Agentes de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía han certificado un nuevo caso de anidamiento de tortuga boba (Caretta caretta) en la playa de Mojácar, frente al Parador Nacional. Se trata del quinto nido documentado en playas almerienses desde 2001, un hito para la conservación de esta especie amenazada.

El hallazgo se produjo gracias a la rápida actuación de los servicios municipales de limpieza de playas de Mojácar, que, a primera hora de la mañana, alertaron a través del teléfono de Emergencias 112 al detectar la presencia de una tortuga marina excavando en la arena, probablemente en proceso de anidamiento. Esta comunicación activó de inmediato el protocolo de atención a eventos de anidación de tortugas marinas, movilizando a técnicos de la Consejería, Agentes de Medio Ambiente y otros efectivos implicados.
A su llegada, el técnico de medio litoral y marino de la Delegación Territorial y varios Agentes de Medio Ambiente constataron, con el apoyo del voluntariado de la Asociación Equinac y la colaboración de la Policía Local de Mojácar, que el ejemplar que había estado cavando era una hembra de tortuga boba, especie que habita en aguas cálidas y realiza grandes migraciones a lo largo de su vida, acercándose a la costa para el desove durante los meses de junio y julio.
Evaluada la ubicación del nido, los expertos concluyeron que existía un riesgo significativo de inundación por mareas o temporales. Por este motivo, se procedió esa misma tarde a comprobar si la tortuga había depositado sus huevos con el fin de realizar, si era necesario, la traslocación del nido a un punto más seguro. La apertura de la cámara de incubación fue realizada por el técnico de medio marino de la Junta y un Agente Medioambiental del Ministerio para la Transición Ecológica, ambos con formación especializada en la gestión y conservación de anidamientos de tortugas.
En total, se encontraron 99 huevos. De ellos, 20 fueron trasladados a las instalaciones de Oasys Minihollywood, en Tabernas, donde serán incubados en condiciones controladas. Los 79 restantes se reubicaron en un lugar cercano, también en Mojácar, más protegido de posibles riesgos. En esta nueva ubicación, y en colaboración con el Ayuntamiento de Mojácar, se han establecido todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad del nido y maximizar las probabilidades de éxito de la puesta.
Una rápida intervención
Cada vez son más frecuentes los anidamientos de tortugas en nuestras costas, y esto no solo responde a cambios ambientales, como el aumento de la temperatura del mar, sino también a una mayor capacidad de respuesta gracias a la colaboración entre instituciones y la población local.
Desde Medio Ambiente recuerdan la importancia de avisar al 112 en cuanto se detecte la presencia de una tortuga en la playa. “Ese gesto puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de una puesta. Es fundamental no molestar al animal, mantenerse al menos a 50 metros de distancia, evitar ruidos o luces que puedan alterar su comportamiento, y dejar actuar a los agentes y personal técnico especializado”.

La provincia de Almería cuenta ya con una breve pero significativa historia de anidamientos de tortuga boba. Al de este 2025, se suman los ocurridos en Vera en 2001, Pulpí en 2015 y otros dos en Mojácar en 2021 y 2023. También se han registrado intentos fallidos en otras playas del litoral, como Agua Amarga en 2014, Cuevas del Almanzora en 2016 o el año pasado en Mojácar. Este patrón creciente confirma que las costas andaluzas forman parte del área potencial de expansión de esta especie, considerada vulnerable a nivel global.
La Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente trabaja estrechamente con el Ministerio para la Transición Ecológica y las entidades locales en la protección de estos eventos. Las actuaciones abarcan desde la vigilancia de las playas hasta la formación de agentes y técnicos en conservación marina, además de la implicación de organizaciones como Equinac, que contribuyen de forma activa en la custodia del territorio y la sensibilización social.
“El compromiso de la ciudadanía, junto con la acción decidida de las administraciones, nos está permitiendo avanzar en el conocimiento científico y en la capacidad de respuesta frente a un fenómeno que es, al mismo tiempo, natural y extraordinario”, ha sostenido De la Torre. “Y en esta tarea, todos sumamos: desde quien hace una llamada a tiempo hasta quienes vigilan día y noche el nido”.
La Consejería continuará durante las próximas semanas con el seguimiento del nido, aplicando las medidas de protección necesarias y manteniendo la vigilancia constante, con la esperanza de que, dentro de unos dos meses, las crías puedan salir a la superficie y alcanzar el mar.