“¿Qué han hecho los fenicios por nosotros? Introducir la vid, el olivo y el alfabeto”

En mayo de 2014, un equipo dirigido por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Arqueología de Mérida (IAM) comenzó la excavación del yacimiento tartésico de Casas de Turuñuelo (Guareña, Badajoz). El estado de conservación del lugar iba a facilitar la obtención de información sobre esta civilización protohistórica del sur de la Península Ibérica. Lo que no podía imaginar el equipo es que el trabajo previsto para una semana se alargaría durante años. No sabían que protagonizarían uno de los acontecimientos arqueológicos más importantes de la historia antigua mediterránea: habían hallado el edificio construido en tierra mejor conservado del Mediterráneo occidental.

Ahora, siete años después del inicio de estas excavaciones, el canal National Geographic estrena el documental Tartessos. La Civilización perdida. El CSIC colabora en este documental internacional, que se emitirá en 160 países, gracias a la participación del proyecto del IAM Construyendo Tarteso.

Dirige este estudio la investigadora del CSIC, Esther Rodríguez, que investiga el valle medio del Guadiana donde, se cree, se desarrolló la última etapa de la cultura tartésica. Desde Guareña, trabaja mano a mano con el pasado, pero pensando en el futuro.

Pregunta: ¿Cuáles son los orígenes de los tartesos?

Respuesta: Tarteso es una cultura que ha pasado por varios estadios, lo que la ha llevado a tener diversos significados en función del autor que aborde su estudio. Entendida primero como una ciudad o como un territorio, ha llegado incluso a definirse como una cultura que hunde sus raíces en la prehistoria peninsular, la primera civilización de occidente. El avance de la investigación arqueológica nos permite fijar su origen tras los primeros contactos con población oriental, principalmente fenicios, que fundaron sus colonias occidentales a finales del siglo IX a.C. Así, podríamos resumir que Tarteso es el resultado de la simbiosis entre lo oriental, mediterráneo, y lo local, de raíz atlántica.

Esther Rodríguez, investigadora del CSIC.

P: ¿Por qué se desarrolló en el suroeste de la península ibérica?

R.:Su desarrollo se concentra en el denominado núcleo de Tarteso, un espacio comprendido por el territorio que actualmente ocupan las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva. Sin embargo, el modelo de esta civilización entra en crisis a finales del siglo VI a.C. dando paso, en el valle del Guadalquivir, a la cultura turdetana. Pero Tarteso, lejos de desaparecer, inaugura en ese momento una tercera etapa, denominada tartésico final, en las tierras que tradicionalmente habían formado parte de su periferia geográfica, caso del valle medio del Guadiana, donde empieza un sistema de poblamiento capitaneado por los edificios tipo Cancho Roano o Casas del Turuñuelo, que perdurará hasta su total desaparición a principios del siglo IV a.C.

P.: Las fuentes griegas ya hablaban de Tarteso, pero no son muy fiables. ¿Cómo ha ayudado la arqueología a arrojar luz sobre esta civilización?

R.: La arqueología nos ha permitido tener una visión nítida de lo que fue Tarteso. Posiblemente, el desciframiento de la escritura del suroeste o escritura tartésica, contribuiría positivamente en esta tarea. Ojalá en un futuro, una especie de piedra Rosetta se cruce en el camino de nuestra investigación.

P: ¿Cree que la herencia tartésica es tan recordada como nuestro pasado romano, visigodo o árabe?

Tarteso vive en estos momentos su edad dorada. El interés por esta cultura ha crecido exponencialmente en los últimos años. En la última década son numerosas las publicaciones, los congresos o los documentales que han abordado el conocimiento de Tarteso y la producción del documental, Tartessos. La civilización perdida, es buena muestra de ello

P.: ¿Cuándo nació Construyendo Tarteso? ¿Cuáles son sus objetivos?

R.: Surge tras el inicio de las excavaciones en el yacimiento de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz). El excelente estado de conservación del edificio de Casas del Turuñuelo, y el hecho de que no se trate de un yacimiento aislado, sino que junto con él ya contamos con otros ejemplos excavados, como Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz) o La Mata (Campanario, Badajoz), nos empujó a incorporar la arquitectura como fuente de análisis, para estudiar estas construcciones, no solo desde un punto de vista arquitectónico, sino también social. Así sumamos una nueva línea de investigación al conocimiento de Tarteso, que siempre ha estado ligado al análisis de sus materiales (cerámicas u orfebrería), dada su riqueza y suntuosidad.

P.: En alguna ocasión ha hablado de la necesidad de estudiar el pasado para conocer y transmitir el presente. ¿Cuál es el legado de la cultura tartésica?

R.: Tarteso es una de las primeras civilizaciones de occidente y, como tal, debe tener su lugar en la historia. Haciendo alusión a la película La vida de Brian, “¿qué han hecho los romanos por nosotros?”, deberíamos trasladarnos a etapas más antiguas y en este caso preguntarnos qué han hecho los fenicios por nosotros y, por ende, qué le debemos a la originalidad de Tarteso. Quizás muchos desconozcan que la llegada del burro o la gallina se la debemos a nuestros vecinos del otro extremo del Mediterráneo, pero también la introducción de la vid y el olivo, el hierro, la arquitectura cuadrangular, el torno de alfarero o determinadas técnicas de orfebrería o el trabajo del hueso y del marfil, así como el alfabeto.

Es fundamental que la sociedad sepa que no todo se lo debemos a los romanos, sino que muchas sociedades que los precedieron, entre la Prehistoria y la Edad del Hierro, son protagonistas y causantes de muchos de los elementos y aspectos que hoy nos acompañan en nuestro día a día.

Restos de caballos y cerdos encontrados en el patio de las Casas de Turuñuelo./ IAM.

P.: ¿Qué acogida cree que tendrá este documental de National Geographic?

R.: Tarteso es una cultura que despierta gran interés y el hecho de que siempre haya estado ligado al mito y a la leyenda incrementan dicho interés. Este documental quiere difundir los últimos conocimientos sobre esta cultura: cuál fue su origen, su desarrollo y su final, y qué manifestaciones materiales y símbolos lo identifican, para con ello poner un punto y aparte desde el que empezar a construir una divulgación de Tartesos próxima a su realidad arqueológica.

P: ¿Qué desafíos plantea el proyecto?

R.: Construyendo Tarteso es un proyecto con una amplia perspectiva de futuro, por lo que se podría decir que nuestra labor en torno al conocimiento de Tarteso en las tierras del interior solo acaba de empezar. Continuamos con los trabajos arqueológicos en el yacimiento de Casas del Turuñuelo. En la actualidad, el proyecto cuenta con la colaboración de casi treinta instituciones, lo que lo convierte en un referente dentro del ámbito de la investigación arqueológica. 

Pero nuestra labor no se restringe al yacimiento de Casas del Turuñuelo, sino que trabajamos en el estudio de otros enclaves del Guadiana Medio adscritos a la primera Edad del Hierro. El objetivo es conocer cómo se articulaba este espacio entre los siglos VII – V a.C. para contribuir tanto en el conocimiento histórico como en su divulgación. Para ello, entre otros proyectos, trabajamos en la creación de una Ruta de Tartesos que permita conectar los enclaves del Guadiana y, así, convertir nuestro patrimonio en un recurso turístico del que pueda disfrutar toda la sociedad. Así, uno de los retos al que nos enfrentamos actualmente es la cobertura y musealización del yacimiento de Casas del Turuñuelo, que esperamos que pronto sea visitable.