El prestigioso divulgador científico Manuel Toharia (que se hizo muy popular en nuestro país en la década de los 80 como el ‘Hombre del Tiempo’), ha impartido hoy una conferencia en el Auditorio de la Universidad de Almería titulada ‘Sin Ciencia no hay cultura’.
Según ha dicho Toharia, hoy en día todos convivimos con la ciencia, está nos aporta comodidades que hace unos años parecían imposibles. Eso no significa que la sociedad sepa ciencia, sino que la utiliza. Esto da pie a temores debido a desconocimiento o a escuchar a personas que critican sin ser objetivas. Por ejemplo, las antenas de telefonía móvil, todo el mundo “sabe” que producen enfermedades y son malas, pero objetivamente no se ha encontrado ninguna evidencia de que sean perjudiciales en ningún sentido.
Lo correcto sería que se educara a la sociedad, que se incentive el aprender el fundamento de cómo funcionan las cosas. Durante la etapa escolar nos enseñan muchas cosas pero, una vez terminada… la ciencia sigue avanzando y deben articularse medios para que la gente siga aprendiendo, que se despierte su curiosidad, su espíritu crítico. Esta tarea recae, principalmente, sobre el periodismo científico y sobre museos interactivos de ciencia como, por ejemplo, el Museo de las Ciencias “Príncipe Felipe” en Valencia ó el Museu de la Ciencia de Barcelona.
Este tipo de museos prolifera cada vez más debido a la gran acogida del público en general. Además, suelen estar ubicados en edificios que ya, por si mismos, son impresionantes arquitectónicamente, lo que los hace más atractivos aún.
Hay que acercar la ciencia a la gente de forma que sea entretenida, sorprendente, explorando por sí mismos. Los museos tradicionales, donde se expone una serie de hechos que ocurrieron a lo largo de la historia, son también importantes porque hay que ser conscientes de nuestro pasado pero no deben ser los únicos, señalaba Toharia, que también decía que “difundir la ciencia no es sencillo, se tiende a hablar con un lenguaje complejo y con términos muy especializados que a la gente corriente le aburre porque no los entienden. Ahí radica el mayor problema, explicar la ciencia con un lenguaje sencillo al alcance de todos”. “Este concepto no es nuevo, Galileo Galilei el 16 de junio de 1612, refiriéndose a su nueva publicación sobre las manchas solares, informa a su amigo Paolo Gualdo: “Io l’ho scritta volgare perché ho bisogno che ogni persona la possi leggere”, es decir “La he escrito en idioma vulgar porque he querido que toda persona pueda leerla”. El libro saldría a la calle en italiano y no en latín como era hasta entonces habitual para las publicaciones de ciencias”, decía.
