Grandes tecnológicas y start ups españolas están haciéndose hueco internacional para destacar en la nueva conquista del espacio o segunda carrera espacial, clave para las comunicaciones y marcada por una reducción de costes. La era del new space ha comenzado.
En 1968, un grupo de jóvenes almerienses, encabezados por el ingeniero José Luis Torres Cuadra, crearon una plataforma de lanzamiento en la playa de Los Escullos, en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, desde donde pretendían lanzar un cohete espacial con un tripulante, un pequeño ratón al que llamaron Adolfo, cuyas constantes vitales se iban a monitorizar durante todo el vuelo.
El objetivo de estos visionarios era hacer volar su cohete hasta los 50 kilómetros de altura. Sin embargo, su idea se vio frustrada por las autoridades de la dictadura franquista, que no vieron con buenos ojos eso de que en España se lanzasen cohetes al espacio, y se encargaron de requisar todo el material preparado para semejante ‘marcianada’.
Segunda carrera espacial, objetivo del new space
Sin saberlo, estos jóvenes que previamente habían intentado hacer volar unos 17 cohetes, cuyo éxito mejor no reseñar, acababan de inventar lo que hoy se conoce como el New Space, una carrera espacial en la que el protagonismo deja de ser de las grandes agencias estatales, y pasa a manos de empresas que ven oportunidad de negocio en lanzar satélites de pequeño tamaño al espacio.
El equipo de José Luis Torres Cuadra no buscaba hacer negocio con sus cohetes, sino más bien demostrarse a sí mismos que eran capaces de hacer lo mismo que habían conseguido rusos y americanos años antes, eso sí, con un presupuesto infinitamente menor y más ilusión que conocimientos técnicos y medio tecnológicos.
España mira esperanzada al espacio
Más de 50 años después, España sigue mirando hacia el espacio, pero lo hace con una industria consolidada, que le ha llevado a participar en grandes misiones internacionales, con empresas que son referentes internacionales en el desarrollo de tecnología para la exploración del espacio. Tecnológicas como Sener o GMV están en las agendas de NASA, ESA y otras muchas agencias espaciales internacionales, y sus desarrollos han llegado hasta la superficie de Marte.
Sin embargo, en la última década se ha producido un cambio radical en la industria espacial, que ha propiciado la entrada de empresas privadas en lo que muchos expertos han identificado como una nueva carrera espacial, que se caracteriza por una reducción de costes enorme, que abren la posibilidad de explotar el espacio entidades privadas.
En esta nueva carrera espacial, también conocida como New Space, destacan por su fama los proyectos de SpaceX, del multimillonario Elon Musk; los vuelos de turismo espacial que ofrece la empresa de Jeff Bezos con su nave New Shepard; o los que también ha desarrollado Richard Branson, con Virgin Galactic.
Empresas jóvenes y con gran proyección interesadas en el espacio
Estas tres firmas son, sin duda, las más conocidas a nivel internacional, pero en el sector del New Space hay un número creciente de empresas, gran parte de ellas start ups, con mucho que aportar en la nueva conquista del espacio.
Y en España se está creando un ecosistema empresarial, que ha visto una oportunidad de negocio en llevar cargas al espacio y en poner en valor las posibilidades para las telecomunicaciones y la observación de la tierra que permiten la nueva generación de satélites, mucho más pequeños y baratos que los que se lanzaban hace unos años.
Las empresas implicadas en esta nueva carrera espacial son, en su mayoría, de creación reciente, y están aprovechando el conocimiento desarrollado para la exploración del espacio encabezada por las agencias nacionales e internacionales. Esto les está permitiendo reducir costes de una manera exagerada y caminar hacia una producción en serie y estandarización de los dispositivos que ponen en órbita.
Oportunidades de inversión en la nueva industria espacial
Por otro lado, grandes capitales están viendo en estas start ups una oportunidad muy interesante para invertir, ya han perdido el miedo a poner su dinero en el espacio, y están propiciando la creación en España de un sector con mucho futuro, que aspira a un mercado internacional y que cuenta con profesionales formados en universidades nacionales, donde reciben una preparación sólida, que los capacita para asumir grandes retos en este sector tecnológico.
Se puede decir que la posición del sector español dedicado al espacio es buena, pero todavía se necesitan una serie de condiciones para que el despegue de esta industria sea mucho más contundente.
Creación de una agencia espacial española
Por ejemplo, representantes del sector reclaman la creación de una agencia espacial española, que se encargue de articular la estrategia de país en relación al aprovechamiento del espacio, pero, sobre todo, canalice todos los trámites burocráticos, ya que para cualquier proyecto relacionado con el lanzamiento de un objeto al espacio intervienen varios ministerios y los trámites burocráticos se hacen realmente complicados, opina la presidenta del Comité del Espacio del Instituto de la Ingeniería de España, Isabel Vera.
No obstante, esta experta que trabaja en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, dependiente del Ministerio de Defensa, considera que se está creando “un pequeño ecosistema de empresas”, cada vez más internacionalizadas, y a las que ese mercado global les ofrece bastantes oportunidades.
Además, una agencia espacial española actuaría como interlocutora a nivel internacional, algo que favorecería al sector otorgándole una fortaleza mayor, opina el director de general de Espacio de la compañía GMV, Jorge Potti. Actualmente, GMV cuenta con unos 2.500 empleados, de los que 1.300 están centrados en el área de Espacio, y se ha convertido en referente internacional en control de satélites deste tierra.
El sector espacial de España, el quinto de Europa
Jorge Potti cuenta con una visión privilegiada del sector espacial español, cuya fortaleza lo sitúa como el quinto más importante de Europa, la posición que le corresponde por PIB. Sin embargo, opina este experto, el problema es la distancia que separa a España de los otros grandes operadores espaciales del continente, como son Francia, Alemania, Italia y Reino Unido. En cualquier caso, hay motivos para estar contentos y sentirse orgulloso de este sector, pero no vale descuidarse.
“La inversión, aunque ha sido menor que en otros países, sí que nos ha permitido llegar bastante lejos en la cadena de valor: somos capaces de integrar satélites, somos capaces de integrar cargas, de abordar misiones espaciales muy complejas”, dice Jorge Potti.
Una industria del new space caracterizada por su complementariedad
La industria espacial española se caracteriza por su complementariedad entre empresas. Apenas hay solapamientos y competencia entre sí, lo que permite una convivencia que en muchos casos se traduce en una colaboración en diferentes proyectos.
Incluso, y eso se está dando ahora, grandes empresas consolidadas y con amplia trayectoria de colaboración con agencias espaciales se están convirtiendo en accionistas y surtidores de soluciones tecnológicas a empresas de nueva creación, nacidas al albur del New Space, además de desarrollar proyectos propios en este ámbito.
Por ejemplo, GMV está colaborando con la firma automovilística BMW, en un sistema de posicionamiento ultrapreciso destinado a vehículos autónomos. Y por otro lado, también en el área de New Space, está desarrollando un dispositivo que pone solución a los problemas de congestión en el espacio, para que los satélites no colisionen con otros objetos en órbita y sean capaces de realizar maniobras de evasión.
“Tanto nosotros mismos, como de la mano de otras empresas estamos dentro del new space, porque nos parece una oportunidad formidable”, añade Jorge Potti.
La industria española, presente en las misiones a Marte
Sener es otra de las grandes empresas de ingeniería de este país, con mucha experiencia en el desarrollo de instrumentación muy específica para misiones internacionales de NASA o la Agencia Espacial Europea (ESA).
El director de su área Aeroespacial, Diego Rodríguez, remarca el interés de esta empresa por entrar con fuerza en el campo del New Space. “Todos buscamos un mix en nuestro negocio, entre el mercado más tradicional y otro de mayor riesgo, pero muy atractivo, como el del New Space”, explica Diego Rodríguez.
Este ejecutivo de Sener también ve un interés importante por parte del capital por introducirse en este sector emergente, debido a que hay “una visión de negocio que antes no existía”, impulsada también por la reducción sensible de los costes en estos proyectos y el riesgo menor que implican.
De hecho, esta misma compañía busca oportunidades de inversión en empresas de nueva creación, así como colaboraciones tecnológicas, para dar soporte a estas empresas del New Space y que se salen de lo que hasta ahora eran las líneas de trabajo de Sener, dice Diego Rodríguez.
New space, un futuro prometedor en España
En nuestro país, el New Space tiene un campo de desarrollo muy amplio, pero siempre con el foco puesto en los mercados internacionales, ya que estas nuevas empresas no pueden entender de fronteras, en la medida en que la explotación del espacio es un área de interés global.
El New Space es un sector “no tan nuevo, ya que la tecnología que se emplea ya se había desarrollado con anterioridad”, afirma el director del área Aeroespacial de Sener, lo que le está permitiendo ofrecer unos niveles de fiabilidad muy elevados a un coste más reducido. Además, otra de las características propias de esta nueva línea de negocio espacial es la tendencia a la producción en serie, otra estrategia para bajar los costes.
Este nuevo sector ha bajado los niveles de exigencia, para “cuestionar nos principios de fiabilidad que había hasta ahora, que eran bastante estrictos”, lo que lleva también a poder dar una respuesta ágil ante la demanda de constelaciones de satélites.
Constelaciones de satélites
A diferencia de lo que ocurría antes, ya no se envía un solo satélite, sino que se lanzan decenas o incluso centenares de satélites de pequeño tamaño. Esto asegura mantener el servicio prestado, incluso aunque alguno de ellos falle o deje de funcionar.
Los costes reducidos y la miniaturización de la tecnología lo están permitiendo. Y buena muestra de ello son los satélites que recientemente puso en órbita, el pasado enero, la española Fossa System, embarcados en un cohete de SpaceX. Se trata de pico satélites del tamaño de un teléfono móvil y solamente un kilo de peso, con los que esta empresa joven espera dar servicios de Internet de las Cosas.
“Estamos en un periodo de transformación. Tiene que haber un replanteamiento de los procesos de industrialización, de manera que nos acerquemos a las técnicas de producción en serie de otros sectores, por ejemplo el de la automoción, aprovechando el conocimiento que ya se tiene, que permita mejorar la productividad sin comprometer la fiabilidad”, explica Diego Rodríguez.
Miura, un cohete fabricado en España que se lanzará a finales de año
Una de las empresas del New Space más prometedoras es PLD Space, que ha desarrollado un cohete espacial para el lanzamiento de satélites, cuyo primer vuelo se realizará en el último trimestre de este año, desde el Centro de Experimentación de El Arenosillo, en la provincia de Huelva, en unas instalaciones dependientes del Ministerio de Defensa.
Esta empresa, con apenas diez años de vida, fue creada por dos jóvenes aficionados al aeromodelismo de cohetes, que supieron ver la oportunidad de negocio en este sector. De hecho, esta empresa se define así misma como una operadora de transporte, con la particularidad de que en vez de caminones o furgonetas, tiene cohetes para poner cargas en el espacio.
Cuando decidieron crear su empresa, ni en España ni Europa había ninguna iniciativa de este tipo, para complementar lo que hacían las agencias nacionales. Nació casi sin referentes en los que fijarse, ya que lo hizo cuando SpaceX y la australiana Rocket Lab estaban iniciando su actividad.
El reto de las empresas del new space es el financiero
“El verdadero reto en este campo no es tanto el tecnológico, que tampoco es que sea sencillo, sino el financiero, el poder convencer a inversores para que pongan su dinero en un proyecto de este tipo”, dice el CEO de PLD Space, Ezequiel Sánchez.
La tecnología que PLD emplea en su cohete Miura fue desarrollada con otras empresas con anterioridad y probada en misiones espaciales mucho más ambiciosas. Sin embargo, eso no quita que esta empresa, con base en Elche (Alicante), haya que tenido que realizar un esfuerzo tecnológico importante para acoplar todos los sistemas existentes y dar solución a otros retos que han ido surgiendo a la que se fabricaba el cohete.
“El reto ha sido la integración de todas ellas y ponerlas a una escala comercial. Integrar y certificar las tecnologías de una manera completa. En cualquier caso, ha sido muy complejo y ha sido desarrollado íntegramente por nosotros”. Siguiendo con el símil de la empresa de transportes. Es como si una operadora logística tiene que montar un camión pieza a pieza, en vez de ir al concesionario y adquirir el que se ajuste a sus necesidades.
PLD ha conseguido 45 millones de los que el 90% son de origen privado
El proyecto de PLD ha seducido a grandes empresas e inversores. Tanto ha sido su éxito que ha conseguido una financiación de más de 45 millones de euros, de los que más del 90% son de origen privado. Y no reclaman más financiación pública directa, porque entienden que en este tipo de industrias, “el mayor apoyo público que puede existir es la compra específica de lanzamientos, tanto a nivel de la Unión Europea como de España, que pueden ser usuarios de estos servicios”, argumenta Ezequiel Sánchez.
Uno de los grandes problemas con los que se encuentran empresas como PLD es la falta de espacio puertos, de lugares desde los que lanzar los cohetes. Se trata de un sector tan nuevo que en España no hay. Solamente se podría lanzar el cohete desde El Arenosillo, adaptado para vuelos suborbitales.
Por otro lado, estas empresas tan especializadas se encuentran con que les falta una industria auxiliar, que le pueda servir los elementos que necesitan, debido a que empresas que podrían hacerlo no le ven interés, debido a que se trata de piezas con materiales muy caros, difíciles de construir y de las que se necesitan un número de unidades tan pequeño que apenas resulta viable desde el punto de vista económico. Por eso, uno de los retos de este sector, según Ezequiel Sánchez, es el desarrollo de una cadena de aprovisionamiento.
Potencial para el 5G, el Internet de las Cosas y la observación de la Tierra
El desarrollo de la tecnología y la explotación de las comunicaciones va a favor de estas empresas del New Space, cuyos satélites están siendo aprovechados para sacarle todo el potencial al 5G, al Internet de las Cosas, a la agricultura de precisión, el control de las emisiones de CO2, incluso para el seguimiento que se ha realizado del volcán de La Palma.
Se está ante un escenario nuevo, una segunda carrera espacial, en la que España está obligada a hacer un buen papel y explotar todo su potencial tecnológico y geográfico para convertirse en un punto de referencia en el continente europeo. Los inversores privados ya han puesto el foco en el espacio, solamente falta el empujón normativo y una apuesta de país por la industria espacial. p