Un estudio de la UNED analiza las preferencias de aprendizaje de estudiantes de entre 11 y 15 años, y descubre que las chicas prefieren un modelo de aprendizaje más reflexivo, piensan antes de actuar; mientras que ellos, son más de acción con un modelo más colaborativo.
¿Qué modelos de aprendizaje eligen los adolescentes españoles?
En los estudios del campo de la educación se han definido varios modelos de aprendizaje, que cada estudiante elige en función de sus preferencias, de su experiencia y, por qué no decirlo, también según los resultados obtenidos. Y aunque ninguno en ninguno de ellos se da un modelo totalmente puro y estanco del resto, sí que se puede hablar de que hay formas de aprendizaje más intuitivas, otras más sensitivas; algunas de carácter visual y otras en las que predomina lo verbal frente a las imágenes.
También se pueden diferenciar por la forma en la que se recibe y procesa la información, que puede ser secuenciada, es decir paso a paso; o de manera más global. Incluso, si se atiende al procesamiento de los contenidos, se encuentran un modelo más reflexivo, en el que el alumnado se para a pensar antes de pasar a la acción; y otro más de acción, en el que conforme se recibe la información se actúa, no tanto de un modo impulsivo, sin más bien de forma extrovertida, colaborativa, compartiendo la información.
¿Qué modelo de aprendizaje es el que más se da en la escuela española?
Pues a esta pregunta la ha tratado de responder un grupo de investigadores de la UNED, la UNIR y la Universidad de Salamanca, que han firmado el estudio ‘Preferencias de estilos de aprendizaje en estudiantes españoles de entre 11 y 15 años’, publicado en la Revista de Investigación Educativa.
Esta investigación es una comparación de las preferencias de aprendizaje entre chicos y chicas de esa franja de edad, en la que se han encontrado diferencias sustanciales en su manera de aprender.
Como ha explicado a esta revista la investigadora de la UNED, Paola Perochena, una de las conclusiones más llamativas de las obtenidas en el estudio es que los chicos tienen un estilo más activo y para aprender necesitan practicar una actividad; mientras que ellas son más reflexivas, y para procesar la información necesitan tiempo para pensar y comparar.
El estudio, que no entra en explicar el porqué esta preferencia de unos y otras, se ha realizado con un método ideado en un principio para estudiantes universitarios y creado en inglés. Este equipo de investigación se ha encargado de adaptarlo a la capacidad de estudiantes de 11 a 15 años, lo han traducido al español y lo han validado de una forma innovadora, que ha permitido obtener una “radiografía del momento del estudio” muy interesante.
Y en esa idea, en la que se trata de una imagen de un momento concreto hace hincapié Paola Perochena, ya que se ha comprobado en otras investigaciones que los estilos de aprendizaje van cambiando a lo largo de la vida, en la medida en que “están influidos por la experiencia”.
Los modelos de aprendizaje varían en función del género y del lugar de residencia
La hipótesis de partida era que los estudiantes de entre 11 y 15 años tienen preferencias de aprendizaje distintas dependiendo de si son hombres o mujeres, viven en zonas rurales o urbanas o de la titularidad del centro donde estudien y el curso escolar.
Los estilos de aprendizaje constituyen las preferencias de una persona para recibir, recopilar, procesar e interpretar información. Según explica la investigadora de la UNED, los perfiles predominantes de estilos de aprendizaje en el alumnado español de entre 11 y 15 años son los estilos activo, sensitivo, visual y secuencial.
Cuál es el modelo de aprendizaje mayoritario en chicos y chicas
“El canal preferido y mayoritario es el visual (estilo visual) frente al verbal (estilo verbal), por lo que el aprendizaje apoyado en imágenes, colores, formas, esquemas, gráficos y demás estímulos visuales podría usarse más y mejor en las aulas como herramienta de mejora e innovación en Educación Secundaria Obligatoria”, afirma.
Las diferencias significativas en los estilos de aprendizaje entre chicos y chicas que ha encontrado el estudio están marcadas por una tendencia de ellos al estilo activo respecto a ellas.
“Por tanto, para ellas procesar la información supone reflexionar antes; mientras que para ellos sería más importante practicar o llevar a cabo directamente alguna actividad”, se explica en esta investigación.
Qué importancia tiene conocer las preferencias en educación
“Saber que hombres y mujeres aprenden distinto es importante para el diseño curricular, pues permitiría al docente combinar distintos elementos metodológicos (técnicas y estrategias didácticas, agrupamientos, recursos…) para conseguir una educación más personalizada, teniendo en cuenta los diferentes estilos de aprendizaje. Por ejemplo, el aprendizaje cooperativo/colaborativo, la resolución de problemas, la experimentación, etc. encajarían con el estilo activo, ya que está caracterizado por la preferencia para trabajar de forma práctica y en grupos; mientras que el estilo reflexivo tiende inicialmente hacia el trabajo individual por lo que actividades de reflexión, de análisis de datos, de formulación de hipótesis, lecturas guiadas, etc. serían más apropiadas para este perfil”, explican los autores.
Se trata de una herramienta de mucho valor, que si bien no condiciona el sistema educativo en su totalidad o el propio centro educativo, sí vale para acercarse a modelos docentes más personalizados, en los que los estudiantes puedan sacarle el máximo partido a su experiencia de aprendizaje.
Como explicó a esta revista Paola Perochena, en la investigación también se han detectado diferencias en estilos de aprendizaje de acuerdo al tipo de centro educativo y al curso.
Cuáles son los modelos elegidos en los centros públicos
“Se ha encontrado que quienes estudian en centros públicos tienden a ser más visuales, intuitivos y globales en su aprendizaje que los que estudian en centros concertados. Además, los educandos de zonas urbanas tienen estilos de aprendizaje más sensitivos, verbales y secuenciales. En cursos superiores se tiende a ser más sensitivo y visual, mientras en cursos inferiores se tiende a un aprendizaje más intuitivo y, sobre todo, más verbal”, detallan los profesores.
Para los autores la relevancia de esta investigación radica en que la detección del propio estilo de aprendizaje puede ayudar a ser consciente de cuáles son las preferencias a la hora de aprender.
“También resulta de utilidad para los docentes, que podrán conocer la tipología de estudiantado que tienen, permitiéndoles contextualizar y adaptar los materiales, definir con mayor precisión las técnicas y estrategias metodológicas que mejor se ajusten a la realidad que encuentran en los centros educativos. Todo ello con el fin de diseñar una intervención psicopedagógica adecuada a las diferencias y, por tanto, poder hacer más eficaz y eficiente el proceso formativo”, señalan.
Tras la realización del estudio, el equipo de investigación entregó un informe con el estilo de aprendizaje de cada uno de los estudiantes que participaron en el estudio a los departamentos de Psicopedagogía de los centros.
Interés para encauzar la orientación educativa
“En conversaciones informales, varios centros han confirmado que estos informes han sido de utilidad para la orientación académica del alumnado. También que los docentes han tenido en cuenta los resultados para el diseño de sus planificaciones didácticas. Sin bien es cierto que estas anécdotas no han quedado reflejadas en el artículo, consideramos que se pueden considerar como una evidencia del interés en este tipo de estudios para comunidades educativas en particular y, en consecuencia, suponen un ejemplo de transferencia del conocimiento a la sociedad”.
Por otra parte, para los investigadores esta publicación es una muestra más de lo importante que es la colaboración institucional. “Por una parte, entre la universidad y la escuela, dado que los centros educativos nos han abierto las puertas y, por otra, de la colaboración entre universidades públicas y privadas presenciales y a distancia, dado que investigadores de la Universidad Internacional de la Rioja junto a uno de la Universidad de Salamanca y otra de la Universidad Nacional de Educación a Distancia hemos unido fuerzas para conseguir un objetivo común”, subrayan los especialistas que firman el estudio.