Por primera vez en la historia de España existe un catálogo actualizado de humedales que permite identificarlos en el territorio. Un total de 6.169 zonas localizadas en un trabajo de investigación de meses, que muestra que el Inventario Español de Zonas Húmedas (IEZH) recoge sólo 1352 de ellos; el resto proviene de catálogos autonómicos que aún no están en manos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO): (4415 de las Comunidades Autónomas de Navarra, Castilla y León, Aragón, Galicia y Cataluña) y de datos oficiales de las comunicades que no disponen aún ni de esos catálogos (402, Canarias, Extremadura y Cantabria) recopilados de notas de prensa, eventos o trabajos preliminares de elaboración de inventarios autonómicos.
Este catálogo resulta imprescindible para evitar el deterioro y poder crear hojas de rutas para conservar y restaurar. “Hablamos de ecosistemas que representan el semáforo sobre el estado del ciclo del agua, unos espacios que, bien gestionados, son aliados frente al cambio climático y que protegen nuestra biodiversidad, que como sabemos están también en acelerado declive. Y se están perdiendo”, explica el director de la entidad, Eduardo de Miguel.
Global Nature es la única entidad española con el reconocimiento internacional RAMSAR por el cuidado de estos humedales. Uno de los grandes trabajos en los que ha participado es la recuperación de La Nava, en Palencia, junto las administraciones públicas. La entidad hace, del mismo modo, labores de restauración en los humedales de Boada y Pedraza. Todos ellos, parte del antiguo Mar de Campos, uno de los principales mares interiores ubicados en Palencia (Castilla y León). “La Nava son ahora 450ha, cuenta con protección RAMSAR desde 2002 pero no incluido en el Inventario Nacional. Casi más flagrante aún es el caso de los humedales de Boada (65ha) y Pedraza (70ha), que no aparecen en ningún catálogo, no están identificados”, explica el coordinador de Global Nature en Palencia, David Miguélez.
El propio Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico MITECO lo detalla: “Alcanzar un grado de conocimiento adecuado de la situación de un recurso y de su estado de conservación es la única manera posible de detectar posibles cambios en el mismo, por lo que los trabajos de inventariación suelen ser una actividad básica en cualquier programa de conservación de la biodiversidad”.
“Sabemos que es necesario poner en el debate nacional de la conservación la restauración de los humedales, y urgente. Con este informe evidenciamos con contundencia que es más necesario que nunca: necesitamos saber lo que tenemos, saber lo que se ha destruido; es la única forma de tener una ruta para poder restaurarlos a medio plazo”, en palabras de Eduardo de Miguel.
Tal y como explica el propio informe: “Han pasado 22 años desde que el BOE recogiese los detalles de elaboración de dicho inventario y 37 años después de la norma que dio el mandato para su elaboración.
El deficiente cumplimiento del primer paso de la cadena competencial, que se debía iniciar con las comunidades autónomas elaborando sus propios inventarios y aportándolos al Inventario Español de Zonas Húmedas, no solo ha provocado que el inventario nacional sea muy limitado, además ha llevado a que las Confederaciones Hidrográficas cuenten con información deficiente para cumplir con el mandato de incluir esos humedales en las zonas protegidas dentro de los planes de cuenca”.
“El informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES) arroja datos terribles: es el 80% de estos lagos y humedales los que están gravemente deteriorados. Estamos en una tendencia negativa”, añade, por su parte, la patrona de la Global Nature Marion Hammerl, experta internacional del cuidado de estos ecosistemas.
Actualmente solo es posible conocer oficialmente el estado de conservación de los humedales que están dentro IEZH, es decir, solo de 1352 humedales. En este sentido, las cifras son claras: el 47% de los humedales incluidos en el catálogo se encuentran en una situación de conservación desfavorable o han desaparecido. “No sabemos cuántos están en fase de destrucción. Es una situación alarmante”, concluye Eduardo de Miguel.