Los campus del sureste español se suben a la moto. Las universidades de Málaga, Jaén, Politécnica de Cartagena y Miguel Hernández participan en Moto Student, una competición en la que los estudiantes fabrican motos eléctricas y de gasolina que superan los 180 km/h. Málaga ha sido la más rápida en la categoría eléctrica.
La mayoría de los aficionados a las motos ha soñado con ser los nuevos Marc Márquez, Valentino Rossi o Jorge Lorenzo. Estos tres pilotos y el resto de los que conforman las parrillas del mundial de MotoGP son tratados como auténticas estrellas, como héroes, a veces; y de ellos se dice que están hechos de otra pasta, porque después de caerse a más de 200 km/h se levantan como si nada.
Sin embargo, estos pilotos no serían nada sin el equipo que hace posible que se suban a lomos de las motos más avanzadas y potentes del mundo. Ingenieros, mecánicos, jefes de equipo, responsables de marketing y comunicación, preparadores físicos… que trabajan alejados de los focos para que todo salga bien.
Y a los que el pasado mes de octubre imitaron los más de 74 equipos de universidades y centros tecnológicos de 17 países que tomaron parte en la competición Moto Student.
Moto Student, competición de motos para estudiantes de ingeniería
Este certamen, que se celebra cada dos años, se ha convertido en uno de los retos más atractivos para universitarios de todo el mundo, que tienen crear una moto de competición y correr con ella en una especie de gran premio, disputado el pasado mes en el circuito Motorland de Aragón.
Los equipos participantes deben crear la estructura deportiva y una moto de competición, con la tutorización de un profesor de su centro universitario. Se organizan en departamentos, igual que cualquier equipo de competición profesional o cualquier empresa.
Solo con el motor, los frenos, las llantas y los neumáticos
Así unos se especializan en el diseño de la moto, otros en fabricarla, otra parte del equipo busca patrocinios que financien el proyecto. Y, entre todos, diseñan una estrategia de carrera para sacar el máximo partido al trabajo desarrollado durante dos años.
Parten desde cero. Bueno, desde cero no, que la organización les proporciona el motor, los frenos, las llantas y los neumáticos; ah, y un listado enorme de condiciones técnicas a las que tienen que ajustarse para no quedar excluidos de la competición.
Prototipos de competición que alcanzan los 190 km/h
Los resultados son impresionantes desde el punto de vista técnico, ya que estos jóvenes, en su mayoría procedentes de carreras de ingeniería, han construido motos capaces de rodar muy por encima de los 160 km/h, con picos de hasta 190.
Es decir, motos de competición equiparables a las Moto3, como las que se pueden ver en los diferentes campeonatos nacionales e internacionales que se disputan por todo el mundo.
Moto Student: reto tecnológico y empresarial
Moto Student es un reto tecnológico y también empresarial, porque los equipos integrados solamente por estudiantes deben sacar adelante el proyecto en su totalidad.
Esto implica el diseño y la construcción de la moto, la búsqueda de un piloto que se quiera poner a los mandos de estos prototipos, así como conseguir el dinero para presentar una moto digna de la competición, una tarea que a veces resulta tanto o más difícil que diseñar el chasis de las motos.
Los equipos de estudiantes funcionan como lo hacen los profesionales. Y, en muchas ocasiones, se convierten en cantera de técnicos e ingenieros para las escuadras que compiten en los mejores circuitos del mundo.
Motos eléctricas y motos de gasolina
La competición se dividió en dos categorías. Electric, para motos impulsadas por un motor eléctrico. Y Petrol, con motores de combustión que este año ha firmado Ktm, en sustitución de los Honda utilizados en las cuatro ediciones anteriores.
Las universidades del Sureste han vuelto a esta competición que, más que una carrera de motos, es una escuela avanzada de ingenieros. Cuatro equipos de las universidades de Málaga, Jaén, Politécnica de Cartagena y Miguel Hernández de Elche, acudieron al certamen con dos motos, una en cada categoría.
La Universidad de Almería se había inscrito en la competición, sin embargo, los alumnos implicados en el proyecto tuvieron que dejarlo debido a sus obligaciones académicas.
Gran trabajo en la moto y resultados satisfactorios
Y los resultados han estado a la altura del trabajo desarrollado por estos ingenieros en formación, sobre todo en el caso de la Universidad de Málaga, cuyo equipo, el UMA Racing Team resultó ganador en la categoría de las motos eléctricas.
Sin embargo, lo más importante no fue la tabla de clasificación, explicaron los participantes, sino tomar parte en un proyecto que, para muchos, ha significado un punto de inflexión en su carrera universitaria, incluso en su vida.
“Moto Student me ha cambiado la vida”
“Moto Student me ha cambiado la vida”, declaró a esta revista José Honrubia, jefe del UPS-UJA Team, que representó a la Universidad de Jaén, participante en la categoría de motos eléctricas.
Para este estudiante de Ingeniería Eléctrica, Moto Student le ha valido para ver aplicaciones de sus conocimientos que no conocía hasta ahora, y cómo la profesión de ingeniero eléctrico va mucho más allá de las instalaciones en grandes espacios. El impacto que ha tenido Moto Student en su carrera ha sido tal que incluso está planteándose cursar un máster con el que adquirir una formación más especializada en su campo de la ingeniería.
José Honrubia se encargó de la jefatura del equipo porque era el integrante que disponía de más tiempo libre, ya que cuando empezó en el proyecto solamente estaba pendiente de realizar el trabajo fin de grado.
Su papel consistió en la coordinación de los departamentos de producción, diseño y eléctrico creados para repartirse el trabajo entre los 18 estudiantes que han llegado hasta el final de esta carrera.
Una competición muy exigente
En Jaén empezaron a trabajar en la moto 35 estudiantes, sin embargo, la dureza del trabajo y la dedicación exigida para presentar una moto digna hizo que más de la mitad se quedaran por el camino.
Algo similar ocurrió en todos los equipos del área Sureste, que vieron cómo la carga de trabajo que implica participar en Moto Student les superaba en algunos momentos. Pero la cooperación entre todos los integrantes del equipo y el buen ambiente reinante sirvió para olvidarse de las dificultades y trabajar duro en el diseño y construcción de la mejor moto posible.
Trabajo Fin de Grado sobre lo realizado en Moto Student
Juan Carlos Artacho, del UMA Racing Team, de la Universidad de Málaga, remarca la importancia que Moto Student ha tenido en su formación. Reconoce que esta competición le ha permitido tener una “visión general” de lo que se encontrará cuando comience a trabajar. Y considera que ha sido un entrenamiento de alto nivel, con el que tanto él como los 25 integrantes del equipo han salido más que satisfechos.
“El esfuerzo ha merecido la pena”, dijo, y no solamente por haber ganado, sino por los vínculos que se han creado entre ellos y todo lo que han aprendido en esta competición.
Además, curiosamente, el trabajo realizado de cara a Moto Student ha tenido su reflejo en la parte académica, ya que la práctica totalidad de los miembros del equipo, todos ellos de la Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Málaga, han realizado su trabajo fin de grado sobre los aspectos trabajados en el diseño y construcción de la moto.
El mejor master de ingeniería posible
Este trabajo los capacita para trabajar prácticamente donde quieran. Porque han sido ellos mismos los que han fabricado la moto y apenas han recurrido a piezas comerciales. Si acaso, suspensiones y componentes de mayor envergadura que no merecía la pena ponerse a fabricar, como por ejemplo, las suspensiones. Pero aún así no los han montado tal cual.
En el caso de las suspensiones han modificado su comportamiento e incluso las han modificado añadiendo opciones que no traen de fábrica, como hizo el equipo de la Universidad de Málaga, al equiparlas con un sistema de regulación a medida, y que supone una innovación destacada de la que bien podría tomar nota el fabricante de horquillas elegido.
Diseño del chasis, la base para el éxito de todo el proyecto
El trabajo ingenieril más importante ha sido el del diseño del chasis. El conjunto de chasis, subchasis y basculante determinan el comportamiento de la moto, y hacen que ésta ofrezca una conducción sencilla, para que el piloto pueda sacar todo el partido a la máquina. Ahí han estado muchos de los calentamientos de cabeza y también la mayor parte de los aciertos o errores.
Por ejemplo, el equipo de la Universidad de Jaén hizo una moto “pequeña”, según explicó José Honrubia. Después de tenerla acabada y de probarla en el circuito se dieron cuenta de que una moto un poco más larga de ejes habría tenido un comportamiento mejor. Sin embargo, está muy contento con el resultado final, a pesar de que la clasificación no estuvo a la altura de lo esperado. Y tiró de ‘orgullo ingeniero’ al comentar que fue un fallo de concepto y no de cálculo.
Además, la Universidad de Jaén tuvo muy mala suerte con los pilotos. En un principio, la idea era contar con el piloto que corrió con ellos en la pasada edición. Sin embargo, no fue posible debido a sus compromisos laborales. Contactaron con otro que se echó atrás a pocas semanas de la prueba. Así que no tuvieron más remedio que presentarse en Motorland sin piloto. Por suerte, la organización de la prueba medió para que uno de la zona se pusiera a los mandos de su moto eléctrica, sin embargo no acabó de adaptarse a ella, ya que él estaba acostumbrado a competir con motos de gasolina.
UMA Racing Team: un trabajo perfecto
Quienes realizaron un trabajo casi perfecto en la categoría de motos eléctricas fue el equipo de la Universidad de Málaga, que logró imponerse en las pruebas dinámicas, con la moto en movimiento, y quedaron segundos en los aspectos de diseño.
El punto fuerte de la moto malagueña, en opinión de Juan Carlos Artacho, fue el trabajo realizado con la refrigeración del motor. Gracias a la configuración de la electrónica y de la dosificación de la energía, el equipo de la Universidad de Málaga consiguió sacarle 45 kw de potencia a su moto. Lo que ocurre es que ésta baja a tan solo 25 cuando el motor se calienta, algo que ocurre con mucha facilidad. De ahí que la labor realizada en esta parte de la moto les permitió ir por delante en todas las pruebas dinámicas y alcanzó una velocidad punta de 190 km/h, algo impresionante para una moto eléctrica.
Motos eléctricas con un gran futuro
Estas motos tienen un gran futuro por delante, piensa José Honrubia, y se ajustan a las mil maravillas al mundo de la competición. Una característica fundamental que las diferencia de las de gasolina es la entrega de potencia.
Las motos con motor de combustión tienen una curva de potencia que dibuja una especie de campana. Sin embargo, la entrega de potencia en una moto eléctrica es lineal, es decir, que lo da todo desde el primer golpe de gas. Y todo apunta a que en unos años se puedan ver campeonatos internacionales para este tipo de motos, porque además, a nivel comercial, también representan el futuro, sobre todo, para movilidad urbana.
Politécnica de Cartagena, con moto de gasolina
Pedro López, del equipo de la Universidad Politécnica de Cartagena, participante en la categoría de motos de gasolina, se mostró muy contento por ser protagonista en Moto Student. Reconoce que esta competición es una escuela que aporta mucho a los estudiantes de ingeniería, que tienen que organizarse como si fueran una empresa.
Su universidad ha participado en las cinco ediciones de la competición, siempre con moto de gasolina, lo que ha supuesto un plus para los trabajos de preparación de la moto. Además, contaron con el apoyo de varias empresas de su entorno para la fabricación de las piezas más delicadas, como el chasis, cuya mecanización requería una maquinaria especializada, capaz de dar la resistencia necesaria a esta pieza fundamental de la moto, sometida a fuerzas de todo tipo cuando está en movimiento.
Problemas con la moto por falta de pruebas
La Politécnica de Cartagena no tuvo suerte en esta edición. A pesar del trabajo realizado, se tuvieron que retirar de la prueba debido a problemas de diversa índole, que Pedro López achaca a la falta de tiempo para probar la moto y ver todos los fallos.
Es cierto que realizaron pruebas en el Circuito de Cartagena, pero resultaron insuficientes para descubrir las ‘vías de agua’ que presentó su moto en Alcañiz.
Falló el motor, que gripó en los entrenamientos del día antes de la carrera. Pero fue una avería que pudieron solventar con la ayuda de un equipo de Barcelona. Lo que no pudieron arreglar fue lo ocurrido en carrera. Se les rompió el soporte donde va la corona de la transmisión, en la rueda trasera, y la cadena segó el basculante.
Después de esa avería quedaron fuera de la carrera, aunque con un buen sabor de boca, ya que son conscientes del trabajo realizado, del chasis tan potente que diseñaron y de las capacidades de una moto que, con un motor algo más fiable que el Ktm aportado por la organización podría haber llegado muy lejos.
Universidad Miguel Hernández en categoría eléctrica y de gasolina
La Universidad Miguel Hernández de Elche tiró la casa por la ventana y presentó dos motos: una eléctrica y otra de gasolina. El chasis de la moto de gasolina se ha reciclado de la moto anterior, fabricado en aluminio, es modular y se divide en 5 piezas de distinto material, con lo que se consigue una elasticidad o una rigidez diferente.
Los estudiantes de la UMH evitaron la soldadura de las piezas con el empleo de unos tornillos especiales, llamados tgm, para que las partes no se deformen y, así, conseguir un chasis de medidas perfectas.
El chasis de la moto eléctrica es de tipo espina, fabricado en aluminio, y el cajón de baterías está fabricado en nylon y fibra de carbono mediante impresión 3D, un material nuevo que nadie ha usado antes en el mundo. El basculante de ambas, también de aluminio, está formado por tres piezas.
El sabor de la competición está todavía fresco y equipos como el de la Politécnica de Cartagena está estudiando embarcarse en la organización de una copa o carrera de universidades, en la que se utilicen los prototipos desarrollados para Moto Student, porque es una pena que tras la competición de Motorland queden como piezas de exposición en los diferentes campus.
Moto Student ha cumplido con su misión. Sin duda, los integrantes de todos los equipos han aprendido a funcionar de manera autónoma, a tirar de ingenio para solucionar problemas de todo tipo y han añadido a su currículo una experiencia cada vez más valorada.