El concierto fue de menos a más y eso que comenzó con los acordes del tema Hasta el final, que forma parte de su último trabajo discográfico La hora de los gigantes. En este concierto donde el artista está tan cerca de sus seguidores brilló con luz propia el guitarrista Nico Nieto que demostró su maestría con las cuerdas. Solos los dos sobre el escenario, sin artificios ni grandes alardes, lo que lejos de ser una propuesta sencilla, es una práctica de alto riesgo para un artista.
Malla lleva años sobre los escenarios y cuando se enfrenta al público ya sabe en cada momento por donde tiene que ir. Cuando mira a la sala sus fieles seguidores se rinden a los encantos que destila tras su guitarra acústica, y una voz que ha mejorado notablemente con el paso de los años. El público, la mayoría fans, se mostró alucinada por los cambios que se han ido produciendo en la música que ofrece Malla. El artista tiene las palabras justas en cada momento para ponerlos en pie.
Poco a poco, en la primera parte del concierto, se fueron asomando por riguroso orden los cortes que componen este último disco, donde She’s my baby hace que el ambiente se anime, aparece El sombrero del disco llamado Sueños, para llegar a un tema delicado y personal como es Berlín.
Tras tocar Despierto, llegó la hora de Saca la lengua para bailar, Hace tiempo, ¿Qué será de nosotros? de ese primer Soy un astronauta más, El final, y Cuídate, para hacer un gran bis.
Mi casa, un tema menos conocido de los Ronaldos, Mentiras y La hora de los gigantes, pusieron el punto final a una noche mágica, donde a pesar de ser un concierto roquero, el público disfrutó con los cambios de registro de Coque Malla.