El primer fan alzó la voz: ‘Temblad’ y el rockero madrileño de inmediato, guitarra en mano, se puso a interpretarla. Así toda la noche. Dos horas de música auténtica, buenas letras, peticiones, diálogo y conexión entre Quique González y los numerosos fans entregados que llenaron el remodelado teatro Apolo. Entre los gustos del público y las propias inquietudes del artista se pudieron escuchar ‘Día de Feria’, ‘Rompeolas’, ‘Calles de Madrid’, ‘Salitre’, ‘Bajo la lluvia’ y un amplio repertorio. Un viaje poético por su dilatada discografía, el regreso de viejos temas y las últimas creaciones. Una fiesta entre amigos.
La idea, innovadora, supone exponerse delante del público, con el único apoyo de sus tres guitarras, un piano y la voz, y disponer de una buena memoria para recordar las letras de sus nueve discos. Pero también fue, anoche, sábado, una actuación divertida, llena de frescura, la cual le permitió tocar por primera vez en la gira una canción, “no me lo habían pedido antes”, negarse a otra, “te la cambio por dos, porque creo que es el peor tema que he hecho”, sonreír cuando piden un título ya interpretado, “ésa ya la he tocado”. En definitiva, disfrutar con los amigos-fans, todos en comunión, en un recital de dos horas, que terminó, sin micrófono, y de pie cantando juntos. Emocionante.
La trayectoria de Quique González está guiada por la constancia y la incesante búsqueda en la forma de explotar ese rock de autor tan personal, más accesible en sus inicios, más lírico en su parte central y menos encorsetado en los últimos tiempos, pero todos ellos con un sello personal inconfundible. En esta gira, al ser acústica, las canciones llevan un poso más reposado, menos ritmo que el transmitido en sus discos, y más centrado en las palabras, que interpreta de manera íntima. Es la visita de un amigo a tu casa, con la guitarra en mano, y ponerse a cantar en tu fiesta, para disfrute de todos.
En esta línea, sus letras son como las pinceladas de un pintor. Despliega la literatura en su ‘Carta Blanca’ con frases cortas, que poco a poco van componiendo una canción personal, donde destila toda su personalidad.
De esta manera, los fans que anoche asistieron al concierto podrán contar orgullosos en las redes sociales que han vivido en el teatro Apolo un recital único e irrepetible, porque es el público y las sensaciones del artista las que guiaron la velada. “Siempre me ha estresado un poco cerrar repertorios, labor obligada cuando tocas con otros cuatro tipos, así que aproveché la coyuntura y la cercanía que ofrecen los aforos reducidos para dejarme llevar y tocar las canciones que iba pidiendo la gente del público en el momento. Es mágico”. Y así fue toda la noche, ante la complicidad de los asistentes a este concierto enmarcado en el Programa de Primavera organizado por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería.