Hace menos de una semana que quedó extinguido el incendio que afectó a más de tres mil hectáceras de matorral y pinares en la Sierra de Gádor y la Consejería de Medio Ambiente trabaja ya en la redacción de un plan de restauración integral del entorno.
Según el protocolo establecido por la Junta de Andalucía para grandes incendios (mayor de 500 hectáreas), tras la extinción del fuego, los técnicos deben valorar si existe necesidad de declarar la emergencia de algunas actuaciones por existir un riesgo grave e inminente para personas, bienes o infraestructuras. Tras un análisis de la cartografía generada de la zona afectada y teniendo en consideración la información remitida por la Delegación Territorial de Almería, no se dan circunstancias de riesgo para la población o instalaciones que pudieran justificar la declaración de emergencia de las obra de restauración, gracias, entre otras cuestiones, a la rápida labor de los operativos del Infoca desplegados en la zona.
Por este motivo, la Consejería realiza ya los primeros avances de lo que será el Plan de Restauración Integral de las zonas afectadas. Este plan deberá incluir todas las actuaciones necesarias que permitan revertir la situación generada tras el incendio. Su elaboración completa puede tardar semanas, dada la superficie recorrida y la necesidad de determinar los grados de afectación de la vegetación. Una vez que se disponga de una relación valorada de todas las actuaciones, se procederá a su aprobación y su encomienda, de la que se encargará la Agencia de Medio Ambiente y Agua.
Eliminación de masa forestal calcinada
En concreto, una primera etapa, el plan consistirá en la eliminación de la masa forestal calcinada por el fuego. La afección es desigual a lo largo del territorio afectado. En algunos rodales, dada la velocidad de avance del frente de llamas y la topografía del terreno, la vegetación herbácea y de matorral se ha consumido completamente, mientras que el pinar se ha visto parcialmente afectado (ramas más bajas). En este caso se propondrá que sea la regeneración natural la que actúe.
En otros rodales, por el contrario, si hay afectación completa de la vegetación arbolada, se procederá a su corta y eliminación para evitar posibles riesgos de plaga, entre otras cuestiones.
Posteriormente, se iniciarán las actuaciones de corrección hidrológica de cursos de agua con signos aparentes de erosión. Se construirán diques y albarradas de material que pueden ser reforzadas por fustes de madera procedentes de los árboles quemados, colocados transversalmente y anclados al terreno mediante excavación. También se realizarán labores de mejora de la flora catalogada (cerramientos de protección y regeneración) y de recuperación de las poblaciones de fauna silvestre y cinegética mediante la instalación de puntos de agua y otras medidas específicas para favorecer su retorno a sus lugares propios de distribución.
Por último, y una vez que se acometan las labores anteriores, se evaluará la necesidad de acudir a la reforestación de las zonas calcinadas. Las especies afectadas tienen una alta capacidad de rebrote, debido a que la mayor parte del espacio dañado es superficie de espartal y de regeneración mediante semilla (pinar de pino carrasco), por lo que es necesario esperar a conocer su evolución natural.