El uso de la robótica social es una realidad al alza en los trabajos con personas con trastorno autista, como herramienta que ayuda a reconocer gestos y emociones. El potencial del trabajo con este tipo de robots es conocido por la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y la Universidad Miguel Hernández (UMH), que colaboran en un proyecto conjunto para hacer de estos robots los mejores terapeutas para personas con autismo.
Los niños pueden aprender de Pepper a reconocer gestos y emociones, a través de la pantalla. Se trata de una terapia que reduce la tensión en el niño, empatizan más, tienen más calma y son menos rígidos.
El profesor José Manuel Ferrández Vicente, del grupo de investigación Diseño Electrónico y Técnicas de Tratamiento de Señales de la UPCT, ha explicado que “los niños llevan una pulsera que detecta el nivel de sudoración y la variabilidad cardíaca, para saber así los cambios que se producen en el nivel de estrés y esos datos se integran con los gestos de la cara, para detectar una emoción, en una terapia en lazo cerrado”. De ese modo, Pepper sabe cómo comportarse en cada momento, en función del estado emocional del niño.
Toda la información que recogen se graba y se analiza por profesionales de varios ámbitos, desde ingenieros pasando por informáticos, médicos, psicólogos, de manera coordinada, para obtener conclusiones de cara a su terapia.
Gema Benedicto Rodríguez, autora de la tesis `Interacción humano-robot en intervenciones psicoeducativas emocionales en TEA’, aclara que “los niños con trastornos del espectro autista reciben estímulos visuales a través de la pantalla frontal del robot, mediante el juego, cada uno aprende del otro, y se reduce la tensión frente a otro tipo de terapia tradicional”. Esta tesis doctoral fue finalista en la pasada edición del concurso Tesis en 3 Minutos de la UPCT.
Esta experiencia piloto lleva recogiendo datos desde hace más de un año con un grupo de 20 pacientes, por parte de José Manuel Ferrández Vicente, y Gema Benedicto Rodríguez, quienes consideran que los resultados son muy positivos.
La Universidad Politécnica de Cartagena fue reconocida el pasado mes de junio en las ayudas a investigación en tecnologías accesibles de Indra y la fundación Universia por el proyecto RoboTEA, cuyo objetivo es utilizar robots sociales para remediar los déficits en el Procesamiento Emocional (PE). Este proyecto se centra en la rehabilitación de los déficits en PE en personas con trastornos del espectro autista, utilizando robots, y considerando las tecnologías de neurobiofeedback para ello.