Mujeres que rompen barreras: científicas de la UMA se rebelan contra el techo de cristal

Las mujeres representan ya casi el 45 por ciento del personal de investigación, sin embargo solo un de cada cuatro alcanza los puestos más altos de responsabilidad.

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Las científicas ganan peso. Cada vez son más las mujeres que lideran proyectos de investigación, aunque todavía sea necesario eliminar barreras y vencer desafíos, principalmente relacionados con la maternidad, la conciliación y la confianza.

Según el estudio Científicas en cifras 2023, elaborado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, el porcentaje de investigadoras sigue aumentando, representando ya cerca del 45 por ciento del personal investigador de España. Sin embargo, este mismo trabajo, evidencia que a medida que avanza la carrera científica dentro de la universidad, la proporción de mujeres desciende y solo una de cada cuatro alcanza los puestos más altos de responsabilidad. Es lo que se conoce como el ‘techo de cristal’, esa barrera invisible que frena el ascenso profesional de las mujeres, muy especialmente, entre aquellas que deciden hacer de la ciencia su profesión.

Cambio de tendencia

En la Universidad de Málaga este curso académico las catedráticas solo representan en torno al 25 por ciento -de 292 hombres, 93 son mujeres-, sin embargo, desde 2020 el número de éstas ha ido aumentando paulatinamente hasta que, este último año, casi el 50 por ciento del total de los nuevos catedráticos son mujeres.

De los 25 catedráticos que a finales de noviembre tomaron posesión en la UMA, 11 fueron mujeres. Ellas son María del Carmen Alonso Sánchez, María Altamirano Jeschke, Mercedes Fernández Parada, María Jesús García Sánchez, Stella Martín de las Heras, Cristina Monereo Atienza, Sonia Osorio Algar, María Jesús Perles Roselló, Alicia Rivera Ramírez, María Segovia Azcorra y María Josefa Torres Jaén.

Once mujeres que se han unido para conmemorar este 11 de febrero, ‘Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia’ en la UMA, como símbolo de un cambio de tendencia y con un mensaje claro y rotundo hacia las nuevas generaciones: “si quieres, puedes”.

La visión femenina de la ciencia es necesaria

La catedrática de Botánica María Altamirano, directora también de la Cátedra UNIA-UICN de Conservación de la Naturaleza, confirma la existencia de ‘techos de cristal’ a lo largo de la carrera investigadora, “muy sutiles y difíciles de identificar y distinguir”.

Asimismo, señala la importancia de encontrar en el camino a personas que confíen en la capacidad de liderazgo de las mujeres. “La visión femenina de la ciencia es necesaria y, para ello, es fundamental la existencia de referentes femeninos”.

La importancia de visibilizar el trabajo de otras

Mercedes Fernández, catedrática de Historia Contemporánea, dirige un grupo de I+D que analiza la historia del gas en Europa Latina entre 1818 y 1945. Un campo de estudio que, según afirma, es mayoritariamente masculino, pero, en el que siempre ha recibido “respeto, consideración y apoyo”.

Destaca que hay que seguir celebrando cada 11 de febrero para visibilizar el trabajo de otras investigadoras que nos han precedido y, así, vislumbrar nuevas áreas de conocimiento en las que las mujeres pueden aportar muchísimo.

La maternidad, principal desafío

La catedrática de Filosofía del Derecho Cristina Monereo, subdirectora también de la Cátedra Abierta de Derecho y Literatura, identifica la maternidad como principal barrera, aunque apunta a una mayor flexibilización en este sentido.

“Estamos rompiendo con la jerarquización que hasta ahora existía en la universidad y, en general, en la sociedad, puesto que cada vez se apoya más la visión de la mujer”, asegura.

Ejemplo para la sociedad

La catedrática de Bioquímica Sonia Osorio también alude al hecho de ser madre como el obstáculo mayor al que se enfrenta cualquier investigadora. “En los años en los que por naturaleza la mujer debería tener hijos, se prioriza la parte profesional, y esa es la principal barrera, dejar la maternidad para más tarde”, comenta.

Por otro lado, Osorio, que dirige un grupo de I+D en el Instituto IHSM sobre Biotecnología de Plantas, y es vicerrectora adjunta de Ordenación Académica y Profesorado, explica que cada vez es mayor el número de catedráticas, lo que vislumbra una evolución positiva, en la que hay que seguir trabajando. “Es muy importante visibilizar el papel de la mujer en la investigación porque nosotras somos ejemplo para la sociedad”.

Llegar a las generaciones más jóvenes

La catedrática de Biología Celular Alicia Rivera, que dirige un grupo de investigación que trabaja en busca de una respuesta farmacológica para el tratamiento del dolor, considera fundamental llegar a las nuevas generaciones, a las que anima a “que sigan su pasión, ya que con trabajo y esfuerzo todo se puede”.

La científica insiste en la importancia de contar con referentes de mujeres que rompan los ‘techos de cristal’ y confirma el crecimiento en el número de mujeres que se dedican a la ciencia y que, de manera creciente, van ocupando posiciones de liderazgo.

La carrera científica como pasión

María José Torres es la primera catedrática del Departamento de Medicina y Dermatología de la Universidad de Málaga, en una facultad donde, según declara, la gran mayoría de las estudiantes son mujeres, “algo que, sin duda, dificulta que se entienda y acepte que una mujer puede ascender y ostentar puestos de relevancia y liderazgo”.

No obstante, la científica de la UMA, que es jefa del servicio de Alergología en el Hospital Regional Universitario de Málaga y forma parte del IBIMA-Plataforma BIONAND, lo tiene claro: la carrera investigadora es una pasión, en la que cada día hay que enfrentarse a nuevos retos, que te hacen crecer como profesional y persona.