Los eventos de mortalidad arbórea masiva asociados a la sequía han aumentado en todo el mundo en las últimas décadas, y afecta a la estructura y al funcionamiento de los ecosistemas forestales. Sin embargo, el conocimiento existente sobre la vulnerabilidad individual a la mortalidad inducida por la sequía sigue siendo limitado y mucho más la identificación de señales que avisen de la muerte prematura de árboles a causa de la falta de agua.
Con una investigación de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) se trata de arrojar luz sobre este problema ambiental, con la identificación de los factores que desencadenaron un evento de mortalidad masiva en una extensa área forestal del centro de España dominada por Pinus sylvestris L., una especie de amplia distribución e importancia económica y ecológica.
Para detectar las señales que avisan de la muerte de árboles se compararon los patrones de crecimiento radial en parejas de individuos vivos y recientemente muertos que coocurrían en estrecha proximidad y presentaban edad y tamaño similares, aislando así los efectos del tamaño y el entorno del proceso de mortalidad. Se comparó la dinámica temporal del crecimiento, la sincronía del crecimiento (patrones anuales coincidentes entre individuos a lo largo del tiempo) y la sensibilidad del crecimiento a la disponibilidad de agua (estimada como la precipitación menos la evapotranspiración potencial) entre árboles vivos y muertos.
Qué señal avisa de la muerte temprana de árboles a causa de la sequía
Tras las comparativas realizadas, el equipo de la UAH ha detectado que la sensibilidad del crecimiento a la disponibilidad hídrica podría servir como una señal de alerta temprana de mortalidad y ese tipo de indicadores puede ser de gran ayuda a la hora de diseñar medidas de mitigación y adaptación al cambio climático en ecosistemas forestales.
“Este estudio se realiza en una zona caliente de cambio por cambio climático, donde la respuesta de individuos adultos de pino silvestre ha sido rápida y donde es clave comprender los factores que hace a algunos individuos más propensos al decaimiento y poder predecir los cambios posibles en otras zonas. Observamos un marcado incremento en la sensibilidad climática y la sincronía en el crecimiento de todos los individuos, sugiriendo una elevada vulnerabilidad frente al cambio climático. Sin embargo, los individuos muertos presentaron antes del evento de mortalidad menor sensibilidad climática y sincronía, lo que sugiere un desacoplamiento entre el clima y crecimiento. Estos resultados pueden usarse como indicadores de alerta temprana en el crecimiento de los árboles”, señala Paloma Ruiz Benito, profesora del departamento de Ciencias de la Vida e investigadora en el grupo de Ecología y Restauración Forestal y el Grupo de Investigación en Teledetección Ambiental de la UAH.
Qué cambios se han detectado en las masas forestales a lo largo de los últimos 50 años
En los últimos 50 años, aunque no se detectaron diferencias significativas en el crecimiento entre árboles vivos y muertos, sí se observó un aumento de la sincronía del crecimiento y de la sensibilidad a la disponibilidad de agua (es decir, la pendiente del balance hídrico en el modelo de crecimiento) en todos los árboles a medida que aumentaba la intensidad de la sequía. “Veinte años antes de la mortalidad, los individuos muertos mostraron una menor sincronía de crecimiento y una menor sensibilidad del crecimiento a la disponibilidad de agua que los vivos“, destacan los investigadores.
La reducción registrada en la sincronía del crecimiento y en la sensibilidad del crecimiento a la disponibilidad de agua en los árboles muertos sugiere un desacoplamiento entre el crecimiento arbóreo y el clima, lo que podría aumentar el riesgo de fallo hidráulico y de inanición de carbono bajo condiciones cada vez más áridas.
Así, el uso de la sensibilidad del crecimiento a la disponibilidad hídrica podría servir como una señal de alerta temprana de mortalidad arbórea, que merece ser estudiada en mayor profundidad en el futuro, particularmente en zonas con condiciones de sequía estacional. Ese tipo de indicadores de riesgo de mortalidad puede ser de gran ayuda a la hora de diseñar medidas de mitigación y adaptación al cambio climático en ecosistemas forestales.