Un equipo del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid lidera, junto a la Universidad del Punjab (India) y la Universidad Autónoma de Madrid, un estudio en el que se demuestra el potencial de los nanomateriales de dos dimensiones para diagnosticar y tratar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. En una revisión publicada en Ageing Research Reviews, se pone sobre la mesa todo lo que estos nanomateriales tienen aún que decir en los tratamientos contra estas patologías.
Alzheimer, párkinson, esclerosis múltiple o esclerosis lateral amiotrófica son algunas de las enfermedades neurodegenerativas más conocidas. Éstas se caracterizan por el deterioro progresivo de las capacidades motoras y/o cognitivas de las personas que los padecen. Ahora mismo, los únicos tratamientos disponibles “son sintomáticos, solo calman“, pero los nanomateriales (materiales del tamaño de nanómetros, equivalentes a la milésima parte del milímetro) “son candidatos muy prometedores para el diagnóstico temprano y el tratamiento de estas dolencias”, explica Irene Palacio, investigadora del ICMM-CSIC y una de las autoras de la revisión.
Qué aportan la nanotecnología y los nanomateriales a los tratamientos contra el Alzheimer
El equipo del ICMM-CSIC, liderado por el investigador José Ángel Martín Gago, explica que son muchos los retos que se presentan a la hora de aproximarse a las enfermedades neurodegenerativas, pero defiende el importante rol que los nanomateriales de dos dimensiones pueden ejercer: “Se está estudiando su uso en biomedicina, especialmente para la dosificación de fármacos, porque entre sus ventajas destaca una mayor capacidad de carga de medicamentos, la posibilidad de liberarlos de forma controlada, así como una mayor vida media y estabilidad. Además, son materiales biocompatibles, biodegradables y, en general, con poca toxicidad”, desarrolla Palacio.
La investigadora trabajó el año pasado en un biosensor basado en grafeno para la detección ultrasensible del virus de la hepatitis C. Esto, asegura, puede también aplicarse a enfermedades neurodegenerativas: “Los biosensores normalmente constan de tres partes: un componente de detección biológica, un detector fisicoquímico o transductor y un sistema electrónico de procesamiento de señales”, describe la experta, que continúa: “Los nanomateriales los usamos en la parte del detector fisicoquímico, donde se unen a las biomoléculas”. Como estos materiales conducen muy bien la electricidad, tienen capacidad para ampliar señales mejorando el rendimiento del biosensor: “aumentan la sensibilidad y reducen sus limitaciones”, confirma la científica.
“En los últimos años se han desarrollado varios tipos de nanomateriales 2D como candidatos prometedores en ingeniería de tejidos“, cuenta también Palacio, que explica que, de hecho, son las mismas características mencionadas antes las que consiguen que estos materiales tengan “propiedades fisicoquímicas únicas y una excepcional biocompatibilidad”.
Los equipos reconocen los retos por delante, como los relacionados con el comportamiento, estabilidad, producción y coste de estos nanomateriales. Con todo, se muestran firmes en su apuesta por el desarrollo de estas nuevas técnicas. “Aunque los estudios actuales de terapia y diagnóstico de los nanomateriales 2D para enfermedades neurodegenerativas está aún en ciernes, los experimentos que vendrán demostrarán aún más su potencial en este campo“, concluye la investigadora.