
Artículo de
David Boteller Mas
Licenciado en biología (Universidad de Barcelona). Máster en investigación clínica: especialidad salud internacional (Universidad de Barcelona).
Responsable de Salud Global Lab.

El 7 de abril, se celebra el Día Mundial de la Salud, una fecha que conmemora la creación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1948. Cada año, la OMS dedica esta jornada a un problema de salud específico. En 2025, el enfoque está en la salud materna y neonatal, con el objetivo de impulsar a gobiernos y actores clave del sector sanitario a intensificar sus esfuerzos para prevenir muertes evitables de madres y recién nacidos.
Salud materna
La salud materna abarca el bienestar de las mujeres durante el embarazo, el parto y el posparto. A pesar de los avances de las últimas dos décadas, el número de mujeres que mueren por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto sigue siendo alarmante. En 2017, se registraron 295.000 muertes maternas. Las principales causas incluyen hemorragias, infecciones, hipertensión, abortos de riesgo y partos obstructivos, además de enfermedades como la anemia, la malaria y problemas cardíacos.
La mayoría de estas muertes podrían evitarse con atención médica y profesionales capacitados en entornos adecuados. Aunque la proporción de partos asistidos por personal sanitario aumentó del 58% en 1990 al 81% en 2019, la reducción de la mortalidad materna sigue siendo lenta. Más de la mitad de estos fallecimientos ocurren en zonas desfavorecidas, principalmente en África subsahariana y Asia meridional, regiones que en 2017 concentraron el 86% de las muertes maternas en el mundo.
Salud del recién nacido
Las elevadas tasas de mortalidad infantil reflejan desigualdades en el acceso a atención médica esencial y evidencian deficiencias en el desarrollo social y económico. Factores como la pobreza, la desnutrición, la falta de agua potable y saneamiento, junto con la escasez de servicios de salud de calidad, agravan esta problemática.
Para garantizar la supervivencia infantil, es fundamental fortalecer la promoción de la salud, la prevención de enfermedades mediante la vacunación y el tratamiento oportuno de afecciones comunes. Actualmente, las muertes neonatales representan el 47% de los fallecimientos en menores de cinco años, sumando 2,4 millones de vidas perdidas al año, muchas de ellas en la primera semana de vida.
La falta de atención médica de calidad en el parto y los primeros días de vida es una de las principales causas de muerte neonatal, especialmente en países con recursos limitados.
Una llamada a la acción
El bienestar de madres y recién nacidos es clave para el desarrollo de comunidades saludables. Sin embargo, según datos de la OMS:
- Alrededor de 300.000 mujeres mueren cada año por complicaciones en el embarazo o el parto.
- Más de 2 millones de recién nacidos fallecen en su primer mes de vida y otros 2 millones nacen sin vida.
- Esto supone aproximadamente 1 muerte evitable cada 7 segundos.
Para abordar esta situación, la OMS insiste en la necesidad de fortalecer los sistemas de salud y garantizar una atención integral durante todo el embarazo, el parto y el posparto. Es fundamental un enfoque multidisciplinario que no solo trate complicaciones obstétricas, sino que también contemple la salud mental, las enfermedades no transmisibles y la planificación familiar.
Si no se aceleran los avances, la mayoría de los países no alcanzarán la meta de reducir la mortalidad materna a menos de 70 muertes por cada 100.000 nacidos vivos para 2030. Además, más del 30% de los países no lograrán reducir la mortalidad neonatal en la medida prevista, lo que pone en riesgo el objetivo de eliminar las muertes evitables de recién nacidos y niños menores de cinco años.