La Universidad de Sevilla interviene en la actualidad en la restauración de 20 modelos anatómicos, de un total de 525 piezas que alberga en su fondo de esculturas realizadas entre los siglos XVIII al XX, usadas con fines docentes en la Facultad de Medicina. Por el momento, acaba de finalizar la primera fase de restauración, constituida por nueve piezas.
Estas obras que muestran cuerpos humanos completos o partes de ellos seccionados y en ocasiones representando diversas patologías, quieren ser mostradas y potenciar su visibilidad en el futuro museo universitario, dado que dan testimonio de los métodos de enseñanza utilizados durante siglos, que fueron imprescindibles en la preparación de generaciones de médicos. Los modelos bi y tridimensionales fueron muy utilizados en las aulas de anatomía y disección para el estudio de la estructura orgánica humana, señala el profesor Javier Bueno Vargas, profesor del Departamento de Pintura de la Facultad de Bellas Artes.
La Dirección General de Cultural y Patrimonio de la US propuso que fueran restaurados por alumnos del Grado de Conservación y Restauración de Bellas Artes como práctica docente, al detectarse el “mal estado de conservación de muchas de estas esculturas y relieves”, y así lo han estado haciendo durante las últimas cinco promociones de estudiantes de conservación-restauración, desde el año 2018 y hasta 2022.
En estas prácticas, se han detectado numerosas “faltas o lagunas de soportes y acabados pictóricos, repintes y retoques, reetiquetados, acumulación de suciedad y manchas”. Entre los factores de deterioro estaban la manipulación por el uso docente, el envejecimiento natural de los materiales constituyentes, el haber estado en condiciones medioambientales inadecuadas (humedad, temperatura e iluminación), la realización de intervenciones no expertas a lo largo de la historia y las condiciones de custodia, almacenaje y exposición.
Diversidad de materiales
Entre las piezas de mayor calidad se encuentra ‘el niño diseccionado’, modelo realizado en cera, una técnica cara y frágil. Le siguen en calidad los modelos fabricados en papel maché hueco con estructuras metálicas internas y policromados, probablemente al temple y al óleo, como el corazón y la pelvis femenina, restaurados en esta primera fase.
Este tipo de piezas en papel maché fueron manufacturadas en serie y, por tanto, “óptimos sustitutos del cadáver diseccionado, comenzando a usarse desde la segunda mitad del siglo XIX por instituciones educativas, universidades y escuelas secundarias para la enseñanza de la anatomía humana, la zoología y la botánica”.
Los modelos anatómicos más recientemente intervenidos son de mediados del XX. Muchos de ellos fueron confeccionados por los alumnos durante la cátedra de anatomía de José María Cañadas en Medicina. Algunas de las piezas de madera de esa época están firmadas con las iniciales AP, que se corresponden con el escultor Antonio Pérez. El resto son anónimas. Están realizadas en madera, escayola y metal, y policromadas al óleo.