Los tóxicos de productos de higiene personal se cuelan en la sangre menstrual de las 25 mujeres que han participado en un estudio de la Universidad de Granada, con el que se ha desarrollado una metodología analítica para determinar la presencia de contaminantes orgánicos, como parabenos y benzofenomas.
Enriqueta Barranco, directora de la Cátedra de Investigación “Antonio Chamorro-Alejandro Otero”, coordina junto a Olga Ocón Hernández este proyecto de investigación, en colaboración con miembros del Grupo CTS 515: “Aspectos avanzados en atención clínica a la mujer”, del departamento de Obstetricia y Ginecología y del Grupo A15 (Oncología básica y clínica) del Instituto de Investigación Biosanitaria de la UGR.
Los productos de cuidado personal (PCPs) incluyen cosméticos, artículos para el hogar y fármacos, entre otros. Estos productos se producen en enormes cantidades (miles de toneladas por año) debido al gran uso que le damos en nuestras acciones diarias. Dentro de los compuestos sintéticos usados en las formulaciones de PCPs se encuentran los parabenos y benzofenonas. Los parabenos se usan como conservantes en productos de higiene, bebidas, comidas y fármacos, mientras que las benzofenonas se usan fundamentalmente como filtros ultravioleta para la protección solar en cremas y lociones.
Como explica una de las autoras del trabajo, Olga Ocón Hernández, investigadora de la UGR, “la biotransformación de parabenos y benzofenonas (asimilación por parte del organismo) depende de la forma de exposición, pero se sabe que se transforman en derivados más sencillos que pueden ser excretados fácilmente por la orina. Sin embargo, debido a que nuestro sistema metabólico excretor no es completamente efectivo, estos compuestos pueden acumularse en diferentes compartimentos humanos, como tejido placentario y leche materna, entre otras matrices”.
El 100% tenían parabenos
En este estudio, los investigadores analizaron la presencia de 4 parabenos y 6 benzofenonas en muestras de sangre menstrual donadas por 25 mujeres españolas. Los resultados obtenidos reflejan que todas las muestras analizadas contenían al menos 3 de los compuestos estudiados, siendo el metilparabeno (96%) y la benzofenona-3 (96%) los más frecuentemente detectados.
“La preocupación en el uso y consumo de productos en cuya composición se encuentren parabenos y benzofenonas deriva de los recientes hallazgos acerca de los efectos adversos en salud que estos compuestos pueden causar actuando como disruptores endocrinos, ya que se ha demostrado que tienen la capacidad de alterar la homeostasis normal del sistema endocrino en los seres vivos”, señala Ocón.
Así, se ha relacionado la exposición a estos productos tóxicos con un mayor riesgo de sensibilización alergénica, daño en el DNA espermático y endometriosis, entre otras enfermedades. Hasta el día de hoy, la mayoría de estudios epidemiológicos que investigan la relación entre niveles de exposición humana a contaminantes con efectos en salud suelen usar suero u orina como matriz para realizar la medida de contaminantes.
“Sin embargo, para establecer relaciones con desórdenes menstruales o endometriosis pensamos que sería interesante su medida en sangre menstrual, ya que proporciona una mejor estimación de su contribución al microambiente hormonal uterino, porque la progesterona y el estradiol son hormonas esenciales para el control del ciclo menstrual, por lo que es plausible que la exposición humana a este tipo de sustancias afecte a su producción y función y, por tanto, a la regulación del ciclo menstrual y a las características del sangrado menstrual, en cuanto a duración y cuantía”, señala la investigadora de la UGR.
Según lo dicho, el próximo objetivo del grupo de investigación de la UGR será analizar un número de muestras de sangre menstrual significativo, que les permita establecer relaciones con los patrones de sangrado, riesgo de desórdenes menstruales y endometriosis.