El pescado es uno de los pilares de la dieta mediterránea. Aporta proteínas de alto valor biológico y de fácil digestión. Es fuente de minerales como el fósforo, potasio, sodio o calcio. Y también es rico en ácidos grasos omega-3. Sin embargo, cuando se consume pescado también se están introduciendo en el organismo toda una gama de metales, cuyos efectos negativos sobre la salud están ampliamente demostrados. Ahora, un equipo de investigación de la Universidad de Huelva (UHU) ha querido conocer en detalle la influencia del consumo de pescado sobre los niveles de metales en la orina y las uñas de trabajadores de la industria química y del sector metalúrgico de Huelva.
El equipo de investigación ha realizado un estudio con un centenar de trabajadores de la industria química y metalúrgica, y 40 trabajadores del sector servicios, que por su actividad laboral no están expuestos a metales. El objetivo era medir en orina y uñas los niveles de una veintena de metales, como plomo, arsénico, belirio, cobre, selenio, mercurio, aluminio y el cromo. Los resultados de los análisis han sido publicado en la revista Applied Sciences.
Qué ocurre cuando se consume pescado
En su artículo, el equipo formado por investigadores del Centro de Investigación en Recursos Naturales, Salud y Medio Ambiente (RENSMA) y del Departamento de Sociología, Trabajo Social y Salud Pública de la UHU, describe cómo los análisis de orina de estos trabajadores expuestos a metales revelaron un incremento de los niveles de arsénico y de mercurio.
Concretamente, los niveles de arsénico en orina fueron más altos en los trabajadores que consumieron mariscos o moluscos (102 partes por millón -ppm- frente a 55.4 ppm) o pescado (109 ppm frente a 48 ppm) 8 horas antes de la recolección de muestras. «Cuando se utiliza la orina como material de biomonitorización, el consumo de cualquier tipo de pescado puede influir en los niveles de arsénico y cobalto», explican en su estudio.
Qué metales transfiere al organismo cada tipo de pescado
El equipo de la UHU afinó todavía más y definió a qué tipo de producto de mar se asociaba el incremento de los niveles de metales en la orina de las personas participantes en la investigación. Así comprobaron que la subida de la presencia del mercurio en orina se asoció con el consumo de pescado azul (11.865 ppm) y sardinas enlatadas (19.125 ppm).
«El arsénico mostró relaciones estadísticamente significativas con el consumo de peces marinos (blancos, azules y sardinas enlatadas), mientras que el mercurio se relacionó significativamente con el consumo de pescado azul y especialmente con las sardinas enlatadas», detallan. Asimismo, descubrieron que los niveles de arsénico y litio se asociaron con el consumo de mariscos o moluscos.
La acumulación de metales en las uñas de los pies funciona de manera diferente. Se asocia a un consumo prolongado en el tiempo, no como en el caso de la orina, que basta esperar unas horas tras de haber consumido pescado, para observar el incrementos de los niveles de los metales presentes en ella.
No obstante, los investigadores de la UHU también han querido tener en cuenta este factor e incorporarlo a los resultados de su estudio. Tras analizar las uñas de los trabajadores participantes en esta investigación, se descubrió que el consumo de pescado estaba asociado con el incremento en los niveles de aluminio (17 ppm frente a 8.6 ppm) y berilio (5 ppb frente a 1 ppb).
Qué cambios se producen en el organismo cuando personas no expuestas a metales consumen pescado
El consumo de pescado también ocasiona efectos en los niveles de metales acumulados en el organismo de trabajadores ajenos a los sectores químico, minero y metalúrgico, que no tienen otra fuente relevante de exposición, explican los investigadores onubenses. Manuel Contreras Llanes es uno de los autores de este estudio. En una conversación con la revista Nova Ciencia explicó que la presencia de los metales en el pescado no es nada nueva, y ha sido demostrada en múltiples estudios. Pero nunca antes se había hecho un estudio para determinar los efectos del consumo de pescado sobre los niveles de metales presentes en personas de la industria química, minera y metalúrgica.
Los resultados obtenidos en este estudio de la UHU son interesantes para conocer los efectos del consumo de productos del mar en los niveles de metales pesados presentes en el organismo. Sin embargo, no son del todo concluyentes, reconocen los propios autores. La muestra, de menos de 150 personas, es bastante pequeña, por lo que se necesitan estudios más amplios, con un número de participantes mayor, y más prolongados en el tiempo.
Estudios de este tipo valen para mostrar la transferencia de contaminantes desde el medio ambiente al organismo humano. Son una llamada de atención y un aliciente para tomar medidas dirigidas a frenar el aporte de metales pesados al medio y al mar, donde son consumidos por los peces que luego llegan a nuestra mesa. Una realidad preocupante a nivel global, pero todavía más en lugares como Huelva, una ciudad expuesta a la contaminación por metales llegados a través de los ríos que fluyen por las cuencas mineras, así como por los elementos químicos resultantes de la industria, como los polémicos fosfoyesos.