Parece que de nada sirve que en todas las tiendas de animales vendan bolsitas para recoger excrementos, o que el ayuntamiento debiera, según ordenanza municipal, sancionar económicamente a los dueños. Existe una ley paralela por la que deben regirse éstas personas: “mientras no pillen a mi perro en ese momento, puedo decir que él no ha sido, que mi perro está bien enseñado”.
No importa que esos excrementos puedan transmitir miles de enfermedades a cualquier niño que juegue en el césped, no importa que cause mala imagen, no importa nada, excepto que “no me pillen”.
Yo he tenido perra, de gran tamaño, pero mi perra jamás ha hecho nada en el césped, ni en un parque, ni siquiera en una acera. Mi perra estaba mal enseñada, no hacía caso cuando la llamabas, íbamos paseando con ella y ha estado a punto de tirarnos más de una vez, pero algo teníamos claro todos… ¡NO PODÍA MOLESTAR A LOS DEMÁS!
Desde aquí me gustaría pedir respeto a todos esos dueños de perros que llevan a sus perros a defecar a la calle y recogen las heces, pero también pido sanciones ejemplares para los que no lo hacen, después pagan justos por pecadores, que por otro lado, es a lo que estamos acostumbrados desde el principio de los tiempos.