Nuevos detalles sobre la vida cotidiana en el Antiguo Egipto: tenían un gusto especial por la cerámica fenicia

El Antiguo Egipto fascina. Esta civilización introdujo una serie de innovaciones y soluciones constructivas que a día de hoy todavía son un misterio. Sin embargo, aparte de la vida en torno a las grandes esfinges y pirámides estaba la del conjunto de la población, más humilde, pero igualmente interesante, de la que se acaban de desvelar detalles nuevos, como que tenían un gusto especial por la cerámica fenicia.

Wdjat cuádruple elaborado en fayenza -F0044-, encontrado en el nivel VI del Área I.

Un equipo internacional de investigadores ha desenterrado en Tell el-Ghaba (norte de la península del Sinaí) valiosos restos arqueológicos que arrojan luz y nuevos detalles sobre la vida cotidiana, el comercio y las creencias religiosas de este asentamiento egipcio, habitado entre los siglos X y VII a.C. Los hallazgos, que incluyen amuletos, cerámica importada y pequeñas figuras de divinidades, confirman el papel determinante de este enclave como punto de conexión entre Egipto, el Levante y el Mediterráneo oriental.

Un enclave estratégico en la frontera

El yacimiento, ubicado en la ruta conocida como «Camino de Horus», funcionó como puesto fronterizo y centro de intercambio comercial, vinculado a redes que llegaban hasta Fenicia, Chipre y el Mar Egeo.

Entre los objetos más destacados hallados por la misión figuran amuletos religiosos como escarabajos con jeroglíficos, figurinas de Bes (dios protector) y Hathor (diosa del amor) y cuentas de oro, cerámica importada de Fenicia, el Alto Egipto y el Egeo, que evidencia el desarrollo de un activo comercio en la zona durante esa época, así como diferentes restos arquitectónicos que sugieren la presencia de talleres, viviendas y edificios administrativos.

Dirigida actualmente por la doctora Eva Amanda Calomino, e integrada por los investigadores del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, Juan Francisco Bermúdez Calle, María del Mar Castro García, Francisco Contreras Cortés, Alberto Dorado Alejos, Coraima Gutiérrez Durán, Mª Ángeles Jiménez Higueras y David Laguna Palma, la Misión Arqueológica en Tell el-Ghaba (AMTG), que cuenta con la participación de doce instituciones de siete países, incluyendo el CONICET argentino, retomó en 2025 sus trabajos tras 15 años de interrupción, convirtiéndose en el único proyecto internacional activo en el norte del Sinaí.

Alberto Dorado Alejos, Alicia Flores Martín y Juan Francisco Bermúdez Calle analizan piezas recogidas en el yacimiento de Tell el-Ghaba.

Una población diversa y conectada

El análisis de las piezas halladas indica que Tell el-Ghaba albergó a militares, artesanos, comerciantes y agricultores, además de servir como base para el control estatal de la frontera oriental. La presencia de objetos extranjeros refleja además su papel como enclave estratégico en las rutas comerciales del Delta del Nilo.

El proyecto, iniciado en 1995 como parte de un plan de rescate arqueológico, cuenta ahora con financiación de la Universidad de Granada y la Fundación Mehen, así como con el apoyo de la asociación «Antiguo Sinaí Norte» (ANSA). Su trabajo no sólo enriquece el conocimiento histórico, sino que genera empleo local y sienta las bases para futuras investigaciones en la región.

Un legado que trasciende la propia labor arqueológica

Además de su valor académico, la misión colabora con el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto en la realización de talleres de formación y trabajo en los depósitos, contribuyendo además a la preservación de un patrimonio amenazado por las condiciones climáticas, sociales y políticas en el Sinaí. Los próximos análisis podrían revelar nuevas claves acerca de las políticas egipcias en zonas fronterizas durante el primer milenio a.C.