La Unión Europea tiene en Iberoamérica un espacio de oportunidad que, no se entiende muy bien la razón, se encuentra desaprovechado. Es cierto que hay relaciones intensas desde el punto de vista cultural y económico con esta región del mundo, pero podrían ser mejores, y ahora todavía más necesarias, con la amenaza que suponen que grandes potencias como China y Rusia estén extendiendo su influencia por los estados americanos.
Pablo Podadera, catedrático Jean Monet de Economía y Política de la UE y coordinador del Máster en Estudios Económicos Europeos en el Marco de la Globalización de la Universidad de Málaga, responde a algunas cuestiones sobre la relación entre Europa e Iberoamérica, y muestra las líneas que deberían seguirse en la mejora de los contactos entre ambas regiones.
¿La UE ha descuidado la relación con Hispanoamérica?
Efectivamente, pienso que la Unión Europea ha descuidado la relación con América Latina e incluso creo que lo ha hecho durante un tiempo excesivamente continuado de forma enigmática; se trata de dos regiones con grandes similitudes a nivel cultural, económico y político.
Quizá, entre las razones que pudieran aproximarse a ofrecer cierta explicación de ese hecho, pudieran encontrarse, por un lado, la dificultad por parte de la UE, como bloque o como organización regional, de llevar a cabo relaciones fluidas con un conjunto de países, como por ejemplo la CELAC, que no constituye una “organización”, sino un foro regional con distintos grados de voluntad por parte de sus integrantes, a participar e incluso a tomar decisiones vinculantes. Lo anterior invita a centrarse más en la vía de las relaciones bilaterales, donde surge el problema casi obsesivo, por parte de algunos Estados miembros de la UE (por ejemplo, Alemania), a elegir países más sugestivos desde el punto de vista económico. Otros Estados miembros, parece que vean las relaciones con Latinoamérica como una continuidad de las relaciones hispano-lusas en un marco europeo.
También podríamos pensar en un choque de intereses entre ambas regiones; la UE interesada en materias primas y América Latina en un proceso de industrialización. O también en ciertas discrepancias entre ambas regiones sobre sus visiones geopolíticas del mundo (posición ante la guerra de Ucrania, por ejemplo) o sobre la consideración sobre la definición y protección de la democracia y los derechos humanos.
¿Qué oportunidades (negocio, desarrollo, cooperación…) cree usted que se han perdido?
Evidentemente, lo anterior ha supuesto una pérdida de tiempo fundamental para generar un mayor acercamiento, una asociación, aunque estratégica, política para hacer frente de forma más contundente y segura al actual contexto convulso e incierto, caracterizado por elementos como la creciente dependencia de China como socio económico y competidor, cadenas de suministro estancadas desde la Pandemia, o la redefinición del nuevo orden global, donde aparece la necesidad de reforzar mecanismos de coordinación y de cooperación en foros internacionales como el de Naciones Unidas (refuerzo del multilateralismo) y de posicionarse estratégicamente para reducir la vulnerabilidad ante la creciente interdependencia global y alcanzar ciertos grados de autonomía.
¿La UE puede ganar peso estratégico en una región en la que ya están entrando China y Rusia?
Por supuesto, de ahí que en el punto anterior haya definido la relación como estratégica y haya destacado el papel de la creciente dependencia de China como socio estratégico y competidor. En cuanto a Rusia, la situación es obvia.
Además, la UE y América Latina y el Caribe (ALC) mantienen desde ya hace tiempo una asociación estratégica. Son estrechos socios comerciales y de inversión con un interés común por promover el crecimiento sostenible y mejorar la resiliencia económica. La UE y ALC representan conjuntamente el 14% de la población y el 21% del PIB mundiales. Reforzar esta asociación, tal y como se desprende de la Comunicación Conjunta de la Comisión Europea y el Alto Representante, “es imperativo estratégico para hacer frente a los retos mundiales y aprovechar las oportunidades en beneficio mutuo”.
Asimismo, supondría una gran oportunidad para participar del Global Gateway, estrategia europea promovida por la Comisión Europea y el alto representante de la UE para hacer frente a retos mundiales relacionados con la lucha contra el cambio climático, la mejora de los sistemas sanitarios o el impulso de la competitividad y la seguridad de las cadenas de suministro mundiales.
¿Qué supondría para la economía de la UE una mejora de las relaciones con Iberoamérica?
Los acuerdos bilaterales, además de fortalecer los vínculos comerciales y de inversión, ayudarán a la UE a diversificar y reforzar las cadenas de suministro, incluidas las de materias primas fundamentales, garantizando, de esta manera, que las empresas de la UE no se vean discriminadas en términos de acceso a tales materias.
La UE es el principal inversor en los países de América Latina y el Caribe y uno de los mayores socios comerciales de la región. Según datos de Eurostat, el comercio entre América Latina y el Caribe y la UE creció rápidamente entre 2013 y 2022, con un aumento cercano al 60% en el caso de las importaciones y del 37 % en el de las exportaciones. Una mejora de las relaciones con América Latina, supondría un impulso aun mayor de estas cifras, lo que coadyuvaría a la recuperación económica de ambas regiones.
Los últimos acuerdos comerciales, por ejemplo, los celebrados con México y Chile, contienen, además, capítulos específicos sobre energía y materias primas y establecen normas laborales y medioambientales ambiciosas.
Visto de otra parte, ¿qué le podría aportar Europa a los estados americanos?
Un marco estable para el comercio entre ambas regiones. Esto, además, redundaría en un mayor desarrollo sostenible, inclusivo y promovería la integración regional.
Además, Global Gateway, anteriormente mencionado, ofrece la posibilidad de que la UE pueda movilizar inversiones de calidad que contribuyan a satisfacer las necesidades de infraestructuras de América Latina y el Caribe en pro de una transición ecológica y digital justa, favoreciendo, al mismo tiempo, crecimiento, empleo y valor añadido a escala local, así como la creación de cadenas de suministro mundiales resilientes y sostenibles, lo que redundará en beneficio de ambas regiones.
El máster celebró el año pasado su primera edición, ¿cuál fue el nivel de satisfacción del alumnado?
Aún desconocemos los resultados de encuestas de satisfacción del alumnado, pero el intercambio de impresiones con los mismos y los resultados académicos alcanzados apuntan a que el nivel de satisfacción, al menos, fue bastante aceptable.
Para el que empieza en este curso, ¿qué novedades incorpora?
Estamos avanzando en la elaboración de convenios para la realización de prácticas con instituciones, tanto nacionales como internacionales; se llevarán a cabo actividades complementarias a través de seminarios impartidos por representantes de organismos internacionales como Banco Mundial, Comisión Europea, Ex altos cargos de las instituciones europeas, talleres sobre salidas profesionales, posibilidad de visita a instituciones europeas en Bruselas y/o Estrasburgo, entre otras.
Nos encontramos a unos días de la tercera fase de adjudicaciones de plazas, tras la cual habrá todavía posibilidad de una cuarta fase final y el MEEEG aun se encuentra con plazas vacantes, por lo que animamos a aquellos/as candidatas que aun no se han decidido o no han podido entrar en otras prioridades que revisen sus posibilidades y aprovechen esta última oportunidad para embarcarse en el apasionante estudio del proceso de integración europea y sus relaciones con el resto del mundo.