El sol de la infancia, la felicidad y las risas lo iluminaban todo. Las fotografías recogen momentos que a todos nos resultaran familiares, niños con el tirachinas en las manos o cogiendo un nido. Niños jugando con zancos de lata, corriendo en sus patinetes, jugando a la gallineta ciega. El mundo de las niñas en las tareas de la casa, cosiendo en sus bastidores y bolillos, barriendo o planchando, rezando a los pies de la cama. La escuela, como tierra de la infancia, cavas, antiguos pupitres, mapas, la regla del maestro nos acompañan los recuerdos.
La sensibilidad de nuestra mirada nos hará sentir el escalofrío del tiempo. El paraíso perdido. El conocimiento de nuestras pequeñas historias personales. Como complemento a la exposición fotográfica, en cinco vitrinas se muestra material y objetos escolares antiguos que forman parte de la colección de Antonio Javier Berenguer.