Resaltan la importancia del puerto de Palos en la etapa colombina

El catedrático de Paleontología de la Universidad de Huelva, Francisco Ruiz, forma parte del equipo interdisciplinar que ha participado en la recreación de la histórica dársena, desde la que partieron en 1942 las naves que participaron en el Descubrimiento.

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Se trata de una de las investigaciones más ambiciosas que, desde un trabajo multidisciplinar, trata de arrojar luz sobre nuestro pasado, y especialmente sobre un hito de la Humanidad como es la gesta del Descubrimiento de América, poniendo precisamente el foco en el puerto histórico de Palos de la Frontera, y culminando en la recreación, por primera vez, de esta importante dársena, desde la cual partieron las famosas carabelas en 1942, y que acabaron en el Nuevo Mundo.

El Dr. Francisco Ruiz, catedrático de Paleontología de la Universidad de Huelva y profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra, es uno de los investigadores que trabaja en esta iniciativa para ahondar en el pasado palermo, y destaca que “teníamos en Huelva un déficit histórico, porque conocemos la fecha en que Cristóbal Colón partió con toda la expedición (hacia las Indias inicialmente), o la fecha en la que descubrió América, de cuándo regresó, pero nos faltaba conocer dónde estaba y cómo era el puerto del que zarparon, el Puerto de Palos”.

Ruiz ha recordado que hace 30 años se iniciaron las excavaciones en la franja norte de Palos, al objeto de dar con estructuras que evidencias en la existencia de ese histórico puerto, y no fue hasta hace 9 años que “empezaron a emerger verdaderamente las diferentes partes que conformaban estas instalaciones portuarias”, gracias a los trabajos encabezados por el catedrático de Arqueología de la UHU Juan Campos. Entre otras cosas, para el análisis geológico-químico de terreno, “estudiamos perforaciones con cilindros de hasta 20 metros de profundidad, extraídos del propio terreno, con el objetivo de comprobar cuáles fueron las condiciones en las que el puerto de Palos se encontraba durante la época colombina, así como mucho antes”.

Francisco Ruiz destaca que, gracias a la investigación interdisciplinar de la Universidad de Huelva, materializada en el ambicioso estudio ‘Where did Christopher Columbus start?: The estuarine scenario of a historial date’, “hoy podemos ver de manera directa cuáles eran esas estructuras, a pesar del deterioro”, y entre las principales conclusiones, podría resaltarse la existencia de un edificio principal, que cumplía las funciones de almacenamiento, también de taberna, donde se realizaban los tratos comerciales, así como de una decena de hornos dedicados a la producción de elementos como menaje del hogar, cerámica, cal o ladrillo”.

Por supuesto, este estuario-ensenada comprendía la zona de embarcaderos, y se piensa que también acogía la actividad de astilleros. Afirma Francisco Ruiz que “hablamos de un puerto con unas dimensiones contenidas, si lo comparamos por ejemplo con el actual Puerto de Huelva, pero sí que era muy pujante a finales del siglo XV, tanto como para ser elegido como punto de partida de la gesta descubridora”. Asimismo, indica el investigador que hay indicios (piezas de vajilla de otras culturas, utensilios para la elaboración de azúcar, etc), que apuntan a que se trataba de un puerto que mantenía relaciones comerciales importantes no sólo a nivel nacional, sino también internacional.

Aunque los investigadores no cuentan con la suficiente documentación para realizar una radiografía exacta del estuario, afirma Francisco Ruiz que “sí sabemos que existía un canal principal colindante a la zona sur de la ensenada, con la ciudad de Palos a un lateral, además de la acción de varios arroyos, cuyas aguas se vertían en la ensenada, al igual que el agua de lluvia que caía por las propias laderas, que arrastraban el sedimento, lo que seguramente provocó que la ensenada se fuera cubriendo progresivamente”, dificultando la navegación.

El estudio no sólo se centra en la época colombina, sino que, gracias al trabajo de investigadores arqueólogos, geólogos, geografólogos y paleontólogos, permite remontarnos a la Prehistoria, viajando seis millones de años atrás (Mioceno) para comprobar los cambios que ha sufrido el terreno hasta la actualidad, desde tiempos en los que el océano Atlántico y el mar Mediterráneo tenían una relación bien distinta a la que hoy conocemos, “conectándose a través de dos estrechos, uno al norte, que coincidiría con la actual depresión del Guadalquivir, y otro al sur, en la zona de Marruecos y Argelia”, explica Francisco Ruiz. El catedrático de Paleontología detalla que “primero se cerraría el estrecho norte, debido a la intensa presión que ejercía la placa tectónica africana sobre la placa europea”, al que seguiría el estrecho sur, de manera que “hubo un periodo de tiempo, hace aproximadamente 500.000 años, en el que el Atlántico y el Mediterráneo no estaban conectados”.

Posteriormente, hace dos millones de años, a lo largo del Pleistoceno, en el estrecho norte, se formaría una extensa bahía, sometida a “tormentas que nos han dejado un legado espectacular”, como demuestran los fósiles a lo largo de todo el territorio de Huelva, y se pasaría “de una zona marina a una continental, cuando empezaron a dominar los ríos, ríos como el proto-Tinto o el proto-Odiel, que con su arrastre de sedimentos y configuración del terreno, propiciarían la creación de una serie de ensenadas, siendo una de ellas la del puerto de Palos.

Por otro lado, Francisco Ruiz ha subrayado que la investigación ha permitido también “conocer la actividad geológica de la zona en cuanto a tsunamis y maremotos”, debido a las intensas fricciones entre la placa africana y la asiática, de manera que “tenemos un tsunami bastante documentado en torno al siglo III, y por supuesto el famoso terremoto de Lisboa en 1755”.

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