Los autores señalan que, a partir de los años sesenta del siglo XX, la intensidad ha ido creciendo en función del abandono de las prácticas silvícolas y ganaderas, algo que se evidencia en el presente trabajo con un total de 14 grandes incendios forestales (superiores a 500 ha) identificados desde 1950.
Dada la frecuencia e intensidad de los incendios forestales en Sierra Bermeja, se requiere un mayor conocimiento de la historia de estos fenómenos y una mayor atención por parte de los agentes implicados en la gestión de los pinares autóctonos, de ahí la importancia de incluir este macizo en su totalidad en la Red de Parques Nacionales de España como mejor representante de los ecosistemas serpentínicos del país para dotarlo de un plan propio de prevención de incendios forestales que incluya las infraestructuras necesarias de vigilancia y prevención. Esta reclamación se remonta a 2007, cuando la Plataforma Sierra Bermeja Parque Nacional, de la que Gómez Zotano es miembro fundador, solicitó la declaración de este espacio como parque nacional.
Factores naturales
Los novedosos estudios pedoantracológicos dirigidos por el profesor de la UGR ponen de manifiesto que las coníferas ‘Pinus pinaster’ y ‘Abies pinsapo’ han constituido la vegetación climácica durante los últimos 10.000 años sobre los suelos de Sierra Bermeja. Sin embargo, se constata la reducción del área de distribución del pinsapo, que ha quedado acantonado en Los Reales, Cerro Abanto y Armas, frente a la extensión generalizada del pino resinero. Debe considerarse que el pino resinero, al contrario de lo que sucede con el pinsapo, es de las coníferas españolas la más pirofítica (adaptada al fuego), debido quizás a su alto contenido en resina, lo que explica la generación de fuegos de alta intensidad.
Desde su tesis doctoral, Gómez Zotano ha centrado su carrera investigadora en Sierra Bermeja, y recuerda que, entre las sierras litorales malagueñas, Sierra Bermeja destaca por el elevado riesgo y la extrema intensidad de los incendios forestales. Algunos factores naturales contribuyen a la génesis y propagación del fuego: una densa biomasa altamente combustible, una topografía accidentada con acusadas pendientes y numerosos valles encajados, el azote casi permanente de los fuertes vientos que canaliza el Estrecho de Gibraltar o las elevadas temperaturas que se alcanzan en la época estival.
Según el investigador, el estudio de los incendios forestales en Sierra Bermeja, como un problema extendido en un período de tiempo más dilatado, puede ofrecer una mejor comprensión del papel real que el fuego ha jugado en la estabilidad y persistencia de las diferentes variantes del bosque bermejense, de la resistencia al fuego de sus especies componentes, cuestión que puede ayudar a explicar mecanismos de regeneración, adaptación y competencia interespecífica.