Tanto la situación socioeconómica como ambiental de los países influye en los patrones de los ataques de los carnívoros contra el ser humano. Así lo afirma un estudio internacional que se publica en la revista PLOS Biology y que han liderado el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC) junto al Science Museum (MUSE) de Trento (Italia).
Según el análisis de más de 5.000 informes, los carnívoros siguen diferentes patrones. En los países con mayores ingresos, los ataques se dan sobre todo en momentos de ocio y es menos probable que sean fatales. Sin embargo, en los países con menos ingresos se producen durante el trabajo y su desenlace es más grave. En concreto, India registró el 72% de los ataques y el sureste africano el 14%.
Qué ataques de animales se han tenido en cuenta en este estudio
El equipo se centró en la información sobre los ataques registrados entre 1970 y 2019 de 12 especies de carnívoros de tres familias (osos, felinos y cánidos). A partir de artículos científicos, páginas web e informes de noticias, identificaron 5.089 ataques de grandes carnívoros. En el 32% de los casos, casi 1630 personas, los ataques resultaron fatales.
“Hemos observado que entre 1970 y 2019, el número de ataques informados aumentó, particularmente en los países de bajos ingresos. Sin embargo, desde principios de la década de los 90, los informes de ataques disminuyeron en los países con mayor proporción de bosques”, aclara el investigador del MNCN, Vincenzo Penteriani.
En qué situaciones se producen los ataques de los animales
En los países con mayores ingresos, los ataques se produjeron mayoritariamente durante actividades recreativas, como caminatas, campamentos o paseos con perros. Frente a esta tendencia, casi el 90 % de los ataques en países más pobres ocurrieron durante actividades relacionadas con los medios de subsistencia, como la agricultura, la pesca o el pastoreo de ganado, apunta Giulia Bombieri, del MUSE. “Además, el desenlace de los ataques también fue más grave en los países con menores ingresos, sobre todo aquellos en los que hay tigres y leones”, continúa.
Según los registros, los ataques de los felinos y cánidos salvajes están más relacionados con la depredación, mientras que en el caso de los osos, los ataques se producen cuando son sorprendidos hurgando en la comida o defendiendo a sus cachorros. “Los datos de esta investigación dejan claro que, los planes para reducir los ataques de grandes carnívoros deben adaptarse al contexto socioeconómico de cada lugar”, indica Penteriani.
Cómo prevenir los ataques de animales
En países con altos ingresos, las campañas, tanto para quienes visitan como quienes residen en áreas donde hay carnívoros, deben centrarse en educar para evitar comportamientos de alto riesgo que puedan desembocar en encuentros peligrosos. Por el contrario, en los países de bajos ingresos, donde la coexistencia con grandes carnívoros es en su mayoría involuntaria, la ordenación del territorio que cree áreas que separen al ser humano y el ganado del hábitat de los grandes carnívoros; la expansión de las áreas protegidas y la restauración de la conectividad de los hábitats serían estrategias más apropiadas.
“Estas medidas preventivas pueden ser difíciles de implementar a medida que crece la población mundial, pero cuando las actividades humanas recreativas o de sustento se superponen con áreas de distribución de grandes carnívoros, reducir el riesgo de ataques es crucial”, termina Bombieri