Un estudio liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD), centro de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), advierte de un impacto “devastador” de los parques eólicos sobre los murciélagos en Cádiz y, posiblemente, en otras áreas de España. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado un grupo de investigadores de la EBD-CSIC, la Universidad de Lund (Suecia) y la Universidad de Sevilla, después de analizar datos de mortalidad de murciélagos recogidos entre 2005 y 2016 en parques eólicos de la provincia andaluza. Los resultados del estudio han sido publicados en la revista especializada Acta Chiropterologica.
Los planes de vigilancia ambiental de Cádiz incluyen la presencia diaria de vigilantes en los parques durante las horas de luz a lo largo de todo el año. La misión de los vigilantes es localizar los animales muertos o heridos por los aerogeneradores y ordenar la parada de las turbinas cuando exista riesgo de colisión con algún ave, o bando, especialmente en el caso de especies amenazadas.
Este plan de vigilancia es el más intensivo de los que se realizan en España y se considera modélico. Los datos de este plan cifran en 2.371 los cadáveres de murciélagos encontrados en el periodo del estudio, pertenecientes a, al menos, 15 especies diferentes de las 20 que se localizan en la provincia de Cádiz. El estudio se centró en analizar con detalle las 582 incidencias encontradas en 2011, año para el que se disponía de la información más completa.
Cómo se estimó la tasa real de mortalidad de murciélagos a causa de los parques eólicos
Para estimar la tasa real de mortalidad, los científicos llevaron a cabo un experimento que consistió en colocar más de un centenar de cadáveres de murciélagos en nueve parques eólicos para utilizarlos como cebo y así evaluar la eficiencia de búsqueda por parte de los vigilantes y el tiempo de permanencia de cadáveres en el campo.
El personal de vigilancia sólo localizó un 17% de los cadáveres colocados, a pesar de que la revisión de los aerogeneradores era diaria y estuvieron a su disposición al menos durante cuatro jornadas seguidas. Además, la búsqueda de cadáveres se limitaba a las zonas limpias (plataformas y pistas) que suponen, de media, menos del 15% de la superficie potencial de búsqueda. Corrigiendo por este sesgo de detección, los investigadores estimaron una tasa de mortalidad media de 41 murciélagos por turbina al año en la zona de estudio.
Estos resultados estiman que en 2011 murieron entre 33.000 y 37.000 murciélagos en los parques eólicos de Cádiz. Asimismo, según el estudio, algunas de las zonas prospectadas registraron las tasas de mortalidad en parques eólicos más altas en el mundo documentadas hasta la fecha.
Qué impacto tienen los parques eólicos en la población de murciélagos
“Conviene recordar que los murciélagos tienen una tasa de natalidad muy baja, de una cría (a veces dos) por hembra al año”, señala Sonia Sánchez, autora principal del estudio. “Nuestros datos ponen de manifiesto un impacto “devastador” sobre las poblaciones de murciélagos, que en este caso afectan a especies sedentarias, a diferencia de lo que ocurre en otras partes del mundo, como en el norte de Europa o Norte América, donde los murciélagos más afectados son migradores”, prosigue.
Una primera conclusión de este estudio es que estos programas de vigilancia ambiental no son eficientes para la búsqueda de murciélagos y probablemente tampoco de pequeñas aves, ya que están centrados en aves planeadoras de gran tamaño y enmascaran tasas de mortalidad muy elevadas. Los autores recomiendan por ello que se implementen nuevos métodos de monitorización, más adecuados para animales de pequeño tamaño, así como estudios para evaluar la eficiencia de búsqueda real de los programas de vigilancia ambiental. Una segunda conclusión a la que llegan los investigadores es que hay que adoptar de forma urgente medidas preventivas y de mitigación eficaces para proteger a este grupo de mamíferos que cuenta con muchas especies amenazadas, frente al desarrollo de energías renovables.
En este sentido, Sonia Sánchez reconoce la importancia de la energía eólica como fuente de energía renovable para luchar contra el cambio climático, pero reclama la necesidad de equilibrar la generación de energía con la protección de la biodiversidad: “Las medidas de mitigación, como la parada temporal de las turbinas durante los periodos de alta actividad de murciélagos, han demostrado ser vitales para reducir el impacto sobre estas especies y alcanzar esa “energía verde” de la que tanto se habla”, concluye.