Por si no hubiera suficiente con la pandemia de COVID-19, esta primavera se van a adelantar los picos de polen de olivo y se alcanzarán concentraciones mayores que las de años precedentes.
Investigadores de la Universidad de Jaén aseguran que la floración de los principales emisores de polen a la atmósfera se ha adelantado este año y que además, debido al invierno tan cálido y seco registrado este año, la concentración de polen en la atmósfera marcará registros pocas veces alcanzados, que se asimilarán a lo ocurrido en 2017, cuando la profusión de alergias llegó a niveles alarmantes.
Concentraciones elevadas de pólenes invernales y de polen de olivo
El investigador del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la UJA, Luis Ruiz Valenzuela, ha detectado concentraciones muy elevadas de pólenes invernales, en comparación a lo ocurrido otros años.
La estación de seguimiento continuo de polen de esta universidad ha constatado concentraciones elevadas de niveles de polen de ciprés durante el mes de febrero y principios de marzo, y de plátano de sombra, durante la primera quincena del mes pasado.
Los pólenes de estas especies son causantes de alergias respiratorias, pero no los únicos, y tampoco los más importantes. El temor está relacionado con la floración del olivo, un árbol con mucha presencia en todo el Sureste, y de forma muy especial en Jaén, que apenas sufre por la sequía, debido a que muchas de las explotaciones olivareras, además de ser de carácter intensivo, cuentan con sistemas de riego para mantener la producción hasta en los años más duros.
La floración del olivo se adelantará hasta 20 días
Este año, la floración del olivo se adelantará unos 15 ó 20 días, según las estimaciones de Luis Ruiz Valenzuela, por lo que el pico fuerte de presencia de este agente alérgeno en el ambiente puede comenzar a mediados de abril.
“La temperatura elevada contribuye a que el polen de olivo permanezca en el aire mucho más tiempo de lo normal por las corrientes térmicas que se crean”, afirma este investigador de la Universidad de Jaén, que también asegura la escasez de precipitaciones ha sumado para que la concentración de polen sea más elevada y duradera de lo que suele ser habitual.
Polen de ciprés
Alcanzó su pico máximo el 5 de febrero, con concentraciones de 484 granos por metro cúbico de aire.
Polen de plátano de sombra
La concentración máxima registrada en la Universidad de Jaén fue de 947 granos por metro cúbico el 10 de marzo.
Polen de olivo
Es previsible que se adelante entre 15 ó 20 días, de manera que el pico máximo se alcanzará a mediados de abril. La concentración de granos en el ambiente será similar a la de 2017, cuando se llegó a picos de 10.000 granos por metro cúbico de aire, y varios días en los que no se bajó de los 5.000.
Polen de gramíneas
Su pico suele coincidir con el del olivo, pero este año será menor precisamente por la escasez de precipitaciones.
Invierno cálido y seco favorecen la concentración de polen
El invierno tan cálido ha contribuido a reducir la humedad relativa en el ambiente, lo que supone menos barreras para que los granos de polen viajen por el aire y lleguen en concentraciones mayores.
De la misma manera, el calor también ha activado las especies y, además de provocar el adelanto de la fase de floración, hace que ésta sea algo más fuerte, por lo que es más que probable que se cuente con un volumen de partículas de polen en el aire más elevado que en años anteriores.
Sin embargo, la situación puede cambiar, porque si bien, la producción de polen es un factor acrecentado ya, la dispersión por el ambiente puede variar de forma radical si llueve durante los días en los que se liberan estas partículas, porque el agua caída, “aunque solamente sean quince minutos de lluvia”, contribuye a que los granos de polen precipiten al suelo y se interrumpa su dispersión por el aire.
Sin embargo, según la previsión estacional realizada por los servicios de meteorología se espera que esta primavera sea más cálida y seca de lo normal.
Concentración de polen de olivo mayor de lo habitual pero menos duradera
Todo apunta, pues, que va a haber una concentración de polen de olivo mayor y antes que otros años, pero ¿se prolongará durante más tiempo de lo normal? Pues todo apunta a que no será así, dice Ruiz Valenzuela, porque las temperaturas elevadas hacen que la floración de las especies sea más rápida y los periodos de dispersión de granos de polen se acorten.
“Una temperatura alta y una ausencia de precipitaciones acelera la floración, que ya de por sí es rápida en este tipo de plantas”, dice. Eso sí, el hecho de que se adelante no quiere decir que las personas alérgicas sufran más, simplemente que tienen que hacer frente a las consecuencias de esta enfermedad un tiempo antes, y es indiferente si el pico máximo se alcanza a mediados de abril o a principios del mes de mayo.
Tregua con el polen de gramíneas
Aunque no todo va a ser adverso. La ausencia de lluvias de este invierno ha provocado que la concentración de polen de gramíneas sea algo más baja, ya que se trata de plantas muy sensibles a la falta de agua y producirán menos flores. Las gramíneas siguen los mismos plazos que el olivar y se espera que su pico de dispersión de polen también se adelante, pero este año va a ser menor.
Todas estas proyecciones y análisis se realizan con las muestras tomadas en una estación instalada en la Universidad de Jaén. Aunque se trata de un entorno urbano, los sistemas de medición son totalmente fiables y sus resultados son aplicables a zonas situadas entre 20 y 50 kilómetros a la redonda, de manera que sus datos reflejan fielmente lo que ocurre en zonas de cultivo de olivar.
Primavera similar a la 2017
Esta primavera se parecerá mucho a la de 2017, un año bastante seco y cálido, así que las afecciones respiratorias pueden multiplicarse. Y las recomendaciones para las personas que sufren algún tipo de alergia son las mismas que otros años: reducir la exposición al polen; evitar salir a la calle las horas centrales del día, debido a que es en este momento cuando se incrementa la dispersión de polen, para hacerlo de noche, cuando la humedad del ambiente es más elevada.
Lo que ocurrirá esta primavera es una deriva más del cambio climático, que va mucho más allá de las alteraciones en los procesos de la naturaleza y la conservación de las especies.
Está alterando los modos de vida llevados hasta ahora y, lo que es más importante, pone en peligro la salud de la ciudadanía. Qué mejor ejemplo que esta concentración de polen tan elevada, fruto de uno de los inviernos más cálidos y secos desde que se tienen registros de pluviometría y temperatura. Los nuevos estilos de vida, cada vez más urbanos y alejados de la naturaleza, hacen el resto.