El poeta nicaragüense ha abierto el segundo ‘Mayo Poético’ que organiza la Universidad de Almería. Recitales poéticos que se prolongarán hasta el viernes y que tienen como fin reflexionar sobre nuestro tiempo a través de la palabra esencial que decía Antonio Machado, como hoy señalaba el Rector de la UAL, Pedro Molina. “La palabra nos hace libres, iguales, dignos y hasta nos puede hacer justos. Y la poesía es la elaboración humana en que de forma espontánea y también reflexiva, más se hace presente el cuidado e interés por las palabras. Es la palabra que a veces buscamos y no encontramos para definir un sentimiento profundo”, afirmaba Molina en su presentación.
La poesía de Ernesto Cardenal también es indefinible: rompe límites y convenciones, entremezcla lírica con épica y drama, disuelve los espacios de la prosa y del verso y los integra continuamente en una arquitectura, la de sus poemas, que suele desquiciar los ritmos, los espacios, las concatenaciones. Su poesía deviene más que revelación, en documento. Proteger al pueblo con la palabra, que es el arma única de que puede disponer con libertad el poeta.
La suya es, sin duda, una poesía con un explícito y contundente sentido político-moral, no para adoctrinamiento ni para educación o evangelización de conversos, y mucho menos para anatema de ateos y agnósticos. Alguna vez aseveró Don Ernesto Cardenal que también los ateos se salvarán.
Sus libros y sus palabras son el compendio de una vida intensa y fructífera. Educado con los Jesuitas y en universidades internacionales, los pilares de su azarosa vida de adulto fueron y son la literatura, la religión, la política y el amor. Poeta y revolucionario con el Frente Sandinista, Ministro de Cultura, monje trapense e impulsor de la Teoría de la Liberación en América Latina, sus actividades políticas tuvieron como consecuencia que el Papa Juan Pablo II le desposeyera de su condición de sacerdote. Hoy, a sus 85 años, conserva la energía y la lucidez de su juventud y sigue postulando sus ideales de siempre.